A la sociedad

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Señor o señora transeúnte, que con mi bastón le golpeo cuando camino a su lado le pido perdón de antemano, no es manera común de escribir una carta pero es algo ya rutinario en mi andar.

Buen día a todas las personas que lean esto, no quiero molestarles con el tiempo en el que disfrutan de su tiempo al ver la televisión o mucho menos distraerlos de que vean los ojos de su ser amado, no, nunca lo haré solo quiero comunicar la manera en que yo "veo" la vida. Ver la vida me resulta difícil más que nada es sentirla, gracias a mí ceguera aprendí que un autobús jamás se va a detener con solo estar parado en una esquina alzando un bastón o que al comprar en un supermercado, tengo que tener la fe que la persona que me atiende me dará correcto el cambio, es insignificante para algunos pero he aprendido a ver a las personas como lo que son, yo no puedo ver los hermosos ojos que hablan mis amigos, yo no puedo ver el escote de la que va a mi lado, bueno eso no me preocupa (no, si quisiera ver), en fin cosas que para mí solo son imaginarias para usted son comunes. Hace días entre al mismo supermercado de siempre, mis lentes son el resguardo a mi mirar turbio, me acompañan al igual que mi bastón en cada aventura, bueno volviendo a lo que quiero decir es, al entrar fue una voz que me dijo pase dulcemente, no sé porque pero en mi rostro una sonrisa se dibuja cada vez que pasa esto, hice mi recorrido habitual para seleccionar mis cosas, lo difícil llega en las frutas, intenten ustedes escoger una piña sin verla o una manzana que sea buena, después de lograr la proeza de hacerlo me dirigía a pagar cuando de la nada mi cabeza fue empujada sin saber que pasaba caí en el pasillo, agradezco al trabajador de su limpieza y por el sabor del detergente usado, mis lentes cayeron, las cosas igual, solo escuche la voz de una joven diciendo !Maldita sea¡ que no viste el letrero, sonriendo (que más me quedaba ) le dije no, pero si lo sentí. solo escuche un quejido y entre dientes una maldición, común en la gente joven, las cosas que pude acomodar en la canasta las tome, no sé si eran todas, no pude encontrar mis lentes, dejándome desnudo ante la gente, una niña pequeña me pregunto que si donde estaba mi ojo, le dije sonriendo que no quise comer mis verduras y un monstruo me lo quitó hasta que comiera todo, logre llegar a las cajas para escuchar los reclamos de la gente por pasarme la fila, soy sincero tenía prisa, sabía lo que hacía. Al sacar mi dinero para pagar toda la gente quedo en silencio al notar la exactitud del dinero con el que pagaba, al recibir el cambio, que creo que fue menos esboce una sonrisa, espero que este bien como lo hago pero bueno lo intento, al ir camino a la salida vuelvo a escuchar una voz que retumba mi sentidos, señor usted robo algo, sentí como mi mano era tomada por la joven (creo que es una joven por su voz) sus esposas apresaron mis muñecas sin derecho a réplica, fui empujado hasta un lugar frío, la silla era más dura que el piso donde caí, después de varias preguntas, la joven notó torpemente mi ceguera, no la culpo mis años de experiencia me hacen ocultarla, me acusaban de haber robado no sé qué cosa, creo que fue una broma de alguien así lo pienso, recibí una disculpa del gerente alguien bastante accesible y amable para trabajar ahí; por fin pude salir de ese lugar que ese día colmo un poco mi paciencia, pero me convence aún más de como las cosas cambian, las personas que si pueden ver, no observan, se dejan guiar por una impresión, no reflexionan, espero lo hagan. 

Continuaré la aventura hasta que el que me escucha quiera ya que ocupa descansar dice, espero sea pronto.

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⏰ Última actualización: Oct 30, 2014 ⏰

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