7. Engaños

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Óscar Jones

Pensando, hablando, y diciendo cosas sin sentido es normal en los humano; todos hemos dicho tonterías que se nos ocurría por la cabeza, por hacer el tonto, pero esto llegaba más allá de todo lo inimaginable.

Ya cansaba que se juzgara de una manera en la que ya te podías hartar y descontrolar.

Pues esto me estaba pasando en estos momentos con los de la CIA, casi ni tenían pruebas en las que me pudieran culpar de algo a mí o a Steven o a Rubén; aunque el cabecilla era Steven de todo eso, a pesar que incluso ellos deberían saber de que yo odio a Steven por lo que creo que hizo a mi amigo Samuel Ross.

Ya pasó hace cinco años, lo sé, pero esa noche en la que murió Silvia, era la señal de que iba a ser los últimos días de Samuel; al final  Samuel, por la presión que sentía en el cuerpo y la culpa que se le echaba cada dos por tres de que era el asesino de su mujer; al final Samuel se suicidó y todo por un fallo, y la realidad de que el asesino fue Bernardo con un compinche obligado llamado John.

Creo que el único que aguantó todo el peso fui yo, porque me apoyaron más que a Samuel, yo lloré hace ya tiempo, pero todavía cuando me acuerdo del día en el que se colgó Samuel de una cortina, lloro todavía, y me entran pesadillas horribles en las que no puedo dormir; y simplemente, miro al horizonte o a las estrellas, porque algún día quiero olvidar, olvidar todo lo malo, y pensar que Samuel quería que siguiera adelante.

Y después de todo esto y de dejar de entretenerme mirando al cielo, quiero levantarme, quitarme el polvo de mi ropa, y escalar esta montaña de una vez; ya estoy frustrado y con odio en mis ojos.

Cuando sé que alguien no tiene razón, yo intentó quitársela, porque es todo lo que todos hacen, en este caso, yo sé que Steven no ha matado ni al presidente ni a todos los posibles testigos, no sé porque, creo que cuando vi a Steven la primera vez sabía que estaba metido en lo de Silvia, pero ¿Por qué Steven querría matar al presidente?, no encuentro el sentido de esto, pero seguiré pensando de quien es y porque lo ha hecho.

Me acerqué a todos mis amigos y “amigos”, Jane, Steven, Rubén, Royce y Dylan, les saludé moviendo la cabeza como si estuviera asintiendo. Ellos hicieron lo mismo o saludaron con la mano.

—    ¿Qué hacemos?-dije

—    Casi no se puede hacer nada-dijo Steven- te sacarán hasta la última gota de sangre que te queda

—    ¿Qué te han hecho a ti Jane?

—    Nada importante, al igual que a Dylan y a Royce, solo nos han tenido retenidos hasta que nos sacaron hace poco, y vino Steven y luego tú

—    Guay, porque me han preguntado sobre ti, Steven, y querría saber si es tu hermana Clarice

—    Es verdad-dijo Royce- ¿Es tu hermana?, porque la verdad, os parecéis mucho, demasiado para mí

—    Técnicamente, si, pero sé que vosotros no me creeríais esto, yo soy el loco, y no ella, y aunque intente demostrarlo, ella siempre ha tenido poder sobre mí

—    Pues, para ser sincero-dije- te creo, y eso es raro en mí

—    Sí, demasiado

—    ¿Para qué estamos aquí?-dijo Dylan- todos, es demasiada coincidencia, y si os fijáis, estamos solos sin que nadie nos vigile

—    Cierto, nadie está-dijo Jane

De repente vi una luz y se oyó un disparó y yo me agaché y me puse debajo de la mesa, miré alrededor, vi sangre, por ahí, no era mía, porque no sentía dolor absoluto y no tenía ninguna herida, pero si que me hice un poco de daño en el brazo derecho, vi a Jane al lado mío, no estaba muerta, pero si asustada y medio temblando, vi a Dylan el que estaba muerto con una bala en la cabeza, vi bien a Steven y también a Royce, me puse detrás de la mesa, tirando la mesa, para proteger todo mi cuerpo y el de Jane.

Una serie de asesinatos: Asesinato al presidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora