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Parte cuatro de cinco.

Kurapika había obedecido al médico, se quitó el tabardo, y el traje de combate que tenía abajo, dejando expuesta su espalda. Tenía su ropa presionada sobre su pecho, y su mirada hacia abajo.

—¿Y bien? ¿Encontraste algo?— preguntó, a lo que Leorio se llevó una mano al mentón.

—uh, no. ¿La parte de adelante quieres revisarla tú, o la reviso yo?

Kurapika frunció el ceño, y se quitó la ropa del pecho.

—¿Ahora sí encontraste algo?— alzó su barbilla, sintiendo como el médico examinaba su plano abdomen. Al notar el silencio del moreno, supuso que no.

—¡Leorio!— llamó Killua desde la habitación de al lado.

Killua decidió revisar a Gon él mismo; no quería dejar a Leorio con él, solos en una habitación, y Gon siendo una chica.

Kurapika y Leorio salieron corriendo hacia Killua.

—¡P-ponte algo de ropa, idioota, ahora eres una chica!— tartamudeó el albino al ver el torso desnudo del rubio.

—¡Sigo siendo un chico!

—cuando no tengas esos.— Leorio apuntó a su pecho—. Nos lo vienes a decir, pero ese no es el caso. ¿Encontraste algo, Killua?

Kurapika le dirigió una mirada amenazante, y salió de la habitación.

—algo así. Mira.— señaló con su dedo índice la espalda de Gon, dónde había un tipo de código.

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—hechizo de las doce en punto. Código binario.— dedujo Kurapika, al ver el código en la espalda de Gon.

—¿Qué es eso?— preguntó Gon.

—es un tipo de código que usan las personas en internet, pero, es raro verlo en humanos. ¿Será su método de comunicación?— respondo Leorio, con notable intriga en su voz.

—eso, o se quedó corto de ideas. — Killua puso una cara felina, mientras se dirigía a la puerta de la habitación.

—¿Y qué harás? Esta situación es más cliché de lo que esperaba. — habló Leorio, mientras miraba detenidamente al chico (o chica) que tenía enfrente.

Kurapika no había cambiado mucho. Sus ojos se veían brillantes, su estatura había disminuido, y su pecho ya no era plano. Sin contar que su voz era suavemente más aguda.

Gon, por el contrario, sí había cambiado. A pesar de que su estatura seguía siendo la misma, sus rasgos eran mucho más finos, y el cabello de punta que tenía, se había venido abajo, dejándole un cabello liso, y negro con puntas verdes, al igual que Kurapika, su voz se había vuelto aguda y chillante.

—esperaré, claramente. Sí Gon no vuelve a la normalidad después de la medianoche, saldré y mataré al culpable.— amenazó, mientras salía de la habitación.

—creo que se olvidó de tí.— le susurró Leorio al rubio, quién puso una cara de indignación.

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D͢r͢a͢b͢b͢l͢e͢s͢ ͢d͢e͢ ͢H͢u͢n͢t͢e͢r͢ ͢x͢ ͢H͢u͢n͢t͢e͢r͢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora