Capitulo 1

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Desperté sobresaltada. Estaba dormida sobre mi escritorio de trabajo. La noche pasada me quede hasta muy tarde haciendo la exagerada cantidad de tareas asignadas y al parecer me quede unos cuantos minutos más dormida. Miré el reloj de pared de mi habitación.
-¡Demonios, Se me hizo tarde otra vez!.
Me apresuré para ir al baño a cepillar mis dientes y lavar mi cara. Era consiente de que no tenía tiempo para ducharme, así que rapidamente, me vestí con unos jeans negros, y la primera camisa que logré encontrar. Cepillé mi pelo, y al ver que no esta tan mal decidí dejarlo suelto. También supe que no tenía tiempo para desayunarme, así que tomo mi violín, y mi bolsa y salgo corriendo hacia mi auto, un Porsche.
Sentí un gran alivio cuando supe que aún quedaban unos minutos de sobra. Estacioné el Porsche en frente de Simphonic Sound, una de las mas caras y prestigiosas academias musiacales de la ciudad. Creo que esto ya pudo haber dejado mucho a saber de mí.

Mi nombre es Larissa Blake y vivo junto a mi padre, Edward Blake, un reconocido astrónomo, y mi madre Christina Blake, medico forense, en una casa de clase alta en New York, Manhattan. No es que seamos unos millonarios, pero con el sueldo de mis padres, podría decir, que tengo mucho más de lo que necesito. La verdad es que se me resulta algo incómodo tener que vivir con tantas facilidades, pero en especial, lo que mas me molesta, es tener que estar rodeada de personas de clase alta, que por lo general, suelen ser muy arrogantes y caprichosas, que son cualidades que detesto en las personas...
Interrumpo mis pensamientos y me dirijo hasta la entrada de del lugar.
-Muy buenos días señorita Blake.- Dijo mi maestro, con un tono de gentileza. Hoy mis clases son individuales, lo que significa que tendré que aguantar las quejas y las molestas correcciones del viejo yo sola.
-Buenos días señor Kahanne.- dije, tratando de imitar su tono gentil.
-¿Qué tal si seguimos practicando la técnica del vibrato?. He notado que últimamente la posición de sus manos en el violín es muy descuidada, es por eso que no consigue ejecutar la técnica con todo su esplendor, señorita Blake.
Asentí con la cabeza, aunque la verdad, no estaba muy concentrada en lo que me decía, de hecho tarde mucho en darme cuenta de que me estaba regañando. Estaba pensando en Harry, mi mejor amigo de la infancia. Él me había dicho que quería ir al nuevo restaurante House Delight cuando saliera de mis clases, y sentí la tentación de llamarlo y preguntarle que donde está. Harry Stewart, ha sido mi mejor amigo desde los cinco años. Somos inseparables. Aunque para algunos le resulte extraño tener como mejor amigo a alguien del sexo opuesto, la verdad es que a mí no me molestaba para nada, pero tampoco me molestaba en contarle mis secretos personales, ni a él, ni a nadie. Aunque mi mejor amigo fuese mujer, no soy de esa clase de personas que andan contándole su vida personal a todos. No soy un libro abierto para nadie. Pero a Harry le tenía cierta confianza. Nos conocimos en nuestro salón de clases cuando estábamos en kinder, teníamos cinco años. Al principio fue algo irritante cuando me estaba hablando, porque no soy alguien a quien le guste estar rodeada de muchas personas, no es que sea una "antisocial", pero no me siento muy cómoda con eso de que tenga que estar buscando conversación para hablar con los demás. Pero luego me di cuenta de que hablar con Harry, no era algo tan incómodo. De hecho, al hablar con él, me sentía segura de que todo lo que yo dijera, no iba a estar demás.
Hasta que fuimos creciendo, y aún a los 16 seguimos siendo los mejores amigos. Y espero que eso no cambie, y no en el sentido de que espero que no nos separemos, porque eso nunca va a pasar, si no más bien, espero que a él no se le ocurra algo tan estúpido como tratar de ligar conmigo. Lo quiero mucho como amigo, pero si trata de llegar más lejos, lo voy a friendzonear, y de manera cruel. Así de perra soy.

Luego de que acabara mi clase, fui directo al porsche, camino a House Delight para encontrarme con Harry. Mientras conducía, tomé mi teléfono, y llamé a Harry.
-¿Donde estás?. Se supone que nos encontraríamos hoy pedazo de mierda.
-Lo siento Lari, no podré ir. El maestro de historia dejo el tiple de trabajos que deja normalmente.- Dice el.
Harry, al igual que yo, es muy estudioso. De hecho se podría decir que es un genio. Nunca a tenido una tarea pendiente.
-Pero quizá podamos ir mañana.
-De acuerdo.- Digo, con un tono de decepción.
-Hey, no te desanimes. Si mañana no puedo ir, prométeme que me darás un buen golpe.-Dice él. Mientras yo dibujaba una inconsciente sonrisa en mis labios.
-Prometido.-Dije, sin poder evitar reír.
-Pues, te llamo mas tarde, debo terminar todo esto para mañana.
-Ok. Adiós.
Cuelgo el teléfono, y doy una vuelta en U para dirigirme a casa, recordando que yo también tengo un montón de tarea sin terminar.

Bajo acechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora