Era otra mañana y Stuart estaba malhumorado.
Ese día no tenía clases con el profesor Niccals, lo que hacía que Stuart se pusiera ansioso y no dejará de molestar a Noodle, preguntándose qué estaría haciendo y con quién estaría.
- Está en la clase 3-C, ya te lo dije. - Repitió su amiga, cansada de intentar que Stuart se mantuviera calmado.
- ¿Y si está con otro estudiante? - Interrogó con un apise de terror en su voz.
- Claro que lo está. - Stuart se sorprendió ante la respuesta. - Con más de una docena de ellos, es profesor.
Stuart suspiró aliviado y dió por terminada la conversación, puesto que el receso había terminado.
El resto del horario escolar se la pasó en silencio, había decidido que mejor mantuviera su cabeza fantaseando con Murdoc que preguntándose por él, ya sabía que Noodle estaba cansada de sus interrogantes, además de que a ella si le importaba las materias y la información recibida de ellas.
Los dos eran muy diferentes, Noodle era bastante aplicada, perspicaz e inteligente, mientras que Stuart era tan solo un cuerpo caminante con la cabeza ocupada en cualquier otra cosa que no tuviera nada que ver con la escuela.
Posiblemente esa era la razón por la que se llevaban tan bien, Stuart podía tomar confianza rápidamente, sin ver la maldad del otro y por eso Noodle siempre estaba ahí para proteger su integridad.
Los dos se complementaban, Noodle mantenía las cosas equilibradas mientras que Stu le sacaba alguna que otra sonrisa, fuera de forma intencional o no.
La campana sonó, otro receso.
- Iré a comprarme una bebida. - Declaró su amiga, levantándose mientras que procuraba llevar consigo el dinero. - ¿Vienes?
- Estoy bien. - Stuart no separó el rostro de su cuaderno, había dibujado garabatos sin sentido toda la clase. - Cómprame algo, muero de hambre.
Noodle no le dió importancia, era natural que Stuart no quisiera moverse de su asiento en días tan pesados, las materias eran justamente las más difíciles a su parecer y se cansaba de forma mental muy fácilmente.
Stuart se mantuvo solo en el salón, escribiendo "M + S" junto con muchos corazoncitos, mientras que suspiraba de forma risueña.
- Stuart... Stuart Pot... - Escuchó la voz de alguien familiar a lo lejos, casi como un ronroneo.
Stu apartó la mirada y se maravillo al notar que su querido profesor Niccals estaba asomando la cabeza a través de la puerta del salón.
Sin pensarlo, Stuart se paró y se dirigió a Murdoc con los brazos abiertos, por lo que esté lo apartó con una mano extendida.
- Cuidado, no querrás que alguien nos vea... - Sonrió con malicia mientras que entraba al salón y cerraba la puerta. - Ya sabes, debemos ser discretos.
- Si, si, discretos. - Repitió Stuart, como si hubiera caído en un hechizo. - Y-yo estaba muy preocupado, no te había visto en todo el día...
- Mi trabajo requiere toda mi atención, Pot. - Recalcó el mayor, con cierto enfado. - Parece como si todas las veces en las que no podemos vernos tengo que decírtelo...
- ¡Lo siento! ¡Siempre lo olvido! - Stuart sonrió nervioso mientras que se rascaba la nuca. - ¿Puedo verte luego?
- ¡No! ¡Claro que no! - Sentenció Murdoc. - Mi esposa dijo que vendrá a verme, es nuestro aniversario y está vez ella planeo algo para mí.
Los ánimos de Stuart bajaron, otra vez volvió a la realidad, Murdoc era un hombre mayor casado y era obvio que mantener su matrimonio intacto era su prioridad.
Y Stuart había olvidado todo eso, había fantaseado demasiados durante todo el día, tanto que esta pequeña noticia le había dado un golpe bajo a pesar de estar acostumbrado a que Murdoc hablará sobre su esposa.
- Pero no te pongas así Stu... - Murdoc se acercó a Stuart y acarició una de sus mejillas, con cariño. - Luego podemos vernos...
- ¿En la casa del bosque? - Preguntó, volviéndose a sentir animado.
- Si, justamente ahí. - Murdoc posó un pequeño beso en la frente de su contrario, a pesar de ser mucho mayor de edad, Stuart era muy alto por lo que tuvo que ponerse de puntillas de pie. - Tengo el derecho a celebrar mi propio aniversario a mi manera ¿Verdad?
- Si... - Respondió en un simple murmullo distraído, otra vez su cabeza se llenaba de malos pensamientos.
- Bien, ya casi termina el receso, te llamaré luego.
Murdoc abandonó el salón justamente cuando Noodle iba entrando, los dos se miraron fijamente por una fracción de segundos, con cierto aire serio.
Por su parte, Stuart estaba demasiado desánimo y cuando recibió una manzana que Noodle había comprado para él, la guardo sin más para luego cubrir su rostro entre sus brazos y fingir que dormía.