EXTRA

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El campamento había terminado hace un par de semanas y pronto entraría nuevamente a la escuela, se había dicho muchas veces que sólo necesitaba un poco de tiempo para superar lo que había sucedido en el campamento con cierto pueblerino, sin embargo no lograba sacarlo de su mente de ninguna forma, lo cual era muy desesperante.

Había llegado al punto de escribir cartas para él y una tras otra terminaban en la basura, simplemente era demasiado que decir y jamás había sido bueno con las palabras. Ademas ¿a donde se supone que debía mandarlas? No recordaba haber preguntado la dirección del chico con ojos azules.

También había intentado hablar con sus padres, pero al final se retractaba. Su padre lo mataría si se enteraba que se había "vuelto un marica" en ese lugar y lo último que quería era un escándalo por ello. Su madre por otro lado seguro que lo apoyaría, pero no quería causarle problemas con su padre, por lo que tampoco dijo nada.

Y es por eso que estaba allí con Alfred en la cocina hablándole sobre lo que le había pasado a su "amigo" y quería consejos para ayudarlo, claro esta que Alfred no era tonto y supo enseguida que se trataba de él, pero no dijo nada, sólo le dio un par de consejos, como que podría llamarle o mandarle algo, las cuales eran una muy buena idea... si tan sólo supiera donde vivía o cual era su número... estúpido, mil veces estúpido ¿como no le había pedido nada de eso mientras estuvieron juntos?

Pasaron los días y las semanas y no lograba hacer nada de lo que quería, no podía llamarlo, no podía mandarle una carta, no podía buscarlo de ninguna manera y eso comenzaba a afectarle bastante, odiaba la forma en la que todo había terminado. necesitaba disculparse. 

Fue entonces que se dio cuenta que si podía buscarlo, tal vez fuera a tardar un par de horas buscando en esas enormes guías telefónicas, pero valía la pena intentar hacerlo. Al final tardo mas que unas horas, estuvo todo un fin de semana buscando entre sus recuerdos y las guías hasta que por fin encontró lo que tanto había querido, una dirección y un numero telefónico. 

Perdió los siguientes dos días pensando en lo que haría, ya podría marcarle, pero le parecía algo muy simple y no sabría que hacer si el padre del chico respondía. Mandar una carta sonaba mucho mejor, pero en cuanto tomaba el papel y pluma se quedaba en blanco, así que solo lo quedaba una opción, ir a visitarlo. y otro día mas juntando valor para pedirle a Alfred que lo llevara hasta ese lugar, claramente este le dijo que lo llevaría, pidieron permiso a los padres y aceptaron después de que Bruce les explicara que la mascota de su amigo había muerto y quería ir a verlo, una escusa muy pobre, pero que le había servido a final de cuentas.

Al día siguiente se pusieron en camino a la granja de su "amigo", sin saber como, Alfred lo había convencido de llevarle un regalo al otro chico y claro como el joven no tenia idea de que podría llevarle, le dejo la tarea al adulto de conseguir el presente ¿se arrepentía de haber hecho eso? absolutamente, en especial cuando se detuvieron frente al que parecía ser su destino ¿como llegar con un ramo de flores y chocolates sin que los padres del pueblerino sospecharan algo?

Con unas cuantas palabras de animo de parte del mayor, por fin decidió bajar del auto y acercarse a la puerta de la casa. Se mantuvo de pie frente a esta durante unos minutos sintiendo como todo ese valor que había juntado en las ultimas horas, se desvanecía. cuando estuvo a punto de dar media vuelta y volver al auto, la puerta fue abierta de golpe dejando ver al chico que tanto había deseado ver.

Ambos se quedaron quietos, simplemente viendo a la persona que estaba parada frente al otro sin saber que hacer, hasta que un ladrido los saco de su pequeño shock provocando que Bruce sonriera nervioso y que Clark lo mirara confundido, muy confundido.

-¿Que estas haciendo aquí?- pregunto por fin el dueño del perro mientras terminaba de salir de su hogar para poder cerrar la puerta. jamas pensó que volvería a ver a ese chico, al menos no después de lo que había sucedido.

