SCTMW x Reader

Kene (parte 4)

- ... Así que, ¿por qué no te quedas?

Las palabras de Kene golpean tu corazón como un martillo. Tu mirada fija en su rostro, sus labios, y luego sus ojos. Una mezcla de vergüenza y anticipación recorre tu cuerpo, agitando tu respiración ya frenética.

- ¿Que mirai', bagayo culiao y la conchetumare? - Exclama Kene sonrojado para tu sorpresa, su rostro desapareciendo nuevamente en tu pecho. Tu corazón se detiene ante la explosiva reacción de alguien que hasta el momento parecía bastante tranquilo. Puedes sentir el sudor de y temblor de sus manos aferradas a tu polera. De un momento a otro te cae la teja de que estaba nervioso, esta situación era tan nueva para ti como lo era para él. No puedes evitar calentar tu rostro ante la imagen de este chico tan confiado sucumbiendo ante el nerviosismo.

Tu mirada se levanta un segundo y analiza la habitación mientras sostienes al chico en tus brazos. La gran mayoría de los invitados no están, los que quedan se encuentran en la terraza fumando y conversando suavemente, mientras algunos pocos están despidiéndose de Arisu en la entrada de la puerta con abrazos y agradecimientos por la fiesta. Arisu cierra la puerta antes de darse la vuelta y encontrarse con la imagen de ti abrazando al Kene, una notable sonrisa se planta en su cara mientras camina hacia la mesa frente a ti para recoger algunos de los vasos sucios que dejaron los invitados, entregándote una sonrisa aún más grande antes de partir a la cocina. No logras evitar reírte un poco ante la situación mientras observas a la chica caminar. Tu mirada vuelve a tu pecho donde te encuentras con los ojos entrecerrados de Kene reflejando la luz de la ampolleta del techo, sus brazos acorralando tu cuello en una estrecha y suave caricia, y el ligero respiro de su boca en tu nariz es lo último que sientes antes de que la calidez de sus labios invaden los tuyos. Un escalofrío se apodera rápido de tu columna en cuanto los labios de Kene roban un dulce beso de tu boca, el tiempo se detiene mientras la delicada piel de sus labios se abre paso en tu boca. Tu cerebro manda señales a cada extremidad de tu cuerpo petrificado sin resultado alguno, estás en shock. El retumbar de tu corazón y la piel de Kene es todo lo que logras percibir de la realidad, tu piel erizada ante cada roce de su cuerpo con el tuyo.

Finalmente, Kene se aleja de tu boca dejando atrás un pequeño hilo de saliva que se rompe al separarse. El rostro del chico no es otro que el de una persona avergonzada, puedes sentir su corazón latiendo con fuerza y el temblor de sus brazos alrededor de ti. Las palabras se quedan en tu garganta mientras tiemblas entre la emoción y la vergüenza, llevando una mano a tus labios como si pudieras confirmar con el roce de tus dedos si lo que pasó fue verdad o no. 

Un silencio marcado se postra entre ustedes, tu mirada fija en la de él, mientras lentamente una sonrisa comienza a formarse en tu rostro. Esto, en cambio, hace que Kene aleje la mirada,  posando su cabeza nuevamente en tu pecho soltando un largo suspiro que debía llevar acumulado ya un largo tiempo.

Tu cuerpo aún semi petrificado puede sentir las palpitaciones del chico. Tu mano ligeramente casi por instinto propio comienza a acariciar su cabeza. Lentamente puedes sentir al chico comenzar a caer rendido mientras tus dedos bailan entre su cabello. Su aún sonrojado rostro comenzando a soltarse con cada caricia. Antes de que siquiera te des cuenta, puedes sentir la rítmica respiración del chico dando señales de que comienza a queda dormido. Levanta su cabeza y te mira, sonrojándose nuevamente.

 - V-vamos a mi pieza - Dice Kene mientras se aleja de ti temblando ligeramente, poniéndose de pie y tomando tu brazo, evadiendo tu mirada.

Sin lograr producir alguna palabra coherente de tu boca, sigues al chico hacia lo que crees que es su cuarto. Una habitación más amplia de lo que esperabas; un escritorio de metal, un estante con figuras de algún webcomic, unas cortinas rojas y una alfombra bastante peluda te dan la bienvenida al cuarto, el cual pasaría fácilmente como unicamente suyo si no fuera por el gran camarote que toma un tercio de la habitación.