CAPÍTULO 4

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NARUTO



Veo a Hinata casi corriendo hacia la casa y niego con la cabeza reprimiéndome. Joder, tengo que controlarme mejor. Ella parecía como un ciervo bebé en los faros cuando la toqué. Y yo me senté allí frotando su piel blanca lechosa y pensando todo tipo de cosas no fraternales.


¿Qué está mal conmigo? ¿Por qué no podía mantener mis manos para mi jodido yo? Algo sobre ella, la forma en que parecía tan inocente y dulce me llamó. Tal vez es porque he estado enamorado de ella desde el día que la conocí y mi corazón se confunde. Mi camioneta todavía huele a azúcar de canela y galletas recién horneadas y eso me prende. La vergüenza me golpea en tanto el latido en mis pantalones no parará y no sé cómo detenerlo.


Todo lo que quería hacer era evitar que ese idiota la tocara, pero tuve que llevarlo al siguiente nivel, ¿no? Tuve que golpear a Toneri Ōtsutsuki frente a toda la maldita ciudad y asustar a la única persona que quiero proteger. Hinata me miró como si fuera una especie de animal y hubiera dado cualquier cosa para que no fuera así. Sus ojos estaban muy abiertos con lo que tenía que ser miedo mientras acariciaba su piel y tomaba egoístamente lo que quería. No me detuve a pensar que podría hacerle eso y me siento como un bastardo de primera.


Abro mi puerta, tratando de alejarme de su aroma, a pesar de que no quiero. Necesito aclarar mi mente y no puedo hacer eso si estoy rodeado de pensamientos de su cálida piel suave bajo mi toque y preguntándome si se sentiría igual de suave debajo de mí. Si el peso de mi cuerpo la sostuviera contra su colchón. Ella presionaría su boca en su almohada para silenciar sus gemidos para evitar que los oigan nuestros padres, mientras yo follaría su coño.


—Joder —murmuro, pateando mi puerta y agarrando mi mochila de la parte posterior.


Quedarse aquí por más de un día es una mala idea, pero mi papá dijo que necesitaba mi ayuda por un par de días y no hay nada que no haría por él. Y puedes ver a Hinata, la voz  de mi cabeza se eleva y yo gruño.


Entro a la casa y veo a Hana sentadaen la sala. Me ve y se pone de pie, viene y me envuelve en un abrazo. La culpa es acumulada en la ya pila de una milla de altura que tengo dentro de mícuando pienso en lo que siento por su hija.Estaría tan avergonzada de mí si supiera lo que quiero y por mucho que quiera a Hina, no quiero lastimar a nuestra familia. Lo que tenemos es especial, más de lo quecualquierapodría esperar. Sélo feliz queella hizo a mi papáy cómo de enamorado está él deHana. Mis sentimientos por Hina traería la vida que todos construimos al sueloy no quiero hacer eso.


—Es bueno verte hijo —dice, dándome un rápido beso en la mejilla y empujándome hacia atrás para verme de arriba a abajo. —Tu cabello ha crecido.


Quita mi gorra de béisbol y me revuelve el pelo juguetonamente antes de colocármela nuevamente.


—No parezco encontrar el tiempo para un corte —le digo sonriéndole.


—Me gusta. Se ve bien en ti. Tu papá está afuera esperándote. Dijo que había algo de una máquina necesitabas mirar.


AMANDO A MI HERMANASTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora