Capítulo 2

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- No me gusta esta - dije viendo la espantosa camisa que tendía Scott.

- Eres una enana caprichosa - murmuró.

Rodé los ojos y centré mi atención en buscar un vestuario decente para asistir a la fiesta hoy.

Luego del timbre final, Scott y yo fuimos al centro comercial cercano a la escuela a comprar.

Literalmente había mil tiendas y ninguna de ropa que brille con luz negra.

Luego de casi dos horas buscando, conseguimos una tienda de moda, si, de moda.

Scott compró una camisa blanca y unos zapatos del mismo color que prometían ser tan brillantes como un cono de tránsito, mientras que yo opté por un jumper rosado y unos botines blancos que igual que los zapatos de Scott, prometían muchas maravillas.

- No me convence que sea tan corto - gruñe Scott viendo el jumper que estoy pagando - Todo el mundo verá tus piernas y si te mueves mal verán tu trasero. Como tu mejor amigo me niego a que lleves eso puesto el día de hoy - doy un golpe poco compasivo en su brazo, no hay más nada en esta tienda y no seguiré buscando - Además de que es muy abierto entre el pecho y la espalda, verán tus senos.

- Usaré un short debajo del jumper - digo restándole importancia. Me da una mirada poco amistosa - Y un top.

Él sonríe, damos gracias a la mujer de la caja y vamos directo a mi casa, ya que la fiesta es en dos horas y de camino a mi casa son al menos cuarenta y cinco minutos...

- ¿Hablaste con el escuincle? - interrogó encendiendo la radio - Porque si no lo hiciste no puedo hacer nada.

- Bonito, baja los pies del tablero - dije subiendo el volumen. Fancy de Iggy Azalea estaba sonando - No hablé con él, hoy tengo una fiesta y no quiero verlo ahí.

- ¿Por qué no puedo tener los pies ahí? - hace un puchero, pero igual los baja - Bonita... Debes hablar con el imbécil - asiento - Si no lo haces tú, lo haré yo.

Vuelvo a asentir, piso un poco el acelerador y hacemos el resto del camino en silencio.

- ¿Te cambiarás aquí? - pregunto estacionando el auto en el garage - Obviamente lo harás, no dejaré que te vayas a ningún lado.

- Claramente no tengo muchas alternativas - murmuró saliendo a la casa. Parpadeé un par de veces antes de unirme a él - Tendré que cambiarme aquí. ¿Te molesta si uso tú baño? Debo quitarme el olor a madera...

Ambos pasamos directo a mi habitación, ya que no había ningún integrante de la familia Moore a la vista, ni siquiera Thomas, mi hermano mayor.

- Usa el mío, yo pasaré un buen rato en la tina de mi mamá - sugerí tomando una toalla - No tardes tanto, sólo nos queda una hora y media.

Caminé al baño de mis padres sin esperar una respuesta de mi mejor amigo.

El agua caliente hacía contacto con mi piel, relajándome por completo.

El día fue tenso y claramente no iba a mejorar hasta que no me relajara por completo, olvidando a Evan, la tarea que no hice y todo lo que pasó hoy, incluyendo la intensa compra de ropa que no usaré más nunca.

Luego de un rato, decidí que era hora de empezar a arreglarme de verdad. Bueno, más bien un agitado Thomas me hizo salir a la fuerza. Estúpido.

Scott se cambió antes de que yo corriera a encerrarme en mi habitación.

- ¡Tienes una hora! - gritó Thom golpeando mi puerta.

- Entendí, cuando me sacaste a rastras del baño - respondí poniendo mucha crema en mis piernas - Tiinis ini hiri - me burlé mientras continuaba mi rutina diaria.

Tomé el jumper de la bolsa, un top y un short de mi armario. Esta sería la primera vez que iría a una fiesta con una falda... Mi hermano me matará.

Puse poco maquillaje y un gran delineado de gato. Nunca me gustó el maquillaje, mi madre siempre ha intentado que lo use para "ocasiones especiales", pero prefería reservarme un poco y seguir usando delineador negro, rimel y labial para absolutamente todo. Nunca tuve problemas con mi cara y no lo haría por un capricho como el maquillaje.

Tomé un bolso pequeño y guardé mi identificación, dinero y mi teléfono ahí, también guardé un porro que sería consumido más adelante.

- Llegó por quien lloraban - grité - Hola Brett - solté un suspiro al ver al grandulón- Hoy estás guapo, ¿qué te tomaste?.

- Hola Nat. Hoy me tomé un batido de fresa - dijo pensativo y se acercó a darme un beso en la frente - Espero verte más seguido, estás muy hermosa hoy.

Oí un suspiro por parte de mi hermano, o a lo mejor fui yo.

- Iré a despedirme de Jason...

- Él no está - mi papá hizo una gran aparición por la puerta del comedor - Pero yo sí.

- ¡Papi! - me abalancé sobre el hombre y llené su cara de besos - ¿Cómo estuvo tu viaje?.

- Muy bien renacuajo, los extrañé demasiado - Thomas se acercó a nosotros y nos abrazó a ambos - Ahora, fuera de aquí. Vayan a esa fiesta - lo miré con una interrogante - Nunca te adornas tanto para salir, menos a esta hora.

- Adiós papi - grité tomando de la mano a Scott y corriendo al garage - ¿Tienes las llaves?.

- Siempre tengo las llaves - agitó los pedazos de metal en mi cara. En MI cara - Lo siento.

Vi como mi hermano y su mejor amigo se subían a la parte de atrás del auto.

- ¿Tendré un conductor designado? - cuestioné antes de sacar el auto del garage, Brett subió su brazo - Genial, nos vamos nenes.

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Wow.

Cuando mi hermano dijo almacén, se refería a un verdadero almacén, gigante.

Con muchas luces de colores asomándose por las ventanas, y olor a cigarro proveniente de todos lados.

- Amo este lugar - abracé a mi hermano - Te amo a ti hermanito - vi a mi mejor amigo - Y te amo a ti.

- ¿Y a mi? - preguntó Brett deteniéndose. La sangre subió a mis mejillas y él lo notó - Linda.

Mi hermano le dió un golpe en la nuca.

- Lo siento Brett, ya lo hablamos.

¿Ya lo hablaron?

El guardia de la entrada parecía un gran tornillo con brazos. Le mostré mi identificación y le di el dinero de la entrada.

- Señorita - me detuvo - Debo ver su bolso.

Mierda.

- ¡Oh! Si, claro - reí nerviosa - Aquí está - abrí el bolso con cuidado de que no viera más de lo que debía.

Me dió una mirada cómplice y me dejó pasar. Oh bueno, creo que se dió cuenta.

- ¿Que tienes en el bolso? - Brett me alejó un poco de mis hermanos - No creas que no me di cuenta.

Alcé los hombros y lo aparté. No quería que supiera de mi adicción, sólo Scott lo hacía, sabía las consecuencias si alguien más se enteraba y lo que le seguía no era muy agradable.

- No te importa Brett.

Le sonreí a mi hermano que me veía confuso y le dije que estaría en la barra pidiendo un trago.

- Un mojito - el chico detrás de la estructura se apresuró en darme el pedido - Gracias.

Reconocí la horrible camisa de Thom a lo lejos y me acerqué a él.

- Hola guapos - grité por encima de la música - Los extrañé. Scott ¿viste que si brillan? Ahora, ¿me acompañas afuera?.

- Voy yo - Brett saltó alzando su cerveza.

- No es necesario - le hice señas a Scott, quien ya no estaba ahí - Genial.

Caminé al exterior del almacén con el idiota pisando mis talones.

Iba a ser una noche larga.






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