CAPÍTULO 11

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NARUTO



Hago un segundo recorrido por el centro y quiero romper mi volante por la mitad en frustración. No puedo encontrar Hina. Pensé que tal vez iría al centro o iría a casa de Ino, pero no estaba en ninguno de los lugares.


Cuando pasé por la casa de Toneri y vi que su camioneta no estaba allí, mis sospechas fueron confirmadas y comencé a buscarlo. Apostaría el saldo de mi cuenta bancaria, que es bastante jodidamente fuerte, a que él tiene algo que ver con ella saliendo a toda prisa. Hina podría haber estado molesta con la situación, pero nunca huyó de mí así antes.


Pienso por un segundo acerca de a dónde iría y luego una idea me golpea. Doy vuelta a mi camioneta haciendo un giro en U en medio de Neji Street y manejo rápidamente al lago. Recuerdo a los chicos en la escuela secundaria hablando de llevar chicas allí para follar y tengo una sensación de hundimiento en el estómago de él teniendo a mi Hina.


No es un viaje largo y estoy allí más rápido de lo que cualquier límite de velocidad permitiría, es un largo camino de tierra y paso levantando rocas y polvo sobre la marcha. Cuando me acerco al área despejada veo el auto de Hina y hago un sonido en algún lugar entre un gruñido y un suspiro cuando veo la camioneta de Toneri en la distancia.


—Ese maldito hijo de perra —digo entre dientes, deslizando mi camioneta al lado de su auto y saltando.


Mi sangre se congela cuando escucho el grito de Hina. Corro lo más rápido que puedo, mis largas piernas recorren la distancia entre mi chica y yo en cuestión de segundos, pero no lo es lo suficientemente rápido y siento que estoy corriendo sobre arena movediza.


Cuando llego a la camioneta de Toneri, doy la vuelta al frente y veo que tiene a Hina atrapada contra el vehículo mientras sus manos tiran de su ropa. Mi visión se vuelve roja y reacciono. Uso uno mano para agarrarlo por el pelo en la parte posterior de su cabeza y la otra para trincar su camisa, lo tiro al suelo y el cuerpo apenas cae cuando empiezo a patearlo. Mi pie con botas pesadas aterriza en su costado y llora de dolor. Bien. Quiero que grite tan fuerte como estaba haciendo gritar a mi preciosa Hina, quiero que conozca el miedo que le mostró y quiero que este hijo de puta nunca le ponga la mano encima a nadie nunca más.


Estirando la mano le agarro el brazo y lo sostengo, entonces pongo mi bota encima escuchando sus huesos romperse. Su grito se convierte en un chillido penetrante, pero pronto se ahoga por el sonido de las sirenas.


Estoy seguro de que mi manejo por la ciudad llamó la atención del sheriff y agradezco que estén en camino. Me inclino hacia abajo para darle a Toneri un puñetazo en un lado de la cara y advertirle algo.


—Haces tanto como respirar el mismo aire que mi hermana de nuevo y te enterraré donde nadie encontrará tu lamentable culo ¿lo tienes?


—Sí —gime mientras rueda hacia un lado y comienza a llorar.


Me doy vuelta y veo a Hina en el suelo frente al camión, lágrimas en sus ojos al mirarlo todo. Camino hacia ella con cuidado y me arrodillo. La adrenalina se está desvaneciendo y todo lo que quiero hacer es abrazarla, pero no quiero asustarla.

AMANDO A MI HERMANASTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora