Capítulo:10

19.4K 1.8K 931
                                    

La cena de YoonGi y Jimin estuvo increíble, al igual que todas esas veces en las que han salido. El menor no podía estar mas encantado de ello. Desde el momento en que YoonGi lo fue a traer a su casa hasta cuando lo fue a dejar, no había parado de sentir aquellas maripositas en el estómago sin importar cuantas veces hayan salido ya. YoonGi alteraba su corazón.

—¡Lo quiero en casa antes de las diez, YoonGi!— gritó la madre de Jimin desde la cocina antes de que Jimin cerrase la puerta de la casa.

—No te preocupes por ello. —grita YoonGi. No puede evitar sonreír cuando ve frente a él a su pequeño pelinegro acomodándose el cabello. YoonGi se acerca a él, rodeando sus manos en su cintura.

Jimin hace esas preguntas extrañas que siempre dice. —¿Sabías que un loro puede decir almenos unas 500 palabras?

Pero eso no importa, a YoonGi le encanta así.—No creo que sean tan capaces de hacerlo, los loros de mi abuela solo sabían picar, gritar y comer.

—Pero son muy tiernos. — Jimin hace ese puchero que altera todos los nervios de YoonGi. El mayor baja su vista hacia sus labios y lo ve, oh como deseaba besar esos labios.

—Al diablo los loros. —se ríe y justo en el momento en que el pelinegro quiere hablar, YoonGi lo acerca más a él y lo besa.

Oh, demonios. Los besos de YoonGi saben como debilitar el cuerpo de Jimin. Esos momentos eran los mejores, cuando salían juntos, sin preocupaciones de nada ni nadie, solo ellos dos.

El beso se termina y YoonGi aún no puede calmar los rápidos latidos de su corazón. Si Jimin tuviese la idea de cuanto lo amaba...

El mayor lleva al menor a ese restaurante que tanto amaba. Donde pides una reservación y en vez de darte una mesa, te llevan al jardín y te escogen un lugar para que puedas comer. Haces tu pedido y es como si estuvieses en un picnic. Jimin amaba ir allí, no solo porque era un lugar muy hermoso y distinto al resto de restaurantes, sino porque era pintoresco y al ver las estrellas adornar aquel cielo, lo hace sentirse cómodo, y mas si tiene a YoonGi con él.

YoonGi se sienta primero en aquella manta roja acompañada de varias velas aromáticas. Están arriba de la colina, donde pueden ver al resto de parejas y familias también. Cuando Jimin está por sentarse a su lado, YoonGi jala su mano y lo hace sentarse entre sus piernas. Jimin suelta una risita y se recuesta en el pecho del mayor. Este sonríe satisfecho.

Envuelve sus brazos en el cuerpo de el pelinegro apretándolo en un fuerte abrazo de oso mientras da esos juguetones besos en su cuello. A Jimin le dan escalofríos y cosquillas. El menor baja su vista a esas fuertes manos que están sobre su estómago y empieza a jugar con ellas, deleitándose en lo fuertes que pueden ser estas.

YoonGi vuelve a apretar el agarre y Jimin chilla. —Ay mi pancita.

Si las personas muriesen de ternura, el mayor ya habría muerto.

YoonGi mantenía su cuerpo sano y cuidaba sus comidas debido al deporte.

Boxeo no es una cosa en la que digas "puedo comer cuanto quiera" y mas que ahora estaba en el equipo de americano en la universidad.

Pero Jimin... Jimin amaba comer.

Y no era gordo, no, no lo era.

Pero tenía una pequeña pancita apachable que cuando lo abrazabas podía sentirse.

A Jimin no le gustaba, pero YoonGi la amaba.

Le encantaba que al abrazar a su novio pudiera sentir lo esponjoso que era y no a una persona delgadisima sin gracia.

슈짐 Posesivo →y.m [ ̶a̶̶d̶̶a̶̶p̶̶t̶̶a̶̶c̶̶i̶̶ó̶̶n̶ ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora