Estaba amarilla con café en la noche púrpura, que se sentía como un mantel para las blancas perlas que la complementaban con ternura.
Nos sentábamos en el áspero suelo para observar un copo de nieve en un páramo veraniego
Ilógico ¿No?
¿Está esta sensación diseñada para ser eterna?
¿La olvidaré mañana?
Con tus ojos llamabas a mi mirada, lo sé.
¿Quién es Jesús?
¿Quién es la muerte?
¿Quién es el pájaro que se lleva los recuerdos?
¿Quién osa robar la memoria?
A veces quisiera recordar más cosas, quisiera mucho, tal vez merezca poco, o tal vez todo sea aleatorio y nada de lo que haga el azar cambiará.
Si tuviese un velero navegaría, volaría, me hundiría, y resurgiría.
Hay tesoros que mamá no puede comprar,
Dios es hermoso e incoherente,
Dios me la otorgó y voy desde ella a la eternidad.
Buscando el otro lado voy en ella, que no es sólo una, es un ventanal, es el sol, es la noche, y vuela y cae una vez más.
Es el fantasma, intangible como el pensamiento; es amor, pesadilla y resurgimiento,
y voy en ella hacia la eternidad.
De tenerla en mis brazos no la soportaría, de alejarla la extrañaría
Siempre estaría en mí,
y así, mi amor entendería.
Puedo olvidar y aún la recuerdo,
Puedo despreciar y aún la atesoro,
y aunque todo fuese azar
de mi mente no sufre abandono.
De verdad quisiera volar, pero el dinero solo puede comprarme un boleto de avión, y los aviones solo navegan el cielo de la razón
Gracioso ¿No?
Pero Dios no es lógico ¿Verdad?
Porque ella está volando sobre un cielo de óleo, mientras los animales de esta tierra se aniquilan entre sí, quisiera acompañarla, pero mi ignorancia no me deja ver a través del ventanal
Para mí los campos son solo campos,
el dolor solo es dolor,
si no tengo alas adoro al sol, si las tengo, soy murciélago.
Todos tienen un corazón, pero nadie parece sentir,
quisiera tener uno para sentirlo todo,
y entonces, así, saberlo todo.
Quizás así podría dejar el suelo, para pastar en los jardines de Dios, porque, por más corazón que poseamos, de ser animales nunca dejaremos.
Hay cosas que son difíciles de explicar,
y quizás, aunque corazón tuviésemos y todo lo sientiésemos, no todo lo supiésemos
Y viceversa...
Siento la caricia de un fantasma,
siento el calor del sol,
escucho su voz que me llama;
soy el sol.
No siento más calor,
no siento en mis ojos su mirada,
no soy el sol;
soy un fantasma.
Siento la fúnebre venida de la muerte, pero, soy la muerte.
Estoy en la estación,
soy el cuervo sin dirección,
preparando la ignición,
la cuenta en regresión.
Mis ojos ven al infinito, pero ¿Cómo abarcarlo todo? Al final será solo una ilusión, una imagen de mi imaginación.
Estrella que brilla como diamante,
luz que ilumina un suelo distante; nunca acabes, nunca acabes
Porque, si junto al eter yacieses, perpetuamente lo admiraría, y si algún día te desvanecieses, por siempre te esperaría.