 -Yo... vengo a verte y a... a disculparme contigo por lo que paso.- deja salir un largo suspiro, se sentía bien por fin poder decirlo, por fin poder pedirle perdón y con algo de suerte que puedan ser aunque sea amigos.- me porte como un idiota y en realidad no pienso nada de lo que dije, solo estaba molesto y... lo siento, en verdad lo siento mucho, no quería lastimarte.

El ojiazul se mantuvo en silencio por unos largos y tortuosos minutos en los que proceso lo que estaba sucediendo, en verdad creía jamas lo vería de nuevo y allí estaba, en su casa, pidiéndole perdón con flores y una caja que parecían ser chocolates. No pudo evitar sonreír al darse cuenta de esto ultimo.

-¿Son para mi?- pregunto señalando con la barbilla los objetos que traía el otro joven en las manos. el otro asintió estiran do ambos objetos para que los tomara aun con los nervios a flor de piel. Los tomo viendo ambos objetos y dejo salir una suave risa que puso aun mas nervioso al pelinegro.- Son lindas.

Se agacho para dejar sus regalos en la escalera de la entrada y se acerco los pocos metros que los separaban para abrazarlo con fuerza escondiendo el rostro contra su cuello, Bruce tardo unos segundos en reaccionar, pero apenas lo hizo, devolvió el abrazo juntando mas ambos cuerpos. ¿eso era una buena señal?

-Entonces... ¿me perdonas?

-Claro que te perdono, pero si vuelves a hacerme sentir mal haré que Krypto te muerda las bolas ¿quedo claro?- se separo del abrazo para poder verlo hacerlo saber que hablaba muy enserio.

-Por supuesto, quedo mas que claro.- le sonrió aliviado de saber que quedaba perdonado por su querido pueblerino.

Después de esto ambos se sentaron en las escaleras de la entrada para poder conversar un poco de lo que habían estado haciendo hasta que la señora Kent salio encontrando a su hijo acompañado de otro chico, ambos comiendo chocolates de una caja. Cuando se acerco e invito al amigo de su hijo a pasar este rechazo la invitación diciendo que debía regresar a su hogar, pero que volvería lo más pronto que pudiera.

Después de despedirse de la madre de Clark, este lo acompaño hasta donde estaba el auto. antes de llegar se detuvieron para poder despedirse sin que los escucharan. prometiendo que se mantendrían en contacto y que volverían a verse pronto. El chico Kent no pudo evitarlo y tomo a Bruce de las mejillas para poder besarle antes de que se volviera a alejar de el. Se besaron durante un par de minutos antes de separarse y sonreírse como tontos.

Bruce le dio otro beso, apenas un roce de labios antes de acercarse del todo al auto y subir viendo que Alfred intentaba reprimir una sonrisa mientras se ponía el cinturón. El auto arranco y al pasar a un lado de Clark ambos se despidieron con la mano hasta que dejaron de verse. Entonces Bruce se dejo caer en el asiento suspirando feliz y satisfecho con lo que había sucedido. 

Había recuperado a Clark.

Nuevamente eran novios.

Se llamarían, se mandarían cartas y todas esas cosas hasta que volvieran a verse. 

Jamas se había sentido de esta forma, como si estuviera flotando en una nube. ¿que importaba que su padre descubriera que le gustaba un chico? El era feliz de esa forma, con ese chico a su lado y no pensaba arruinar de nuevo lo que tenían por dos simples razones.

1- Lo quería demasiado y lo hacia sentir demasiadas cosas como para dejarlo de nuevo.

2- No quería arriesgarse a que ese perro le mordiera los testículos.

Prefería no pensar demasiado en todo eso, simplemente disfrutaría el ahora, ya después se preocuparía por el futuro. Por el momento lo único importante era responder las cartas de su novio y mandarle pequeños regalos cada que se le antojara darle algo lindo.





¡HOLA OTRA VEZ!

¿Se acuerdan de mi? Pues resulta que tenia mucho que no entraba a esa cuenta y estaba aburrida, así que me metí para ver como estaba esta historia. Resulta que tenia este capitulo empezado, desde hace no se cuanto y decidí que era momento de terminarlo. 

Espero les guste y no olviden comentar y votar, en verdad se los agradecería mucho.


Sólo por un verano [Bruce Wayne x Clark Kent]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora