Chocolate.

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El cuarto de Kyle estaba completamente oscuro, exeptuando por la luz entrante de una ventana abierta. El sonido del mar era muy relajante.

Comencé a quitarme la ropa lentamente y a doblarla en una silla. Cuando me quedé completamente en bragas, me acerqué a su cama despacio, pues dormía profundamente y no deseaba despertarlo aún.

Me subí a horcajadas sobre él y comencé a moverme en círculos intentado que gimiera en sueños. Lo hizo después de unos segundos, y sus caderas buscaban mas contacto con mi pelvis, yo se lo dí y ahí fue cuando se despertó.

.-Hola, preciosa ¿que haces aquí?-inquirió sorprendido

-Necesito follar-informé-Porfavor.

Observó mis hinchados pechos y se mordió el labio.

-Pues claro

Sonreí, traviesa. Le comencé a frotar una y otra vez, cada vez mas duro y mas fuerte hasta que gimió mi nombre.

-Anne....Sigue

Decidí ser sensual para él, mientras le frotaba con la pelvis, cogí mis pechos entre mis manos y los aplasté, gimiendo. 

-Déjame a mi-dijo.

Retiré las manos y él las sustituyó, masajeandome los pezones y haciendome gemir de placer.

Se quitó los pantalones de un tirón, dejando ver una erguida y empalpada polla, que acomodó y metió en mi interior.

Al sentirlo en mi interior gemí muy fuerte, tanto que creo haber despertado a Daniel. Pero no me importaba, todo lo que me importaba era su polla entrando y saliendo lentamente de mi ser.

-¡Mierda, Anne!-gritó-¡Mas fuerte!

Nos levantó de la cama, aún unidos y pegó mi espalda contra la pared. Gemí ante el frío contacto.

Levantó una pierna mía y la pasó a su hombro, para penetrarme mejor.

Llegar al orgasmo fue facil, demasiado fácil. Clavé mis uñas en su espalda al terminar. 

-Eso fue grandioso, gemí sentandome en la cama-hay que repetirlo mas tarde

-Hay que repetirlo ahora, ahora mismo.

Fuimos a la cocina y allí abrí el mini-refrigerador abastecido con todo tipo de manjares y saqué un pote de chocolate. Me lo unté en los pechos y un poco en el coño. También esparcí un poco en las nalgas.

Él comenzó a lamerme y a morder mis erguidos pezones, lo cual me hizo estremecerme de placer. Hasta que su polla entró en mi por segunda vez en una hora. Se manchó de chocolate, pero entraba y salía con tal intensidad que grite su nombre como si no hubiera mañana. Él me subió a la encimera de la cocina y yo abrí las piernas al máximo para que entrara. El sol matutino comenzó a filtrars e por la ventana y justo en ese momento me fijé que Daniel estaba observándonso parado en la puerta y masturbándose mientras lo hacía. Le exitábamos. 

Tanto que lo invité a unirse.

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⏰ Última actualización: Oct 30, 2014 ⏰

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