Los Fantasmas de la Guerra - Parte 1

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Fecha: 1 de febrero de 1942.

Lugar: Vélez-Málaga, Málaga.

Estado del caso: Cerrado en 1972 por falta de pruebas.

La cena se estaba alargando. Era lo normal en este tipo de citas, sobre todo cuando tienen lugar una o dos veces al año.

-Sebastián, ¿te encuentras bien? –Preguntó Sofía.

Sebastián reaccionó al escuchar las palabras de su amiga.

-Sí. Estaba... Estaba pensando en algo.

-¿Y qué es? –Inquirió Luis.

Sebastián se echó hacia atrás y miró a la pareja con satisfacción.

-Luis. Sofía. Ya sé cómo empezar mi tercer libro.

Sofía puso los ojos en blanco y suspiró.

-Ya está otra vez.

-Vamos, Sofía. Es escritor. No es de extrañar que piense en libros cada dos por tres.

Sebastián sonrió. Era cierto. Pensaba en sus libros día tras día desde hacía más de dos años.

-Bueno, pareja, creo que va siendo hora de marcharse. –Dijo Sebastián mientras se levantaba.

-Oh, no pretendía...

-Tranquila, Sofía. No ha sido por tu comentario. Es que ya es tarde y me gustaría empezar a escribir antes de que se me disipen las ideas.

-¿Estaba buena?

-La comida ha estado exquisita, Luis.

-La mayor parte la ha hecho Sofía, pero he de reconocer que he ayudado un poco. –Comentó Luis mientras esbozaba una pequeña sonrisa.

-Sí, yo me he encargado de instruirle. –Dijo Sofía antes de soltar una carcajada.

A Luis también le hizo gracia el comentario de su esposa, pero Sebastián estaba absorto en sus pensamientos. Poco después, el hombre se levantó de la mesa, cogió su sombrero y su chaqueta, se despidió de la pareja y se marchó.

-¿Crees que le pasa algo? –Preguntó Luis a Sofía.

-No lo creo. Es solo que está obsesionado con la guerra.

-Entiéndelo, Sofía. Estuvo combatiendo durante toda la Guerra Civil.

Sofía miró con desdén a su esposo.

-¿Y por eso tiene que seguir escribiendo sobre ello? Francamente, Luis, creo que tu amigo tiene varios problemas.

-¿A qué viene eso?

-Ya sabes por qué lo digo. Has leído sus libros. La forma en la que los escribe... La forma en la que relata las cosas que hizo y vio... Es espeluznante.

-Sofía, Sebastián ya era así antes de que empezara la guerra. Pero eso no lo convierte en un monstruo. Es una persona normal y corriente, con sus miedos y sus preocupaciones.

-¿Sus miedos y sus preocupaciones? ¿Qué le puede dar miedo a alguien a quién la guerra no ha cambiado? Antes pensaba que se preocupaba por su país y por sí mismo, pero ya creo que no se preocupa por nada.

-Las arañas le siguen dando pánico. –Comentó Luis sin evitar reírse justo después.

Sebastián salió de Villa Cazorla en dirección a su casa, en la actual Avenida Vivar Téllez. Cuando pasaba por La Plaza de las Carmelitas Descalzas, sintió que algo caía sobre él. Estaba empezando a chispear. Sebastián aligeró el paso mientras se cubría con su sombrero.

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⏰ Última actualización: Sep 30, 2019 ⏰

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