Rescate

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-Hay que actuar de inmediato, Furia -dijo María Hill con rostro serio.
-Hay que hacerlo -dijo Nick -pero con cautela. Ya sabes a quién tenemos que avisar.
-Mandaré a un becario a que les avise, deberían estar entrenando ahora -dicho esto la agente Hill se fue.
-Hydra... -susurró Fury en voz baja -estás yendo demasiado lejos.

Natasha y Steve se encontraban entrenando en el gimnasio, junto al resto de Vengadores. Steve peleaba contra Sam, mientras que Natasha ayudaba a Wanda a mejorar sus movimientos de combate. Furia les había concedido una semana de descanso, pues todos venían de una misión en América del Sur, la cual había durado doce largos días. Doce días de luchar contra mafiosos y desactivar bombas. Después de eso, todos estaban agotados.
El sonido de la puerta abrirse captó por un momento la atención de todos los Vengadores, y acto seguido un chico joven, seguramente un becario, entró.

-Capitán Rogers, agente Romanoff, Nick Furia les espera en su despacho -dijo el joven. Segundos después se marchó.
Natasha y Steve se miraron. Sabían lo que eso significaba: misión rápida, misión de última hora. A ninguno de los dos le gustaba la idea, pues ellos también querían descansar, pero eran órdenes de Furia, y había que cumplirlas.
-Vaya, por esa puerta se van vuestras vacaciones -dijo Tony, riéndose.

El resto de Vengadores suspiraron de alivio. Lo último que necesitaban ahora era una de esas misiones rápidas de Furia.
-Cállate Stark, o sino cuando vuelva lo primero que verás será mi puño en tu cara -dijo Natasha con su tono sarcástico tan característico.
-Mis disculpas, arañita -dijo Tony retrocediendo lentamente.
Steve esbozó una sonrisa. Segundos después ambos vengadores ya iban camino al despacho de Furia, cogidos de la mano.
-Nos ha tocado -Natasha suspiró.
Steve le dio un pequeño beso en los labios. Cuando él hacía eso, Natasha sentía que se derretía por dentro.
-Tranquila, seguro que no tardaremos mucho.
Cuando llegaron al despacho de Nick Furia, Natasha fue la primera en entrar.

-Espero que sea rápido, Nick -dijo -yo también quiero un descanso.
-Por eso mismo he pensado en vosotros dos -respondió Furia con su usual tono de voz -sé que trabajáis bien juntos -el director de Shield esbozó una pequeña sonrisa.

Ambos se miraron de reojo. Aquello era cierto. El Capitán América y la Viuda Negra formaban muy buen equipo, y a esas alturas todo Shield sabía que eran pareja.
-Necesitamos informe de la misión -añadió Steve.
-Puede ser rápida, pero aun así iréis en Quinget -Furia se aproximó a los dos Vengadores y les dio una carpeta con los datos de la misión -necesitaréis espacio para que quepan todos.
-¿Todos? -preguntó Natasha confundida.
-Bien, vamos Romanoff -Steve se aproximó hacia la puerta, seguidamente de Natasha.
Una vez fuera, ambos caminaron a paso apresurado por los pasillos de Shield hasta llegar al Quinget.
-¿Cómo que Romanoff? ¿A qué vienen esas formalidades? -dijo ella con su tono sarcástico -en la cama no eres tan formal -le susurró al oído.
-¡Nat! -Steve se puso un poco colorado. Llevaban mucho tiempo juntos, pero aun le costaba un poco acostumbrarse a lo directa que era su novia.
-Discúlpame, a veces se me olvida que salgo con el hombre más correcto de toda América -dijo riéndose.
Steve esbozó una pequeña sonrisa. Adoraba a esa mujer.
-Bien, vamos a cambiarnos, te veo en cinco minutos en el Quinget.

Una vez estuvieron en el aire y con sus respectivos trajes de Vengadores, los dos abrieron las carpetas para informarse de la misión. Les acompañaban un equipo de cinco agentes de Shield.
-¿Pero qué...? -Natasha no acabó su frase.
-¿Hydra ha secuestrado a un grupo de niños? -dijo Steve con el ceño fruncido -tenemos que salvarles.
Continuaron leyendo el informe, hasta que vieron a pie de página cuales eran los objetivos de Hydra con respecto a esos niños: entrenarlos y venderlos.

De repente, a ambos les recorrió una sensación de amargura por todo el cuerpo. Secuestrar niños para venderlos o entrenarlos como asesinos. Si este era el nuevo pasatiempo de Hydra, Steve y Natasha tenían que solucionarlo cuanto antes.
Steve notó como su novia se tensó a su lado.
-Hey -le tocó suavemente el hombro -todo va a ir bien.
-No puedo evitar pensar que les van a hacer lo mismo que me hicieron a mi -los ojos de Nat estaban clavados hacia un punto en el horizonte.
Steve odiaba verla sufrir así. Natasha había mejorado muchísimo con respecto al tema de su pasado. Lo estaba superando, poco a poco, y eso en gran parte era gracias a la ayuda de Steve, pero sabía que era algo que costaba.
-No les va a pasar nada -dijo el Capitán -no les va a pasar nada porque no lo vamos a permitir.
Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Natasha.
-Claro que no -dijo, y acto seguido le dio un pequeño beso en los labios.

One shots Romanogers familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora