Predestinados

Capitulo II - Parte I

CAPITULO 2

Al cabo de un mes, ya me había empezado a acostumbrar a aquel lugar totalmente nuevo para mí. De a poco empezaba a hacerse rutinario la cantidad abismante de tarea, actividades, la forma de explicar de los profesores y hasta su forma de realizar las consultas.

Fue de mucho alivio que Ángel me ayudara en muchas cosas, al comienzo había muchas cosas que no entendía, así que él me explico la manera de comprenderlas y diferentes formas de estudiar para poder mantener la concentración en las clases prácticas a pesar del constante ruido.

Comencé a progresar en mis clases de tango y se volvió un hábito quedarme después de clase en el horario milonguero y hacer de su pareja de baile, me había acostumbrado a él y su forma de ser.

Era una persona bastante amable y considerada, luego de irnos siempre me alcanzaba a mi casa, aunque también tenía su mal carácter, en ciertas ocasiones. Mis primeros exámenes fueron en las mismas fechas en que fueron los de él, y para entonces a pesar de que me dijo que le gustaba estudiar solo, me invito a su apartamento y estudio conmigo, ayudándome a ver todos los temas de los exámenes mientras él preparaba sus propias materias.

Él tenía todo el material necesario, en su apartamento tenía todo tipo de libros era lo que más destacaba en aquel lugar de gran tamaño. Su departamento era de tres habitaciones, una cocina comedor, un baño bastante amplio y un pequeño balcón, desde el cual, se podía ver la plaza iluminada por las luces anaranjadas de los faroles, con las cuales se podía distinguir la gran cantidad de árboles que ocupaba toda la manzana.

Nos encontrábamos estudiando en una de las habitaciones que la tenía transformada en una biblioteca, había libros por todos lados y estaban todos rigurosamente ordenados por autor.

En una biblioteca aparte podían verse todas sus carpetas ordenadas por año y materia, de allí me mostro sus trabajos y la práctica que había realizado para sus exámenes y me pidió que realizara las mismas.

Me sorprendió un poco el saber que él estudiaba la misma carrera que yo, aunque me alegro mucho ya que tenía ah alguien que compartía mi mismo sueño.

La mesa se encontraba pegada a la ventana, era bastante grande, de roble y tenía muchos cajones. Las bibliotecas se encontraban amuradas en las paredes y las había de ambos lados, quedando el escritorio en medio con dos sillas, una frente a la otra; y un sofá cama amplio, de color rojizo con varios almohadones, situado en la pared frente a la ventana.

Para cuando me percate, había ido una semana seguida allí, y se tornó costumbre quedarme hasta la madrugada. Cuando acabábamos lo propuesto para ese día me llevaba en su auto hasta mi casa, que para mi sorpresa termine por mudarme de nuevo en el departamento que se encontraba al lado del suyo en aquel gran edificio; que aparte de una gran cantidad de departamentos tenía un estacionamiento.

Mi viejo departamento quedaba a treinta minutos de caminata de la universidad; en cambio el suyo solo quedaba a quince, luego de los primeros exámenes me propuso que me mudara en el lugar que se había liberado al lado del suyo; para que pudiésemos concretar horarios más fácilmente para estudiar.

Al principio me negué, no porque me molestara mudarme, sino porque el dinero que me enviaban mis padres no era suficiente para pagar aquel gran departamento y no les gustaba mucho que me mudase; a tres meses de haber llegado al lugar.

Para mi sorpresa, Ángel también tenía el número de mis padres. Lo tomo de la copia que tenia de mi ficha; hablo con mis padres, le explico quién era y que me ayudaba con mis materias también. No sé de qué manera lo logro, pero dejo encantado a mis padres y les convenció.

Acordó con ellos que él se encargaría del resto del alquiler, ellos solo debían de encargarse de la misma cantidad que pagaban anteriormente; a cambio él podía utilizar una de las habitaciones como su segunda biblioteca, ya que la suya ya no tenía espacio, había comenzado a dejar libros apilados en el suelo y en grandes cantidades apenas y quedaba espacio para caminar allí.