Si tuviera que definir a Peter Parker en una palabra, diría que el chico era curioso. Quentin se sentía extraño. Al principio, cuando el pupilo de Stark se le acercó, simplemente pensó en que en lugar de su anhelado ascenso obtendría el cargo de niñera.
No obstante, esos enormes ojos ámbar, tan expresivos y brillantes, y el entusiasmo por aprender atraían su atención más de lo que el mismo Quentin quería aceptar. Le gustaba pasar tiempo con el muchacho. Era más inteligente que muchos de sus compañeros de trabajo, y bastante competente. Pocas veces Quentin tuvo que repetir alguna indicación. Peter siempre hacía las cosas bien y cuando tenía dudas, tenía la humildad suficiente como para pedir ayuda.
—Señor Beck, ¿necesita algo más?
—¿Has visto mis lentes?
—¡Oh!, están aquí.El joven Parker consiguió sus anteojos traspapelado entre los planos. Se habían quedado hasta tarde diseñando el prototipo «Rememory». Quentin había tomado un descanso, había cogido una cerveza de la nevera dispuesta en la oficina. Peter había terminado de comerse la gelatina y el vaso de jugo yacía vacío sobre la mesa.
—Aquí tiene. —Peter se los acercó. Su tono enérgico le sacó una sonrisa. Quentin se sentía agotado, somnoliento, y el chico seguía fresco y activo, como si llevaran pocos minutos en lugar de varias horas trabajando.
—Ponmelos —dijo totalmente desinhibido por el alcohol y el cansancio. Quería jugarle una broma al chico, ver su reacción. No esperó terminar con ese joven rostro cerca del suyo. Peter acomodó sus anteojos de forma tan obediente y concentrada, como si estuviera analizando un algoritmo problemático.
Quentin se percató del ligero sonrojo, del ambiente que se había creado. Él tenía una de las oficinas/laboratorio más amplias de la empresa, con grandes ventanales, escritorios modernos y ordenadores y protectores de última generación.Aún así, se sintió comprimido por la tentadora idea de cruzar la línea. No se lo estaba imaginando: Peter tenía un flechazo por él. Su pecho se llenó de orgullo. Era inevitable sentirse halagado por causar esas emociones en un chico tan joven. Claro, ya era mayor de edad, e iría la universidad mientras seguía realizando las pasantías. Pero podría fijarse en alguna linda muchacha o en un chico de su edad. En cambio, el pequeño travieso estaba enamorado de él, su superior.
Era obvio, Peter disimulaba mal. Cuando Quentin le hablaba desde atrás para darle alguna indicación, el escalofrío era evidente. Tambien se notaba en lo servicial, en la dulzura en su voz cuando se ofrecía a buscar más café. Peter recordaba exactamente cómo quería su pan, y tenía una paciencia infinita al retirar las pasas del cupcake de zanahoria que Tía May le enviaba. Eran deliciosos, pero a Quentin le desagradaban esas frutas arrugadas.
Además, adoraba darle órdenes al chico.
Poco a poco, Peter prefería pasar tiempo con él. Domado por su revolución hormonal, la admiración hacia el Sr. Stark y cualquier vengador había disminuido. Ahora que lo pensaba, compartían más de 80 horas a la semana. Tal vez, ese tiempo se alargaría si Quentin decidía dar el paso.
—Yo... lamento si lo incomodé, señor
Beck — Peter se separó cuando notó que se había quedado un largo rato perdido en la profundidad de esos ojos azules. Quentin tomó su brazo. Ladeó una sonrisa y deslizó sus dedos por la muñeca del menor.—Nunca me incomodarías, Peter —dijo atrapando nuevamente la mirada del chico.
Peter tragó grueso, nervioso. Sentía que el sudor comenzaba a acumularse tras su nuca.
—¿Se le ofrece algo? —preguntó en voz baja. Quentin deslizó sus dedos hasta apretar la mano de Peter. Sonrió orgulloso. El sonrojo en las coquetas mejillas había aumentado.
—¿Se te ofrece a ti? Has estado viéndome durante largo rato... Pensé que tal vez querías hacerme una pregunta.
Quentin debía terminar con su proyecto lo antes posible. Los labios del chico temblaban. Se debatía entre hablar o no. Al saberse atrapado, solamente veía factible una salida: decir la verdad. Él ya sabía lo que diría, estaba seguro de haber acertado en sus conclusiones. Era bueno para leer a la gente, hallar sus puntos de quiebre y someterlos a su voluntad.
—Yo me preguntaba... ¿qué lo motivó a realizar Rememory?
Quentin paseó el pulgar por los nudillos de Peter. Sonrió ladino y dibujó círculos en la piel a disposición. Una piel que temblaba atemorizada por sus avances o tal vez estaba emocionado.
Esa era su respuesta.
—Hay detalles que dicen más que las palabras y muchas veces pasan desapercibidos. Quiero conservar todos esos gestos y, con Rememory, al igual que cuando veo nuevamente una película, podré percatarme de cosas que mi yo de ese entonces pasó por alto. Ese fue el motivo. Luego pensé en los beneficios para personas con Alzheimer y logré que el señor Stark me diera el financiamiento. Aunque mi objetivo principal es lo que te comenté, pensar en que puedo ayudar a otros hace que las horas de trabajo y romperme la cabeza valgan la pena.
Peter quedó en silencio mientras escuchaba al mayor. Sus cejas se alzaban, su labio se contraía y su mano seguía temblando ante las caricias sutiles que estaba recibiendo. Quentin le dió un suave tirón. Lo atrajo sobre sí mismo y sonrió contra su rostro. Su discurso fríamente pensado dió sus frutos. El castaño lo miraba admirado y jadeante.
Le gustaba dosificar, jugar a mostrar sus verdaderas intenciones y cubrirlas con una faceta altruista. La verdad es que ayudar a otros viene con la recompensa del reconocimiento. Sueña con el día de los aplausos y agradecimientos cuando su tecnología salga a la venta. Ha ensayado discursos frente al espejo cuando sea invitado a varios programas de televisión. Últimamente se imaginó a Peter esperándolo tras vestidores, sosteniendo sus cosas y diciéndole: Lo hiciste excelente, amor.
Considerando lo acelerado que estaba el chico por acortar la distancia, esa imagen no estaba lejos de cumplirse. Ahora, que estaban en ese juego de mirarse a los ojos y luego mirar rápidamente hacia sus labios, Quentin se sorprendió cuando Peter se atrevió a dar el siguiente paso.
Un beso corto, un leve roce en los labios, un gesto curioso.
Como quería terminar el prototipo, necesitaba reproducir una y otra vez el rostro que Peter le estaba regresando en este momento.
Por ahora, besarse de nuevo era una opción factible.
Gracias por leer💖
El fanart es de @5unri5e666. Diosa.
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Rememory (#MysterySpider)
FanfictionInsano, curioso, peligroso y verdadero. Así es el amor de Quentin Beck hacia Peter Parker. Cuando el señor Stark le obligó a aceptar al chico como su ayudante, Beck vió la oportunidad perfecta para darle al imbécil de su jefe una lección. Mientras e...