CAPÍTULO 13

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NARUTO


Agarro el trasero de Hina y la saco del mostrador, llevándola de regreso a la habitación. Suelta una pequeña risita y yo asumo que es por la velocidad con la que estoy caminando, pero hemos esperado el tiempo suficiente para este momento.


Poniéndola de nuevo en la cama, mis labios van hacia ella y mis manos recorren todo su cuerpo; siento su lengua lamer a lo largo de mi labio inferior antes de que muerda un poco y yo gimo por la sensación. Parece más atrevida que nunca y tal vez es porque las cosas finalmente se resolvieron entre nosotros. Todavía tenemos que hablar con nuestros padres y arreglar eso, pero somos sólidos.


Mi boca baja por su cuello y la ayudo a quitarse la blusa, lamo entre sus senos antes de hacer un camino de besos a un pezón y tomarlo en mi boca. El pico duro se siente delicioso en mi lengua y ella gime mientras succiono. Quiero ir despacio y tomarme mi tiempo, pero las manos de Hina parecen ansiosas.


Ambos nos movemos para librarnos mutuamente de nuestra ropa. Una vez que estamos piel contra piel y frotando nuestros desnudos cuerpos, miro hacia arriba para ver los hermosos ojos de Hina y ella está sonriendo de oreja a oreja.

—¿Qué pasa, hermosa?

—Estoy tan feliz. No puedo creer que esto esté sucediendo. —Sus párpados caen un poco y puedo ver la lujuria allí—. Hazme el amor Naruto.


Bajando un poco, coloco un beso en su estómago y me muevo más abajo. — Te haré el amor, Hina. Te daré todo lo que quieras por el resto de tu vida. Pero también tienes que darme algo a cambio.


Chupo entre sus muslos y se abren para mí, revelando su pequeño coño rosado cubierto de cremoso fluido.

—Cualquier cosa —gime levantando las caderas en señal de invitación.

Presiono mi nariz en la parte superior de su vagina y respiro su esencia. —Te quiero desnuda nena, no quiero nada manteniéndome alejado de tu dulce coño y tampoco quiero salirme. Quiero hacer esto bien la primera vez y eso significa tomarte profundamente, sin parar.


Sus muslos tiemblan un poco cuando lamo su clítoris con solo en la punta de la lengua. Obteniendo un pequeño sabor de su rocío y necesitando más.


—Naru, no estoy tomando la píldora.


—Lo sé —digo. Me dijo que era virgen y que no ha salido con nadie. Además, yo lo sabría.

—Pero podría quedar embarazada.


—Lo sé —le digo, dándole una larga lamida a su coño. Ella gime y luego lloriquea cuando quito la lengua de su calor.


—¿Pero ¿qué le diremos a la gente? —Levanta sus caderas de nuevo y me pregunto si siquiera sabe que lo hace. Su cuerpo está tan tenso que mendiga la liberación.


—Le dirás a la gente que es mío. Que dejaste que tu hermanastro se viniera en tu estrecho y pequeño coño porque no pudo resistirse a ti y a eso. Que no podía dejar de follarte y de ninguna manera saldría de tu dulce y resbaladizo calor, entonces te dejó embarazada.

AMANDO A MI HERMANASTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora