Capítulo I: Prólogo

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Recuerdo muy bien cuando llegue a las manos del maestro Doma, en aquel entonces solamente tenía 8 años cuando llegue a su culto "Al Paraíso Eternal": bajo mi punto de vista el era un hombre muy benevolente y cuidaba de todos sus seguidores: especialmente de las mujeres.

Esa vez me encontraba sentada en un árbol en las afueras del pueblo, puesto que un ladrón asesinó a mis padres y como éramos sumamente pobres el ladrón se frustro y decidió dejar nuestro hogar dejándome destrozada.

No tenia familia y tampoco hermanos asi que lo unico que podia hacer era robar para sobrevivir, o cantaba para ver si de esa forma podría conmover a alguien pero lo unico que recibi fue una patada en el estómago y una pedrada en mi cabeza, Así que esa vez decidí abandonar la aldea y sentarme debajo de un árbol para así esperar mi muerte.

Flash Back

Había pasado varios días sin comida ni agua asi que mi cuerpo ya se encontraba completamente débil, lo único que podía hacer era abrazar débilmente mis piernas y así cantar al ton y son una de las canciones de mi madre, pero mi voz estaba rasposa por la falta de agua; aun así no me daba por vencida y seguía cantando aun cuando escuche algo acercarse.

Probablemente era un depredador

No me importaba el convertirme en la cena de alguien ya que después de todo asi eran las leyes de la naturaleza: el mas fuerte devora al más débil.

- Oh pequeña, tienes una voz tan dulce~...

Paré mi canto y débilmente levante mi cabeza para encontrar un par de ojos arcoíris, sin embargo, no pude ver más debido a que mi cansancio pudo más que yo y termine por caer al suelo. Antes de quedar completamente inconsciente sentí como sus manos cargaron mi cuerpo mientras me apegaba a su cuerpo en un intento de darme calor.

- tranquila pequeña, estarás a salvo conmigo

Cuando recobre el conocimiento me encontraba en una habitación: cálida y reconfortante, mire a todos lados en un intento de orientarme y solamente vi como un hombre calvo entro a la habitación con un kimono en sus manos.

- ¿Donde estoy? -le pregunté en un susurro-

- Estás en el culto "Al Paraíso Eternal", el maestro está al tanto de que despertaste y desea verte -dejo el kimono a mi alcance- es un obsequio de su parte

- G-Gracias

Una vez que el hombre me dejó para cambiarme, me había dado cuenta de que mi cuerpo había sido limpiado de cualquier rastro de suciedad. Me sonroje por eso pero decidí colocarme el Kimono que era azul con estampado de copos de nieve. Sonreí y una vez que estuve lista el hombre me guio por todo el pasillo, mirando alrededor la gran cantidad de mujeres que se miraban lo felices que eran a kilómetros de distancia.

- Maestro, la jovencita se encuentra aquí -dijo el hombre calvo una vez anunció su presencia-

- Oh, que bien; por favor que pase y dejenos a solas

Solamente trague grueso en un intento de calmarme y después de que el hombre se hizo a un lado, decidí entrar a la habitación y me encontré a un hombre joven sentado o más bien aplastado en un futón, tenía colocado una vestimenta de sacerdote pero lo que más me llamaba la atención eran aquellos ojos de tonalidades arcoiris.

Esa persona había sido la que me sacó del bosque.

- Hola pequeña, un gusto en conocerte; mi nombre es Doma

- M-Mi nombre es ____, un gusto señor

- Haces que me sienta muy viejo, por favor no me llames señor -su sonrisa era encantadora y muy amistosa así que yo me encontraba realmente avergonzada por llamarlo señor-

Un Demonio, Un Pilar y un CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora