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Sabanas de seda cubrían los calientes cuerpos desnudos despojados de vergüenza, una mortal había sido invitada al Olimpo sin haberse enterado siquiera. Aquel foráneo la había engañado haciéndola probar pequeñas bayas que se encontraban en el cálido jardín de la mujer. La cual ahora gemía excitada en los brazos del fornido hombre.

Sintiéndose aferrada a las caricias y a los suaves pero desenfrenados toques en su piel, frotándose una y mil veces mas en la gran entrepierna del hombre, casi cegada e hipnotizada por el calor de la noche, abriendo las tersas piernas cada vez mas, empotrandolo como si su vida dependiera de ello.

El hombre sudoroso clavaba sus dedos en las candentes caderas de la virgen, dejando marcas temerarias y besando la espalda brillante en la penumbra, se movió mas fuerte produciendo fricciones furibundas arqueando la espalda de la joven modesta, salio de ella en un estallido de sensaciones divinas, la ahora mujer cayo agotada en su enorme pecho. Los magníficos hilos de semen habían saltado tan alto que incluso lograron llegar a la Tierra acompañados de un tibio delubio sobre un pequeño pueblo en Corea del sur.

Gwangju, Corea del sur, Febrero 1993.

La lluvia no cesaba en aquella pequeña ciudad, los pájaros se escondían en sus nidos y los árboles se mecían con el cálido viento, no era un clima frío, más bien se sentía sofocado, los anteojos de muchos alumnos se empañaban y los lisos cabellos de las niñas se esponjaban.

-Date prisa, date prisa, date prisa- murmuraba una dulce chica de cabellos azabache, cuidando de no caerse por el húmedo asfalto se apresurada a llegar a su humilde casa, una bonita vivienda blanca con distintos tipos de plantas adornando el jardín frontal, protegida por vallas de herrería anticuada.

Soltó la mochila en el pórtico y se dirigió al patio trasero tan rápido como pudo, la llovizna no había cesado aún pero le importaba más su ropa en los ganchos que un simple resfriado. Al llegar comenzó por despojar algunas mantas blancas, luego se fue por el uniforme de mucama de su madre y al final por la delicada ropa interior de ambas.
Al entrar a la morada, quitó sus zapatos empapados, y arrojó las prendas mojadas al cesto yaciendo en la cocina por alguna razón.

-Ah...- La joven suspiró, había logrado quitar la ropa pero era estúpido pues estaba mojada igualmente, se acercó al teléfono en la barra de la cocina y tecleo esperando oír los mensajes.

Bip... bip... bip...

Jueves 07:36 am.

"Yeojoo, querida, feliz cumpleaños, no quise despertarte cuando me fui, te veías muy agus..."

Se cortó, la joven río negando con la cabeza.

Jueves 07:37 am.

"Mierda, esta cosa... bueno, espero hayas comido el desayuno que cocine para ti, te amo"

La tierna chica de mejillas rosadas recordó que su mochila estaba aun afuera, corrió a buscarla y el último mensaje se reproducía.

Jueves 13:50 pm.

"Yeojoo quita la ropa que deje secando, no había pronósticos, lo siento" 

Mala suerte, la joven había llegado tarde a casa, prefirió correr que tomar el bus, el vecindario donde vivía no estaba lejos de la escuela, pensó que tal vez corriendo sería menos tiempo, y quizá lo fue, pero no pareció buena idea después de diez minutos bajo la lluvia.
Sus apuntes se habían mojado, tendría que ir por la secadora de pelo para ayudar a secarlos lo más que se pudiera.

🌸🌸🌸

Su uniforme estaba hecho un desastre, su falda goteaba y su blusa transparentaba el corpiño lila que su abuela le regalo.
Se encontraba colgando las grandes mantas en el tendedero de plástico pequeño que se encontraba en su baño, no era mucha ropa la que se había mojado, porque ciertamente no tenían mucha. Oyó un tintineo en la puerta anunciando que su madre había llegado.

-Yeojoo, estoy en casa- corrió a darle la bienvenida, al verla su madre estaba muy cargada de bolsas.

-Mamá, ¿y todo esto?- corrió a ayudarla y luego se fue a la cocina, su madre la siguió.

-Oh, la señora Kim se va de vacaciones, no quería que esto se echará a perder en la nevera así que me lo regalo- la señora Park se sentía bendecida- Te traje una tarta, ve a ducharte y quitarte esos trapos mojados luego celebramos tus diecisiete años- le regalo una sonrisa a la joven y se puso a guardar los biberes en su propia nevera. Subió los escalones, ya en su habitación, de inmediato quitó el uniforme de su cuerpo quedando solo en ropa interior, rebusco en el armario ropa seca para después de la ducha.

-¡Mamá!

-¡¿Qué?!

-No tengo más bragas secas- hizo una mueca, de reojo alcanzo a ver una prenda que había colgado antes en el baño, giro la mirada, era blanca con un pequeño conejito amarillo dibujado. La tomo y estaba húmeda, no se sentía tan fría ya.

🌸🌸🌸

Después de una larga ducha caliente, se preparó con un camisón blanco con una flor rosa en el centro, calcetas hasta los tobillos celestes y pantuflas rosadas, el hermoso cabello azabache  se encontraba empapado pero cepillado para evitar marañas, no llevaba nada de maquillaje. No era tarde, pero no tenía muchos amigos con los cuales salir, se empeñaría en festejar su juventud con su dulce madre.

-¿Qué pasó cariño?- La señora Park hacia una especie de estofado.

-Oh, no encontraba bragas secas, pero lo resolví- Su madre asintió satisfecha, Yeojoo se apresuró a secar su mochila y el contenido en esta. Se removía mientras secaba con el aire caliente de la secadora un estuche de colores de madera, las bragas semimojadas que llevaba puestas empezaban a ser incomodas.

🌸🌸🌸

-

Yeojoo, cariño, ven- La fina fémina llego hasta donde su mamá, observando la sonrisa que la señora le dedicaba cargando una pequeña tarta de tamaño personal cubierta por arándanos y betún blanco, decorada por una vela amarilla. Se sentía muy feliz, tan dichosa, pidió un dulce deseo, uno tan tierno, uno que no se esperaba se cumpliera tan pronto.
Gracias a esas bragas semimojadas a causa del agua celestial y la semilla de una divinidad.

"Deseo algún día ser tan buena madre como ella..."

🍒원혁🍒







°𝔹 𝔼 ℝ ℝ 𝕀 𝔼 𝕊° (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora