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(En una escena entrará la canción, imagínensela un poco más de Joaquín para Emilio)
*

Sonó el despertador. Lo callé de un golpe.

-Cinco minutos más- me dije a mi mismo y me di la vuelta para seguir durmiendo.

20 minutos después...

-Joaquín- tocaban a la puerta, luego abrieron- ¡Joaquín!- Era mi madre- ¡Es tardísimo!

-¡Joder!- Me Levante de un salto, directo al baño.

-Cuida ese vocabulario jovencito.

Me bañe y cambie a toda prisa, en menos de quince minutos ya estaba listo. Pase por la cocina a robar una manzana para comer luego, ya que no me quedaba tiempo de desayunar, y en cuestión de segundos ya estaba montado en mi motoneta.

Yo siempre atravesaba un pequeño callenjosito que acortaba el tiempo en llegar, y hoy que iba tarde me venía perfecto.

La única diferencia es que hoy iba a una velocidad un poco excesiva. Así que sin detenerme a mirar si venía algún carro, solo me arroje de la banqueta.

Sentí un pequeño impacto contra mi, y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba rodando en el capo de un auto.

Caí tendido sobre el suelo. Por suerte el impacto no fue tan fuerte y traía casco. Me levante de inmediato.

-¿¡Estás idiota o qué!?- golpeé con mis palmas sobre el capo.

El tipo me vía con ojos de susto. Se quitó el cinturón y salió del auto.

-¿¡Estás bien!?

-¿¡Cómo crees que estoy!?- Como pude me desate el casco e intentaba quitármelo.

-¡No, no te lo quites!

-¡Me podrías a ver matado!- le arroje el casco- ¡O peor aun, dejarme paralitico!

-¿Pero que estás diciendo? Tu te has lanzado la acera.

-¡Eres un tarado!- estire mi brazo en protesta y hubo una gran punzada en el -¡Au!- me queje.

-¿Te duele? - se acercó a mi para observarlo y sobarlo- ¿puedes moverlo?

Su cercanía me puso algo incomodo, su perfume era adictivo, sus rizos perfectamente peinados, sus ojos oscuros y profundos, sus pestañas largas, su nariz y mandíbula demasiadas definidas.

Se alejo, y extrañe su calor.

-¡Mierda! Mira el lateral- dijo refiriéndose a su auto.

-¿Y tu te quejas? Mira mi moto donde a quedado. Ayúdame a levantarla.

Mientras la levantamos, volví a sentí el dolor en mi brazo, lo que me hizo soltarla y hacer que casi se le fuera encima.

-Ten cuidado.

-Pareces mi padre.

La levantó solo.

-¿Tú siempre contestas?

-Ahora pareces mi abuela.

Perdona... si te llamo amor- Emiliaco (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora