Code: F. E. A. R

Capitulo I

El helicóptero había logrado aterrizar en la ciudad de Nueva York, el helipuerto de el gran edificio Biogen en el centro de la ciudad sirvió como lugar de reposo.

-¡¡Necesitamos un médico aquí!!- Gritó uno de los soldados que aún estaba en el helicóptero.

Rápidamente un grupo de médicos corrieron con una camilla y tomaron a un ensangrentado hombre para subirlo en una camilla y llevarlo lo más de prisa al edificio de Biogen.

-Doctor August es un placer verlo de nuevo- Le dijo Raul Venegas acercándose con otro grupo de doctores.

-Me alegro que no me dejaran olvidado en esa maldita isla- Dijo el hombre con seriedad mientras bajaba del helicóptero, detrás de él venía otro sujeto que cargaba a Susan.

-¿Está es la chica inmune?- Preguntó Raul cuando la mujer dormida paso por su lado.

-Así es, no pensé que hubiera alguien inmune a los parásitos además de Jakob, una rareza que merece ser investigada además fondo- Respondió el doctor con una sonrisa.

-Antes de que vayas a la enfermería a que te revisen necesito que vengas conmigo, el señor Crouso quiere hablar contigo- Pidió ayudándolo a caminar.

-Estoy muy cansado, ¿no podría ser después?- Preguntó el doctor esperando una afirmación.

-No, el jefe quiere verte ahora- Soltó tajante.

Ambos hombres comenzaron a caminar por los pasillos del edificio, la oficina de Oliver Crouso no estaba muy lejos de la azotea ya que a él le gustaban los lugares altos, al entrar el doctor se encontró de frente con Francis Crouso, el hijo del multimillonario dueño de Biogen, era un joven de cabello castaño muy bien peinado y vestía elegantemente como su padre, era básicamente la misma persona pero una mas joven que la otra, a excepción de su padre, que tenia ojos marrones, el primogenito habia heredado los ojos azules de su madre, el chico saludo al doctor con un movimiento de cabeza antes de abandonar la oficina de su padre.

Oliver estaba sentado sobre su escritorio, no era muy común que lo hiciera a menos que estuviera muy estresado el no solía romper protocolos y era sumamente educado, a un lado de la sala habían dos guardias armados que sujetaban a una chica rubia de rodillas contra la alfombra de la lujosa oficina.

-Es un gusto saludarlo doctor- Le dijo Oliver -Veo que me trajo a una chica inmune para continuar con los experimentos- Agregó señalando a la rubia que los guardias sometían, no era otra que Susan -Cuénteme ¿Como fue la experiencia en la isla?- Preguntó con una extraña sonrisa en su boca.

-Fue... Fue horrible, Jakob encontró la forma de transmitir los parásitos a través del agua e infecto a todos, había más sobrevivientes pero... Pero- Trato de continuar pero se detuvo.

-Pero no podíamos permitir que nadie más que usted saliera de allá ¿Si me entiende?- Preguntó Oliver con tranquilidad -Esperamos que todos los experimentos quedarán allá, además del equipo Alpha y los sobrevivientes- Agregó con una risita que molesto a Susan que no podía creer lo que oía -Usted es la clave para continuar con la investigación, ahora que tenemos a esta jovencita con nosotros podemos seguir adelante, su misión va a ser crear al soldado perfecto, comienza con las pruebas ahora mismo- Exigió el empresario haciendo una seña a los guardias.

-¡¡No, sueltenme!!- Gritó Susan tratando en vano de soltarse de sus captores pero no funciono -¡¡Eres un maldito, el equipo Alpha se arriesgo por ti, por nosotros!! ¿Y así les pagas?- Exclamó molesta escupiendo a la cara del doctor que ni se inmutó.

-Va a ser un placer experimentar con esa chica, por su carácter seguro será un huésped provechoso- Exclamó el doctor August limpiando la saliva de su rostro -Ahora si me disculpan tengo que ir a tratar mis heridas- Se excusó caminando con dificultad saliendo ayudado por un guardia.

-¿Cree usted que el pueda conseguir lo que le pidió?- Preguntó Raul acercándose a su jefe.

-No lo sé, pero al tenerlo aquí podemos robar toda su investigación y en caso de no servirnos de nada podemos despacharlo- Acotó Oliver mirando por el ventanal -Después de todo Biogen no se anda con rodeos- Finalizó.

-En eso tiene razón señor Crouso, me voy... Debo vigilar que la operación de Xander salga bien- Exclamó marchándose y cerrando la puerta detrás de él.

La noche había caído y lo que nadie esperaba era el inmenso horror que dentro de poco se posaría sobre la ciudad de Nueva York, una plaga que trataban de controlar se desataria.