Décima Octava Carta

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Después de tres meses solo para nosotros dos, en la empresa, mi padre traslado tu puesto y te convertiste en mi secretaria, y luego envió a Nathalie a trabajar allí, ahora pasábamos más tiempo juntos.

Un año después, te pusiste mal, el día en que fuiste al hospital a hacerte unos exámenes, quise acompañarte, pero no quisiste porque ese mismo día tenía una reunión con los gerentes de otras empresas, de tanto insistir acepté, pero llame a Alya y le pedí que te acompañara.

Durante la reunión, no paraba de pensar en ti, si tú salud estaba mal.

Después de que saliste del hospital, me llamaste diciendo que cuando llegara a casa, me contarías lo que te pasaba. Yo solo quise dejar todo e ir a verte, pero mi padre no me lo permitió.

Cuando terminé mi jornada, fui rápidamente a casa, sólo quería asegurarme de que estuvieras bien.

Cuando llegué, encontré un hermoso camino de velas y tú estabas al final de este, tenías puesto un precioso vestido negro que hacia resaltar tus curvas y tú peinado consistía en una coleta alta.

Tenías un regalo entre tus manos y caminante lentamente hacia mí, me tendiste la caja y la abrí deprisa.

En este había unos pequeños zapatos de lana, al principio me confundí, pero luego entendí lo que estaba pasando. Las lágrimas salieron de mis ojos y dejé caer la caja para poder abrazarte, aún con los zapatos en la mano.

Al separarme, atrapé tus labios con los míos, las lágrimas cayeron por mis mejillas y se mezclaron con el beso.

Esa noche, te hice el amor.

Al fin tendríamos una familia.

✓Cartas para mi ex esposa [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora