No me levanté hasta después de las siete de la mañana. Sentía frío. Había resistido levantarme por más de veinte minutos, pero el tiempo no descansa nunca y tampoco deja descansar. Tardé veinticinco minutos en alistarme para ir a estudiar. Apenas había calmado el frío. Cogí con sumo cuidado los pomos de vidrio de encima de mi escritorio; la carta ya la había metido en mi fólder de Didáctica de la Lengua y la Literatura. El viaje fue tranquilo, como siempre, me dormí casi todo el trayecto. El cielo estaba como quería.
Estaba entusiasmado por ver a G***** y por darle los frascos que tanto le gustaban, también le entregaría la carta. Estaba preocupado por mi letra y por si fue suficiente lo que escribí. Pensé en ella por mucho tiempo. Llegué a las ocho y cincuenta, justo para la asesoría de mi proyecto de tesis. Cuando vi a Carolyn y M***** sentí de nuevo la rara sensación de haber dejado el ímpetu de hacer la tesis en casa. Luego las sensaciones empezaron a tomar otro rumbo.
La profesora V**** casi siempre recalcaba su agradecimiento por ser un buen grupo y avanzar como se debe y esta vez no fue la excepción. La diferencia fue en que al mencionarlo Carolyn y yo nos miramos con cierta nostalgia. Ella siempre había entregado todo por el equipo y yo también, pero algo se quebró en algún momento. Los otros dos nos lastimaron y lastimamos, también, a los otros dos. Yo me aparté de ellos desde entonces.
En vacaciones comencé desde cero. Conocí a un grupo de personas maravillosas y sobre todo a G*****. Recordé esto hoy, mientras iba a su salón en la hora de Coordinación. Cuando me vio, tiró sus cosas en la mesa más cercana y corrió como si tuviera que entregar un trabajo a destiempo. Sonreía. Su aroma era muy suave y el calor de su abrazo llenaba mi alma. Retrocedió un tantito, para verme completo y luego me volvió a abrazar. Llegué hasta sus labios después de eso. El cielo estaba como quería.
Días antes de vacaciones, cuando todo estaba roto, decidí pasar por las canchas de voley en uno de mis inusuales paseos a solas. No recuerdo muy bien, pero terminé con las manos y parte de los brazos totalmente sucios por jugar tanto al voley. No conocía a nadie, pero el cielo casi y estaba como quería. Me cayó la pelota en la cabeza mientras recordaba esa escena. Estaba de nuevo con ellos, parte de mi nuevo camino. Me sentí tan feliz de tenerlos. Geraldine fue una de las primeras en hablarme y en conocerme, pronto nos hicimos amigos y el efecto distributivo inconsciente empezó a hacer su trabajo. En poco tiempo ya tenía mas amigos. Ya no recordaba que era tener más de dos amigos. Le agradecí en voz baja hoy y le dije que el cielo estaba como quería.
Sentí el carga-montón en seguida, después de acabar el bloque libre. Tenía que entregar trabajos y presentar mi sesión de aprendizaje. Traté de relajarme, pero el tiempo no descansa y tampoco deja descansar. Un parpadeo y ya estaba en la oficina de la profesora J****** con mi sesión; después tuve que correr al comedor. Tenía mucha hambre. H**** comió conmigo. Hemos estado más tiempo juntos últimamente. Me dijo que su tío había fallecido. Quería fumar más que de costumbre. Entonces le propuse ir a mi casa a sacar un trago que tenía guardado y después ir a la de él para tomar un par de copas mientras hacíamos el ensayo sobre la diversidad lingüística y la interculturalidad en la educación. Aceptó sin objeciones. Le avisé a G***** para que no se preocupe.
Comimos chatarra esa noche, se pasó volando el tiempo: no descansa y tampoco deja descansar. Escuchamos música y le conté que "Mírame" se había convertido en mi favorita. Después me contó de María P. Prendió un cigarrillo y quiso compartirlo, pero le aseguré a Noemi que no lo haría. Estuve haciendo las tareas hasta cierto punto y después el licor hizo lo suyo. Me contaba algunas cosas tristes, pero yo trataba de contarle cosas azules. Le conté como G***** llegó a mi vida y lo que significaba en mi presente. Creo que dije tantas cosas bonitas que exclamó con una sonrisa: !Asu, ya te perdimos! Luego contó su historia de amor también, y sonrió. La noche estaba como quería.
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BITÁCORA
RandomLa vida no es tan simple como escribir. Hay dolor y letras que son intangibles. La bitácora es un claro ejemplo. Un joven y lo que quiere que lea el resto. Cómplice y protagonista de esta historia