Desahogarse

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Los puños de Natasha impactaban en el saco de boxeo a una velocidad inusual, con demasiada fuerza. Se sentía cansada en todos los aspectos, pero cada golpe que daba era más fuerte que el anterior. Sentía el sudor resbalarse por su cuerpo, y sus manos le comenzaban a doler, pero no le prestó atención a aquello. En ese momento se sentía aislada. Solo eran ella y el saco.

-No puede ser, no ahora -pensó frustrada.

Tal era su concentración que no se dio cuenta de que alguien la estaba observando desde la puerta del gimnasio. Steve Rogers se encontraba en su postura habitual, apoyado sobre el marco de la puerta, con los brazos cruzados y la expresión seria.

-Sea lo que sea que ocurra, no creo que el saco de boxeo tenga la culpa -dijo él desde la distancia.

Natasha se tensó un poco al escuchar aquella voz. Paró un segundo para observarlo de reojo, y luego continuó pegando golpes.

-Y lo dice el anciano que rompió tres sacos de boxeo al enterarse de que había cambiado de siglo -usó su típico tono sarcástico.

Steve esbozó una pequeña sonrisa y negó con la cabeza. Ya estaba más que acostumbrado a los comentarios irónicos de la pelirroja. Luego, comenzó a acercarse a ella a paso lento, hasta llegar a observarla bien.

-Natasha, llevas aquí metida más de siete horas.

-Necesito entrenar -dijo sin más.

-Acabas de llegar de una misión de casi una semana, creo que lo último que necesitas ahora es entrenar -conocía a Natasha como la palma de su mano, y sabía que le pasaba algo.

-Me da igual, he dicho que necesito entrenar.

Steve observó sus puños, y los vio llenos de rozaduras.

-Natasha, comienzan a sangrarte los puños, deberías parar -la voz del americano mostraba preocupación.

-¡Steve, para! -Natasha comenzó a desesperarse -no creo que puedas decirme lo que debo hacer -el ambiente comenzaba a tensarse, y ambos lo notaban.

-¿Se puede saber qué te pasa, Nat? -Steve intentaba entender la mirada de chica, la cual reflejaba enfado -apenas hemos hablado desde que volviste, no coincides con el resto del grupo en ninguna comida y te pasas la mitad del día en el gimnasio.

-¿Sabes, Steve? Si te molesta tanto verme así, sería mejor que te marchases -su voz era fría.

Steve no sabía en qué momento había empezado esa discusión, pero lo que sí sabía era que el ruido del saco siendo golpeado comenzaba a frustrarle, y la actitud de Natasha aun más.

-Vas a hacerte daño al final, Nat, para por favor -en un pequeño impulso el americano le cogió las manos a la rusa.

Aquel simple contacto fue suficiente para devolver a Natasha a la realidad. Las manos de Steve transmitían calor, un calor que a ella le encantaba. Se permitió mirarle a los ojos, y vio de verdad que Steve se mostraba preocupado.

-Me importas, Nat, muchísimo, y sé que te pasa algo y quiero ayudarte.

Cuando sintió que Steve le abrazó su mundo se paró, y por primera vez desde que llegó de aquella misión pudo notar lo muy cansada que estaba y lo mucho que reconfortaban los brazos de Steve.

Sin darse cuenta empezó a llorar. Eran lágrimas silenciosas, lágrimas típicas de Natasha. A ella le habían enseñado que nunca debía mostrar ningún signo de debilidad, que llorar era para cobardes. Había sido entrenada como un arma, una máquina sin sentimientos. Le habían hecho sentirse como un monstruo, y sin embargo, en aquel momento se sentía la persona más afortunada del mundo al tener el cuerpo de Steve rodeando al suyo.

Se permitió llorar con total libertad, y lo hacía porque sabía que él no la iba a juzgar.

-Han vuelto, Steve -dijo Natasha con un hilo de voz.

-¿Quiénes han vuelto? -Steve le preguntó sin deshacer el abrazo.

-La KGB -paró un segundo -ha vuelto y vienen a por mi.

Entonces, Steve deshizo el abrazo cuidadosamente y observó como Natasha, ahora con sus preciosos ojos verdes, temblaba al imaginarse de vuelta a la Habitación Roja.

Por primera vez, Steve notó a la mujer de su vida frágil e insegura, como si la esencia de la Viuda Negra se hubiese desvanecido y solo quedase aquella pequeña niña con un arma entre las manos y obligada a matar a sus compañeras, y le enfadaba pensar que los de la KGB le habían hecho sentir así durante toda su vida.

-Lo estaba haciendo, Steve, te prometo que estaba superando mi pasado. Lo estaba haciendo gracias a ti y te juro que como ahora ellos te hagan al...

Steve la interrumpió con un pequeño beso.

-Está bien, cariño -dijo a escasos centímetros de su rostro -solo necesitabas desahogarte.

-No soportaría que te hiciesen daño -Natasha se aferraba a él con fuerza, como si fuese su mayor tesoro; porque lo era.

-Y yo no soportaría que volviesen a tocar a mi novia -Steve limpió con delicadeza el rastro de lágrimas de su rostro.

-No lo entiendes, ellos son capaces de cualquier cosa -los ojos de Natasha reflejaban miedo, un miedo que Steve no estaba acostumbrado a ver en en ella.

-Ya, pero lo que ellos no saben es que los Vengadores también somos capaces de cualquier cosa si hacen daño a alguno de los nuestros -dijo Steve, ofreciéndole una de sus mejores sonrisas -Nat, todos y cada uno de nosotros lo daríamos todo por ti, porque de eso se trata tener una familia.

Natasha esbozó una pequeña sonrisa. Familia. Aquella palabra que ella nunca se había permitido usar ahora sonaba muy bien dicha por Steve.

-¿Me explicas qué he hecho yo para merecerte? -Natasha cogió el rostro del chico con ambas manos y depositó un cálido beso en sus labios -te quiero.

-Yo también te quiero -Steve le sonrió.

-Siento haberte preocupado -dijo la espía -te prometo que la próxima vez utilizaré a Tony como saco de boxeo.

-Steve se rió al escuchar aquello. Esa sí era su Nat, y amaba con locura cada rasgo de ella.

-Esa opción me gusta más.

Y ambos vengadores salieron del gimnasio, cogidos de las manos y transmitiéndose aquella seguridad mutua que siempre se daban.

Natasha había cambiado y crecido gracias a los Vengadores, y si la KGB le buscaba, ella estaría preparada, porque la Viuda Negra estaba dispuesta a proteger a su familia, costase lo que costase.














VALE A VER...Este es mi primer one shot de esta pareja y no sé si habrá cumplido las expectativas. La cosa es que anhelo el Romanogers muchísimo y quería plasmar un poquito de mi imaginación en esta historia. Tengo varias ideas de one shots, y aviso otra vez, todas ellas están relacionadas unas con otras. Si no os ha parecido tan mal comentad y dadme vuestra opinión, me encantaríaaa.

Os quiero y nos vemos!

One shots Romanogers familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora