La dificultad

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Y como no la podía escuchar me repitió lo que dijo y la escuché al fin, y lo que me pedía era mi número. Y pensé: No puede ser, me está pidiendo mi número de celular… ¡NO PUEDE SER! Me quedé atónito, tanto que le di mi teléfono celular para que ella lo escribiera.
Leí el nombre y el número, lo guardé; terminamos por ese día el trabajo, tomamos el mismo bus de nuevo, al llegar a mi casa no quise perder el tiempo y la busqué en Facebook, su nombre era Gabriela, era un nombre muy bonito. Usé el nombre que me dio y la encontré, automáticamente le envié solicitud de amistad; estuve esperando hasta que me aceptó. Sentí una paz, alegría inimaginable, porque pensé que no aceptaría e inmediatamente, después de eso junté coraje y le envié un mensaje.
Ella amablemente contestó mi mensaje e iniciamos una conversación por Messenger. Y luego nos pasamos a WhatsApp, y aquella vez descubrí que esta linda chica es menor que yo, casi exactamente por un año. Conversamos mucho y continuamos hablando; no me quería rendir con ella, para nada, y me convertí en su amigo.
Nuestra amistad comenzó, seguimos adelante con el proyecto hasta que llegó la presentación del avance del proyecto ante la profesora y la persona a cargo del área de ciencias; después, esperamos hasta que ambos terminaran de hablar, salieron y dijeron que les encantaba nuestro proyecto y que lo termináramos para la feria. Yo seguía feliz, ¡Iba a pasar más tiempo con Gabriela! Y para celebrar dijo que vayamos a un restaurante y dije que sí sorprendido.
Llegamos al restaurante, nos sentamos uno al frente de otro, y nos pedimos un barril de pollo broaster. Yo comí más que ella, reímos y la pasamos muy bien, aunque vio mi lado salvaje con la comida, pero sentí que si se trataba de ella no importaba, solo quería ser como era y no aparentar ser alguien que no soy. Al terminar, nos fuimos. Al llegar a mi casa, me tiré en mi cama y me movía y gritaba locamente sobre la almohada por la felicidad que tenía por esta salida, y así terminó el día.
Tiempo después, llegué a ser su mejor amigo y le hice una pregunta que en ese momento bajó totalmente todo lo que tenía de ganas, energía y esperanzas hacia ella. Y la respuesta de esa pregunta era que tenía novio. Yo al leer eso no supe que hacer, decidí no hacer nada y quedarme como su mejor amigo, pero algo interesante pasó después.
Su mejor amiga estaba de mi lado, quería que yo esté con ella, yo le respondí que no sabía qué hacer, que no tenía oportunidad, no obstante, ella estaba dispuesta a ayudar, en consecuencia, a eso, usualmente le hablaba de mí a Gabriela, la chica que amaba, y así fue. Pasó el tiempo, llegamos a la mitad de nuestro proyecto de elaboración de nanobots para el uso de la medicina. Y un día me dijo que quería que vaya a su casa para poner a prueba el prototipo que teníamos, y estaba muy asustado.
La primera vez que fui a su casa, fue muy emocionante y aterrador a la vez; ¡iba a ir a su casa! Entré con miedo e inseguridad, pero al verla me sentí mucho más seguro. Probamos el prototipo, y respondió bien a las pruebas, pero aún había cosas que mejorar.
Días más tarde tuve un pensamiento abrumador y era: ¿En algún momento llegaré a ser su novio o me quedaré como su mejor amigo para siempre?
Llegó mi cumpleaños, en el mes de noviembre, el mes que también cumple Gabriela; ella cumple 5 días antes que yo. Yo no sabía que darle por su cumpleaños, y para colmo tampoco tenía dinero, así que me limité a saludarla y entre otras cosas que no requieren de dinero. El día de mi cumpleaños yo no me esperaba un regalo de ella; y me tenía uno, cuando me lo dio estaba muy sorprendido, feliz y a la vez avergonzado, y se preguntarán porqué avergonzado, la respuesta es muy simple; era por el hecho que no le di nada por su cumpleaños. Lo recibí, al llegar a mi casa lo abrí, y lo que observé era una carta y 2 libros; pero los saqué y eran 2 mangas de un anime; todo estuvo precioso, aunque me hubiese dado otra cosa igual lo hubiese apreciado, porque era de ella.

La noche que me cambió la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora