Cap. 29 Lejanías

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«Narras Tú»

Después del reconfortante abrazo, cada quien se fue por su camino... con corazón destrozado trataba de disimular mi tristeza al llegar a casa, tan sólo me encerré en mi habitación y comencé a llorar nuevamente era imposible no dejar de llorar, y fue así hasta al anochecer, sollozando comenzaba a cerrar mis ojos, quedándome completamente dormida.

Abrí mis ojos, y me dí cuenta que ya había amanecido, no quería levantarme, no quería mover ni un sólo dedo... aún la tristeza seguía ahí, se había encargado de esparcirse por todo mi ser... mirando hacía al techo, perdida en mis pensamientos, pensado en lo que había sucedido un día atrás. Estuve un largo rato acostada pero no escuchaba ni un sólo ruido, me extrañe ya que mis padres eran muy ruidosos, así que decidí bajar a pesar de todo.

T/n: ¿Mamá?… ¿papá?, ¿están en casa? -buscó por toda la casa pero no los encuentro- lo que me suponía... -suspiro con pesadez- de verdad que no tengo ganas de nada...

-Me senté en el sofá esperando a que llegaran mis padres y poder distraerme con ellos. Así estuve hasta que el sonido del timbre sonó.-

T/n: Ahora voy... -abró la puerta- ¡Nana!, ¡oh por Dios, cuanto tiempo sin verte! -la abrazo-

N: Oh, mi niña, creéme que te eché de menos.

T/n: ¿¡Pero adónde has estado?!, aquella vez desapareciste de la nada, y no volví a verte.

N: Bueno, tuve que salir de la ciudad una amiga mía, me invitó a una evento, y no pude decirle que no. -respondió entrando a casa y tomando asiento inmediatamente-

T/n: ¿Qué evento?

N: Una boda, y vaya que me arrepiento de ir, fue lo más aburrido que pude haber presenciado, ¡tuve que ser yo la alma de la fiesta!

T/n: -rió brevemente- No lo dudo.

N: ¿Y tus padres? -preguntó mirando por todo a su alrededor-

T/n: No están en casa.

N: -te mira con recelo- Mmmh...

T/n: ¿¡Qué?!, ¿¡por qué me mirás hací?!

N: Algo te sucede...

T/n: ¿A mi?, no... no, ¡claro que no!, sólo estoy agotada.

N: Deja de mentir y dime de una buena vez que es lo que sucede.

T/n: -suspiro nuevamente- De acuerdo...

«Mientras tanto»

J: -recarga su cabeza en el hombro de Michael- La echó de menos, ¿¡cuándo la volveremos a ver?!

M: No lo sé, Janet.

J: Oh, vamos... sé que no estás de un buen humor, pero por lo menos sonríe como lo sueles hacer... no me gusta verte en ése estado.

M: Desearía sonreír... y demostrar que soy feliz... pero no lo soy.

J: ¿Sabes?, me alegro de algo...

M: ¿Alegrarte?, ¿y de qué? -preguntó curioso-

J: De que no le dijiste tus sentimientos, quiero decir... si lo hubieras hecho ustedes dos estarían sufriendo más de lo que lo están ahora.

M: Difiero... me arrepiento de no haberme declarado años atrás, de seguro ya estuviéramos casados...

J: Y con un ejercito de niños, lo sé, pero... Joe de todas maneras no lo hubiera permitido.

M: No lo entiendo, ¿por qué sigue tratándonos cómo unos niños pequeños?, no... espera... todo esto es culpa de Tito.

J: No me lo recuerdes... a veces lo veo y le quiero estampar contra la pared.

Hombre En El Espejo (Michael Jackson Y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora