El primer día de clases, un clásico. Al abrir los ojos lo primero que ví fue el techo obviamente. Luego me levanté algo tímido pero emocionado. Ya me había acostumbrado a la idea de pasar 5 horas al día con otro niños de mi edad, debía ser lo normal supongo. Todos a los que les había preguntado ya habían hecho lo mismo en algún momento de su vida. Mi mochila estaba lista un día antes como todo buen niño. Me levante, preparé mi desayuno me aseé, y después de colocar la mochila, que era mas grande que yo, sobre mi espalda me dispuse a caminar. Salí de mi casa y bajé la cuesta para llegar al colegio. El sitio donde vivo es... ¿Cómo decirlo?... Un cerro. Un cerro lleno de casas donde una de ellas es la mía. Naturalmente al llegar a mi colegio mis zapatos estaban llenos de polvo. Preveendo todo eso llevé mi escobilla para darle una lustrada a mis zapatos.
Finalmente había llegado. ¿Cómo sería? ¿Tendré maestra o maestro? ¿Director o directora? ¿Dónde estará mi salón? ¿Haré amigos? Tras entrar encontrar mi salón y estar 3 horas ahí mis pensamientos ahora eran: ¿A qué hora vendrá mi mama por mí?
El primer día no pasó nada interesante. Fue aburrido, tuve maestra, una directora, mi salón era el segundo frente a la puerta y no conversé con nadie. Todos estaban como: ALÉJENSE DE MI HUMANOS. Mi mamá vino a recogerme. Mientras almorzábamos me pregunto que tal el primer día. Le dije lo que pensaba y me respondió que el segundo día sería mejor y vaya que lo fue.
Al día siguiente al entrar por la puerta saludé a la maestra y me senté lo mas cerca a la pizarra que pude. Las carpetas eran individuales pero estaban ordenadas de tal manera que cada uno tenga un compañero cerca al lado. La clase aún no empezaba, había llegado muy temprano.
Mi cabeza se sostenía sobre uno de mis brazos con la mirada fija en la puerta. Observaba atento a cada una de las personas que ingresaban, personas con las que iba compartir este año.
El primero en entrar fue un chico con una sonrisa amplia, pero una sonrisa de...no sabría como explicarlo. Como si estuviese planeando hacer alguna travesura, su nombre era Vinzen. Lo miré ansioso esperando que tome asiento en la carpeta que se encontraba a mi lado, más no lo hizo. Creo que nisiquiera me vio. Seguí observando la puerta esperando que el siguiente en entrar se siente conmigo. Pasaron varios niños y niñas pero ninguno quizo mi compañía. Uno de los últimos en entrar fue un chico de cabello corto y rostro amigable. No sé si ya no había espacio atrás o si lo hizo porque le daba igual, pero se sentó a mi lado. Al fin tenía un amigo, o bueno un futuro amigo. El timbre sonó y la profesora se levanto del pupitre mientras cerraba el libro de clases.—Bien chicos empecemos. Hay muchos que no vinieron ayer asi que lo nuevos preséntense.
El chico que se sento a mi lado era uno de ellos. La profesora entonces dirigiéndose a él le hablo:
—Empecemos contigo amor, ponte de pié, dinos tu nombre edad y una breve presentación sobre ti.
El niño se puso de pié salió al frente y tras dar una rápida mirada a todos dijo:
—Buenos días mi nombre es Jhonatan tengo 7 años y me gusta jugar futbol.
—Es un año mayor que yo—pensé.
Tras su muy breve presentación volvió a su lugar. La maestra entonces invitó a los que faltaban presentarse a hacerlo.
Los nombres iban y venían por mi cabeza:
—Hola soy Daniel.
—Hola soy Alfonso.
—Hola soy Kimtsy.
—Hola soy Kimberly.
—Hola soy William.
—Hola soy Luis.
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MEMORIAS DE UN IDIOTA
Teen FictionLa vida amorosa no siempre se debe contar desde el punto de vista de una mujer