Capítulo 2. 1995, Novedad

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Comienza un año especial para la familia. Un año lleno de novedades, aunque no hay nada que destacar, todo transcurre con ilusión y normalidad como en otra familia cualquiera. Soy la novedad, la ilusión.

Mi abuela disfruta conmigo, sabemos que el amor de nuestros abuelos y abuelas es tan puro, intenso y sincero como el de nuestros propios padres y madres. Disfruta a pesar de los cabezazos que le doy haciendo ver que le voy a dar un beso. ¿Cruel? No talvez, si tenemos en cuenta la inocencia de un niño aunque, finalmente entrego el beso.

¡Qué limpio esta el suelo!, y, ¡qué sucio mi culo! Pues, me he dedicado cada día a arrastrar mi culo por el suelo para desplazarme.

Soy la alegría de la casa, caminando con los zapatos de mi padre al revés con las puntas hacia atrás y los dedos de mis pies donde van los talones. ¡Pero qué niño más zafio!

No acaba aquí la cosa, tras golpear a besos a mi abuela, limpiar el suelo de la casa, reír con los anuncios de bebés llorando, vestir como el payaso de McDonald's, llegan las campanadas de fin de año. Acaba el año 1995, y está claro que después de un año de novedades y divertidos descubrimientos tengo que acabarlo de una forma también "nueva". Nueva para mi familia.

Ahí van mis primeras uvas, cuidado.

Primera campanada, todos comen menos yo. ¿A dónde va la uva? Al suelo.

Segunda campanada, todos comen, claro, normal... Yo, al suelo, esta vez más lejos.

Tercera campanada, todos comen, mi padre me agarra, pero no llegó a tiempo, uva al suelo.

Así hasta las doce, pero no acaba aquí la cosa. Me baja mi padre de la trona y me explica que hay que recoger las uvas del suelo, que no se tiran. ¿Qué hago ahora? Pisotón, uvas chafadas.

Quien se iba a imaginar que un niño que hace 6 meses pasaba hambre ahora tira la comida, qué cosas tiene la vida.

Nos vemos en el tercer capítulo.

LA MEJOR VERSIÓN DE MÍWhere stories live. Discover now