"Un verdadero amigo es el que entra cuando
el resto se va"Walter Winchell
—¿Esta como feita?¿Verdad?— exclama disimuladamente Sarai a su amiga Ginebra y esta contesta frunciendo el ceño con un tono déspota — Desastrosa, diría yo.
Al igual que ellas, el resto de alumnas también comentaban sobre la nueva estudiante, una joven de cabello castaño, recogido con trenzas cual boxeadora, lentes acompañados una nariz grande y caída muy parecida a la de un periquito. Denotaba dulzura e inocencia, reía sin ningún motivo y zarandeaba de forma excesiva su mano saludando a sus compañeras, su uniforme era mas largo que lo estipulado en el colegio, las medias le quedaban bailando y no tenia ni una sola pizca de maquillaje en su rostro.
—Hola chicas, es un placer para mi—hace un sonido cual cerdo de forma involuntaria y continua— Estudiar a su lado, espero que seamos buenas compañeras y ¡GRANDES AMIGAS!— agita sus manos extremadamente feliz.
—Ella es tan desesperante —susurro Sarai.
Sarai provenía de una familia conservadora y religiosa tenia una actitud tranquila, cabello largo, lacio y rubio, rostro alargado, ojos cafés, delgada, de piel blanca como la porcelana. Aparentaba siempre amabilidad, delicadeza y discreción.
—No puedo evitar cuestionarme ¿Quien viste y peina a esta niña?¡Betty la fea!— opino Ginebra a su amiga, ya que en su cabeza no podía explicarse como alguien podía estar tan mal arreglada y salir tan tranquila a la calle. Ginebra es una chica que al contrario de la nueva, denotaba mucha sensualidad, tez morocha de pechos pequeños, caderas anchas, labios gruesos adornados con un gloss de tono coral, ojos miel con delineador azul y largas pestañas con rimel negro, respecto a su cabello este era ligeramente ondulado y tenia unos leves mechones de tono rosa, los cuales estaban prohibidos en la institución católica a la que asistía.
—¿La adoptamos?— exclama Sarai.
—¡¿Que te pasa?! Si quieres hacer una obra social Sarai... Adopta un perro o dale una moneda a un vagabundo—replico Ginebra entre dientes.
—No tenemos muchas amigas, no tenemos ninguna siendo honesta... Todo el mundo dice que somos unas perras sin corazon y tú lo eres pero yo no.
—¿Enserio quieres incluir a "patito feo" a nuestro grupo de dos?— contesta Ginebra.
—Tu y yo... Siempre somos tu y yo. Honestamente creo que ya nos hace falta una amiguita como para— Sarai se queda sin justificaciones ante la mirada poco convencida de Ginebra y solo dice— Ok, solo quiero divertirme con alguien más ingenuo que nosotras. Aparte podemos moldearla y ponerla linda y hacerla super perra como nosotras ¿Que tal?
– Okey— responde Ginebra con una risa burlona.
La Madre Superiora una mujer de casi mas de setenta años, cabello pelirrojo, corto a la altura de sus orejas, nariz larga y puntiaguda con una gran joroba, su piel era blanca como la leche y arrugado como papel aluminio, los dientes eran tan pero tan amarillos como el sol y aparte que siempre llevaba un traje largo que no dejaba ver ni sus tobillos ni sus muñecas y desprendía un olor muy desagradable de sus axilas como si no se bañara muy seguido. Se la conocía por ser extremadamente estricta y por faltarle el dedo indice en su mano izquierda. Existían muchas teorías sobre como lo había perdido pero nada confirmado hasta ese momento.
—¿Vos que haces con los cabellos pintados de rosa? ¿En donde crees que estas? ¿En Nickelodeon? ¿En un bar? ¿En el cabaret en donde se desnuda tu madre? ¿O en una institución educativa?
—Lo siento Madre Superiora— dijo Ginebra entre dientes, retorciendo los ojos cual exorcista.
— Usted señorita, no puede venir y hacer lo que se le viene en gana— decía la Madre, haciendo una pausa para tragar saliva— Levántese.
La adolescente al escucharla decir eso quedo perpleja cual estatua y mentalmente dice "Mierda, requisa" y ella sabia que el largo del vestido era dos dedos arriba de la rodilla y ella... Pues, ella tenia su uniforme muy arriba.
—¿No me escucho? ¡Le dije que se levante!— gruño molesta la Madre, Ginebra tan solo suspiro profundo y se levanto mirando al frente. Entretanto el resto de sus compañeras disimuladamente escondían sus uñas pintadas o pulseras, ya que eran articulos que estaban prohibidos.
La Madre Superiora verifico que los zapatos estuvieran brillantes como las estrellas que las medias lleguen hasta la rodilla, que la blusa blanca estuviera hasta el nivel de los puños y cuando noto que el vestido no estaba a la altura saco unas pequeñas tijeras de su bolsillo y jalo a la estudiante y empezó a bajarle el dobladillo del uniforme—¡ESTO ES UN UNIFORME! Para venir a un colegio... No es ropa para que luzcas tu cuerpo como una callejera, si eso es lo que quieres, puedes irte a un ¡BURDEL! ¿Estas entiendo?—dijo estrujando a Ginebra del brazo.— Entendido—contesto Ginebra viendo su vestido con hilos colgando.
La monja observa histérica al resto de jovencitas las cuales estaban mirando hacia el pizarron como si se tratase de estatuas y manifiesta—Espero que el caso de la señorita sea un ejemplo para el resto. Como te vistes, las personas te tratan
—Si, Madre Superiora— dicen las jóvenes al unisono, totalmente petrificadas.
