Primeras impresiones

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I

¿Era posible quedarse prendado de una sonrisa?

Es lo que se cuestionaba Peter al volver a casa. Allí, hundido en el asiento del auto, de brazos cruzados recordaba una y otra vez ese momento.

Fue breve.

Unos pocos segundos y su corazón saltó como nunca.

En su cuello portaba el carnet de pasante de Industrias Stark. Bebió una taza de café, en la que se hundió para evitar la vergüenza al percatarse de que era el único que no sospechó que una exposición de nuevas tecnologías implicaba ropa elegante.

Fuera de lugar, trató de pasar desparecido a pesar de estar vistiendo una camisa de algodón, parecer menor de veinte años y por tanto, evitar llevar en mano una copa de vino.

Entre todas las personas vestidas para la ocasión, entre trajes de chaleco y telas oscuras, la atención de Peter recayó en un hombre alto, de barbilla prominente y unos ojos azules tan grandes y tan intensos que desde la distancia trasladaban a quien los viera a un mar encantado.

Llevó la copa a sus labios y conversó un rato, revelando un colmillo prominente, ligeramente torcido pero que le agregaba a su aspecto un aire pícaro.

Peter pensó que dentro de diez años él sería así. Tendría esa confianza, sabría mezclarse entre los tiburones empresariales. Si se quedó mirando más de la cuenta, fue solo por admiración. Ese hombre era una figura a seguir, se convenció.

Hasta que ese hombre, de unos treinta años, se sintió observado. Viró la mirada. Se encontró con los ojos brillosos y castaños de un joven abochornado.

Lindo, murmuró, o eso Peter creyó leer.

Entonces, mostró todos sus dientes, en una sonrisa confiada, una señal de bienvenida y en los oídos de Peter se escuchó el tambor de su propio pecho.

—Estás demasiado callado, ¿pasó algo?

Peter respondió un no, solo estoy cansado. Miró a Happy por el espejo retrovisor y fingió adormecerse, hasta llegar a casa.

Acostado en la cama, Peter se había resignado. Estaba seguro de que el recuerdo de aquella sonrisa no se iría. Como si un demonio le susurrara al oído, impidiéndole dormir.  ¿Realmente murmuró «lindo»? ¿Él le había parecido atractivo?

No le quedaba más remedio que encontrar a toda costa la lista de asistentes y hallar de nuevo a ese hombre de ojos azules para responder sus dudas.

Este Au se lo debo a la artista @5unri5e666 en Twitter por hacer fanarts tan maravillosos.

Gracias por leer ♥️

Rememory (#MysterySpider)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora