Zelinda se encontraba pensando en la sorpresa que le daría a Thomás, para celebrar 7 meses de relación. Explorando en sus recuerdos, comenzó a notar que varias veces, Thomás, le insinuó que quería tener relaciones sexuales con ella. Al principio, Zelinda no se sentía segura, pero tras varios meses de relación, sintió que estaba lista para entregarle su virginidad a Thomás.
En su habitación, Zelinda tenía un espejo enorme, que reflejaba su cuerpo de cabeza a pies. Observó con detenimiento cada parte de ella, sus piernas gruesas y perfectas, su trasero bien firme, sus senos no tan grandes, pero perfectos para su cuerpo.
- ¿Y si sólo le gusto por mi cuerpo?- pensó Zelinda, empezando a cuestionar un poco sobre las intenciones de Thomás. - No... Es tonto, no creo que solo esté conmigo por eso, llevamos 7 meses juntos, si está dispuesto a esperar es porque me ama.- Zelinda comenzó a murmurar sola, dándole fe a su relación.
Zelinda quedó en encontrarse a las 4 de la tarde con Thomás, ambos se habían enviado cartas durante las clases para acordar el punto de encuentro, que sería el río Rin, donde luego irían a la casa de un amigo de Thomás a pasar el rato.
Una vez Zelinda llegó al río, se sentó en una orilla, debajo de un puente. Al rato comenzó a escuchar que Thomás llegaba, pero este no se percató de que Zelinda se encontraba debajo del puente. Ella comenzó a escuchar que Thomás no venía solo, escuchaba 2 voces, donde alcanzó a oír que la mencionaban. Rápidamente, se escondió debajo de las vigas donde comenzaba el puente, para oír que hablaban aquellas personas.
- ... Que envidia, no puedo creer que en serio salgas con Zelinda- dijo una voz que Zelinda no lograba reconocer.
- Amigo, ella se moría por estar conmigo, siempre lo notaba en su rostro.- Responde Thomás.
Al principio, Zelinda sonrió y pensó que estaba en lo correcto en pensar que Thomás la amaba y realmente quería estar con ella; Sin embargo, lo siguiente que escuchó, la dejó perpleja.
- Parece que no ha llegado tu dulce novia.- Dijo aquella voz que Zelinda no identificaba.
- Bueno, no tengo apuros, apenas ella legue, iremos a casa de Bastian.- Dice Thomás.
- ¿Qué harán allá?
- Viejo, tú sabes que haremos.
- Eres un cerdo Thomás. Ella te ha dejado en claro varias veces que no está lista, según me has contado.
- Ya no puedo esperar más, durante todo este tiempo he estado acostándome con otras chicas para abstenerme de tener sexo con Zelinda, pero le tengo tantas ganas, que ya hoy debe ser el día.
- Envidio tu vida sexual. Bueno, te dejo, iré a ayudar a mi madre con sus oficios, me cuentas luego qué pasó con ustedes dos.
Zelinda estaba totalmente triste y decepcionada. Aguantó sus lagrimas y se subió al puente, por el lado donde Thomás no pudiera ver, para no hacerle saber que ella estuvo escondida debajo. Él, al verla, sonrió y le dio un abrazo. Ella fingió sorpresa y alegría al verlo, tenía claro una cosa y era que no iba a dejar que Thomás hiciera lo que quisiera con ella.
Ambos llegaron a la casa de Bastian, este los dirigió al cuarto suyo y luego los dejó solos. Instantáneamente, Thomás comenzó a besar a Zelinda y esta siguió. Cuando la calentura estaba en lo alto, Zelinda le dijo a Thomás que cerrara sus ojos y acto seguido, le bajo los pantalones. Este, supuso que ella le haría una felación, por lo que emocionado, cerró sus ojos. Zelinda aprovechó y le dijo que esperara un minuto con los ojos cerrados, mientras ella se desvestía, rápidamente, husmeó las gavetas del cuarto de Bastian, encontrando un mata moscas en uno de los cajones, no dudo dos veces en cogerlo, agarró el pene de Thomás y antes de que este dijera alguna palabra o abriera sus ojos, Zelinda le dio un fuerte golpe en los testículos con el objeto.
- ¡Mierda, ¿qué carajos te pasa?!- Exclamó Thomás con mucho dolor.
- Maldito mentiroso.- Le replicó Zelinda, mientras lo golpeaba varias veces con el matamoscas.
- No sé de que hablas, pero maldición, para ya.- Dijo Thomás entre gritos de dolor.
- Escuché toda la mierda que dijiste cuando llegaste con tu amigo al puente del río.
- Eres una maldita loca.- Dijo Thomás, mientras apartaba a Zelinda, buscando sus prendas y saliendo del cuarto.
Zelinda no necesitó palabras de Thomás para comprender que él no volvería a acercarse a ella. dejó muy claro, que no aceptaría jamás ser tratada como un juguete. Ella se fue luego a su casa, mientras caminaba, pensaba en todo lo miserable que le hizo sentir haber terminado de esa manera con Thomás. Ella estaba tan ilusionada al principio, que sintió que su madre tenía razón cada vez que le decía "Los hombres solo van a usarte por tu cuerpo y harán lo que sea por tenerlo".
Los problemas de Zelinda no acabarían ahí. Al llegar a casa, su padre la recibió a gritos, le decía que era una puta y que si no se comportaba como una dama, se iría a la calle. Zelinda estaba totalmente confundida, no comprendía por qué su padre la trataba de esta manera. Llorando, fue corriendo a su habitación, mientras su madre la seguía detrás, intentando hablar con ella. Al llegar a su cuarto, la mamá cerró la puerta e intentó tranquilizar a Zelinda.
- Escucha... No tienes que explicarme por qué lo hiciste, pero solo quiero saber si estás bien.- Le dijo su madre.
- No entiendo de qué hablan mamá.- Contestó Zelinda entre lagrimas.
- Tu amigo de clases, Thomás, llegó aquí esta tarde mientras no estabas.
Zelinda enseguida supuso lo que su madre le diría. Mientras Zelinda se devolvía a su casa luego del incidente con Thomás, ella decidió darle una vuelta a la pequeña ciudad para intentar despejar su mente, tardando horas en llegar a su hogar.
- Nos dijo que te vio entrar a la casa de un amigo, que ambos estaban solos y que tendrían relaciones sexuales.- Le dijo su madre.
- Mamá, eso no es cierto, no he tenido nada con nadie, es un maldito mentiroso.- Replicó Zelinda.
- Hija, yo te creo, siempre te creeré, porque yo te conozco y sé que no serias capaz de algo así, pero tu padre está totalmente loco por esto, peor aún, Thomás le mostró una carta, donde supuesta mente lo habías citado para tener sexo.
- Este día no puede ser más mierda...- Dijo Zelinda mientras se tiraba en su cama a llorar.
El día transcurrió, Zelinda no salió de su habitación y su madre, hizo todo lo posible por convencer a Otis, de que su hija no había hecho todo lo que dijo Thomás. Él optó por llevar a Zelinda al medico y que este le hiciera una prueba de virginidad, de ese modo, aceptaría que su hija tenía razón.
Al día siguiente, Zelinda fue con sus padres al medico, le realizaron una prueba de virginidad, algo que realmente ofendió demasiado a Zelinda, pero tuvo que aceptarlo, para evitar más problemas con su padre.
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Dulce Puta (En proceso)
Mistério / SuspenseTranscurre el año 1989. Zelinda, una joven nacida en la Alemania Oriental, ejerce el oficio de prostituta. Ella ha pasado por momentos muy duros en su vida, su padre siempre vivió decepcionado por no haber tenido un varón. Su madre era una mujer muy...