La Madre hace una pausa para lanzar miradas fulminantes hacia Ginebra y exclama—Señorita, se queda sin recreo. El resto puede continuar en clase.
Al voltearse la Madre, la estudiante le hizo una mueca por la espalda con la mano sacando el indice y el dedo medio y elevándolos hacia arriba en sugerencia netamente sexual sobre la masturbación femenina y luego procede a pasar su lengua. El resto de compañeras al ver aquella señal obscena empezaron a soltar risillas. La docente no alcanzo a ver este acto, sin embargo les pidió a todas que guarden silencio. Milena se sentó cerca de Ginebra y esta fingió una risa cordial y la nueva estudiante se la devolvio con mucha naturalidad, luego se volteo.Al salir la Madre Superiora, el ambiente dejo de tornarse tenso y la morocha susurro "Al fin el aire no huele a formol".
Milena fingia no estar incomoda por ser "la nueva estudiante" ella solo buscaba encajar esta vez, no quería ser el blanco de burlas. Si se juntaba con la gente correcta, su reputación estaría a salvo.
La profesora vio que el curso ya estaba tranquilo y dijo "Bueno niñas, sentadas, pasando un puesto... Es hora de tomar la leccion"
La profesora empezó a entregar las hojas alumna por alumna y al acercarse a Milena le pregunto si deseaba darla y esta manifestó un "si" y recibió la hoja.
— Tranquila si repruebas esta vez no pasa nada— hablo la profesora entendiendo la situación de "estudiante nueva" de Milena.
Todas las alumnas estaban realizando la prueba concentradas en su hoja.
——————————————————————-Chicas, les quedan cinco minutos—dijo la profesora. La rubia en su desesperación leyó un poco las preguntas y encerró respuestas al azar.
La profesora se levanto, recogió las pruebas justo cuando toco el timbre de receso y manifestó—Ginebra, no te olvides que has quedado castigada, ponte de pie y quédate parada en la parte de atrás con la frente para la pared.
Ginebra resoplo y se fue hacia donde le habían indicado.
Sarai se acerco a ella le dijo—Iré a verte tu almuerzo ¿Vale?
Ginebra movió la cabeza de forma afirmativa, aunque seguía con su mirada hacia la blanca y cuarteada pared "De los castigos"
Milena vio que salió la rubia y se acerco super recelosa —¿Siempre son así de estrictas aquí?
La morocha arrugo el entrecejo y pregunto —¿Estas conversando conmigo?
Milena respondió titubeante con un "Si"
— Pues si, pero si no las haces enojar como yo... Ni se enteran de tu existencia.
— ¿Y que es lo que las hace enojar?—dijo intrigada Milena.
— Todo lo que yo haga o diga, las enfada— menciono Ginebra airosa.
—Ok, gracias— sonrío Milena de forma incomoda y ruidosa. Dio una media vuelta y salió al recreo corriendo.
—Ten toma— extendia su mano Sarai entregándole el lonche a Ginebra
— ¡Estos castigos me arrechan!— dijo Ginebra realmente furiosa, cansada de seguir viendo a una pared —¡Maldita Momia infernal! Ya estoy harta de esa axilas de cebolla ¡Harta enserio!
— Debes agachar la cabeza y aceptar las cosas que te diga la Madre Superiora porque por algo es la Madre Superiora, pintarte el cabello y traer tan cortos los vestidos es una manera de provocación directa. Y ya suficiente odio que tiene porque tus madres son lesbianas ¿Para que buscar mas?
Ginebra era muy consciente de que Sarai tenia mucha razón pero simplemente no podía evitar, sacar de quicio a la Madre Superiora por la actitud grosera que esta siempre mostraba hacia ella, como si Ginebra fuese una apestada por tener dos madres, para ella era mejor tener dos madres a no tener ninguna.
Asi que rápidamente decidio cambiar de tema
—¿Vas a querer que te acompañe al baile de gala de esta noche en el Hotel de los padres de tu novio?
—Obviamente ira "Osito" Bruno y Jimmy Martin con su novia Leonella— Sarai hace una pausa y exclama— ¿Invitamos a nuestra futura amiguita?
—¿Crees que tenga ropa para un evento de esa magnitud?— exclama Ginebra arqueando la ceja.
—Debe tener un vestidito medio elegante por alli ¿No?— responde Sarai
Milena ingresa bebiendo su jugo de carton y al notar que es llamada por Sarai con una cálida sonrisa decide acercarse algo temerosa.
—Tengo un evento hoy... Mi novio de Oliver Dier, hijo del dueño del Hotel Dier y esta de aniversario y como eres nueva queremos incluirte ¿Quieres venir?
Milena muy entusiasmada exclama–¡Me encantaria, realmente me encantaria! Pero no tengo vestidos elegantes— se queda pensativa por unos instantes —¿Puedo ir con un pantalon jean?
—¡Obvio no!— responde Ginebra.
Sarai sonrie disimuladamente y dice —Mejor vienes a mi casa y junto a Ginebra te arreglamos ¿Te parece?
—Genial— responde Milena muy entusiasmada.
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Secretos de señoritas
RandomGinebra, Sarai, Romina y la nueva estudiante Milena, deberán enfrentar diferentes situaciones de su vida cotidiana mientras asisten a un colegio altamente religioso y conservador. Amor, sexo, drogas y hormonas a flor de piel ¿Que puede salir mal en...