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Me dejé caer sobre la cama nada más cerré la puerta con pestillo. Intenté prestar atención a lo que realmente importaba e hice una lista mental.

Contar dinero. Tenía que saber exactamente cuánto tenía, pues organizarme hasta encontrar algún trabajo que no llame mucho la atención era primordial.

Hospedaje. Había pagado por tres noches, las suficientes para mantenerme oculto hasta saber cómo llegar a él.

Él.

Gruñí frustrado.

Salté en mi lugar cuando escuché que alguien tocaba la puerta de la habitación. Guardé como pude mis cosas en la mochila, la cual me la puse sobre los hombros en precaución de tener que salir corriendo.

—Jimin, soy yo —me quedé estático cuando escuché una ronca voz al otro lado de la puerta. Con pasos extremadamente sigilosos me acerqué para ver por la mirilla. No puede ser —. Sé que estás ahí, he estado la última hora viendo si has salido. Solo soy yo, tranquilo.

—¿Qué haces aquí? —me alegré cuando mi voz no salió temblorosa como realmente me sentía.

—Solo quiero que hablemos, de alguna manera me siento culpable porque te estás yendo —¿qué demonios? —. Jungkook me dijo que si podía convencerte de regresar y bueno, hago muchas cosas por ese mocoso.

Otra vez, ¿qué demonios?

—¿Por qué querrían que regrese? —pregunté, pude ver la manera en que viraba los ojos al cielo. Si tanto le molesto, que mejor se vaya.

—Mira, tú tienes tus problemas, nosotros también. La razón por la que estés aquí es cosa tuya, pero, si nosotros podemos hacer algo, es ayudar y... —fruncí el ceño —. A ellos les agradas y quieren ayudarte.

¿Podría confiar en ellos? Por Dios, él estaba siguiéndome? ¿Será que no soy sigiloso como creía ser? ¿Qué tal si hubiera sido alguien más quien me encontraba? Joder, tenía que llegar a él lo más pronto posible. Pero él estaba a algunos kilómetros de distancia, llegar ahí no será fácil, necesitaba un maldito auto. Y luego, ¿qué? ¿Estar huyendo por el país? ¿Irnos a Corea del Norte?

—Puedes contarme a qué viniste aquí y tal vez podamos ayudarte o apañártelas solo, se me está agotando la paciencia.

Suspiré pesadamente. ¡Necesitas un auto, idiota! También dinero y ellos tienen ambos. Ellos pueden esconderte porque eso es lo que mejor hacen.

Abrí la puerta —. Espera —una sonrisa ladina apareció en su cara cuando me vio rendido —. ¿Cómo sé que estoy a salvo con ustedes?

La cara de Yoongi se hizo una mueca de confusión —. ¿Alguien te amenazó de muerte?

—Eh... no directamente, pero supongamos que si me encuentran... —se me secó la garganta de solo pensar —. Probablemente la muerte sería una mejor salida.

Sus ojos oscuros me examinaron de pies a cabeza, como si quisiera buscar algún indicio de mentira o algo. Joder, ojalá fuera mentira. Ojalá solo fuera un chico el cual huía de sus estrictos padres. Ojalá Park Jimin no existiera.

—Los chicos no me esperan pronto, ¿quieres contarme? —alcé una ceja —. Bueno, sí, me da curiosidad, pero en mi defensa —me empujó con sus manos hacia el interior de la habitación —. No puedo dejar que un extraño esté en mi casa si no sé la razón.

Yoongi caminó con naturalidad hacia el interior de la pequeña habitación, abrió el mini refrigerador y de él sacó unas botellitas de alcohol. Lo miré mal.

» Tranquilo, pagaré por ellas —dejó billetes sobre el aparato —. Entonces, te escucho —abrí y cerré la boca, él sonrió con los labios cerrados, viéndose impaciente —. O puedes explicarme por qué fuiste mi compañero de pajas, tú eliges.

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⏰ Última actualización: Oct 17, 2019 ⏰

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