Un Demonio, Un Pilar y un Corazón

Capitulo XXI: Niji

Nota de la autora: Para que mas o menos entiendan y no se alteren o se sorprendan a la hora de leer tuve que hacer un salto de 2 años para que asi pudiese tener mas coerencia mi historia, espero y ese detallito no los moleste

Sin mas disfruten la lectura ;)

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— ¿sigue sintiendo malestar?

— no, las hierbas que me sugirió me sirvieron de maravilla

— que gran noticia, aun asi si llega a regresar su malestar no dude en regresar pero por mientras siga usando la madreselva como se lo indique

— gracias Tsugikuni-san

Akaza miraba desde una distancia prudente como ___ trataa a otro de los pacientes que llegaban en busca de algun remedio para sus enfermedades y el saber que ella tenia conocimientos en la herbolaria le había sorprendido: todos los dias se aprendia algo nuevo pero eso era algo positivo para él ya que ahora conocia a la chica como si fuese la palma de su mano.

Despues de todo ya habia pasado cerca de 2 años desde aquel dia.

— ¡Madre! ¡Akaza-san!...

En cuanto la paciente se fue, en la habitación habia entrado corriendo un pequeño con la aparienca de un niño de 6 años, su ropa le quedaba bastante grande pero por lo visto para el niño era bastante cómodo, su cabello era mayormente negro pero las puntas eran de un inusual rubio grisaceo y las dos cosas que mas resaltaban del pequeño eran sus ojos como el arcoiris y aquel par de colmillos que sobresalian cuando este sonreia.

— ¡Miren, encontré unas moras y son bastante deliciosas! —dice bastante feliz mostrandole una gran cantidad de esos frutos—

— Niji… —se cruza de brazos arqueando una ceja— ¿Donde las encontraste? Los arbustos de las moras no crecen por aqui y ademas se miran bastantes limpias —casi en ese momento el pequeño habia comenzado a sudar manteniendo esa sonrisa pero ahora de forma nerviosa—

— no me digas que volviste a ir a la ciudad tú solo mocoso —el enojo era palpable en Akaza ya que no le agradaba la idea de que el niño se arriesgara a ir a la ciudad completamente solo—

— b-bueno… —al ver como a su madre comenzaba a marcarsele una vena en su frente su miedo crecio asi que suspira temeroso— si… volvi a ir, queria conseguir algunas frutas y hierbas para tus remedios

— Niji, te he dicho muchas veces que es peligroso que vayas solo: recuerda que antes de llegar a la ciudad hay rieles del tren y eso es bastante peligroso —se inclina para estar a la altura de su pequeño y asi jalarle una de sus mejillas escuchando como se quejaba de dolor— cuando quieras ir hazmelo saber para ir juntos ¿Esta bien? —a lo que el menor asiente mientras frotaba su mano en su mejilla para calmar el ardor—

— tienes suerte que el día este nublado, pero como te fuiste sin que nos dijeras me ayudaras a buscar leña para tu madre —le dice Akaza en un tono severo mientras avanzaba hacia la salida—

— ¡¿Ahhh?! ¡Akaza-san eso no es justo! —lloriquea bastante aterrado ya que odiaba cargar cosas pesadas y los troncos que escogia Akaza eran siempre las mas robustas y pesadas— madre diga algo —pero se tensa cuando su madre coloca sus manos en sus pequeños hombros mientras que un aura sombria la cubria—

— eso debiste pensarlo antes de haberte ido asi sin mas, ahora ve con él y ayudalo con la leña…

— s-si madre… —le responde casi al instante sintiendo un gran escalofrio mientras caminaba a la salida para colocarse ropa mas comoda y colocarse una bufanda en su cuello—