17. ¿te arrepientes?

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Un poco más calmada la rubia me explicó la situación, empezando por el comienzo del día. Resulta que ella no había enviado ese mensaje de texto que me rompió el corazón, entonces fue a confrontar a Jane porque era la única con acceso a su celular. Ambas discutieron y la ojiazul le terminó porque al parecer la maestra de artes no era la persona que mi niñera creía que era. Y claro que no, ni yo que estoy medio loca le haría eso a mi pareja.
Eso es lo que Perrie quería hablar conmigo cuando le menti, por cierto, tuve que pedirle disculpas por eso. Incluso me vi obligada a prometerle que nunca más lo volvería a hacer.
Al principio ella estaba furiosa pero le hice ver el lado positivo de las cosas, yo no estaba en la cafetería esa. Ahora si, la mayor se encontraba viendo televisión cuando una noticia importante interrumpió la programación habitual. Parece que la cafetería de Lucy se estaba incendiando, por eso la rubia lucía tan preocupada por mi paradero. Aparte me contó que fue hasta el establecimiento a buscarme y obviamente no me encontró por ningún lado. Eso explicaba el por qué estaba llena de humo.

No la dejé seguir hablando, sus acciones demostraban justo lo que Jake me había dicho. Ella de verdad se preocupaba por mi aunque sus palabras no lo dijeran, las acciones que realizaba eran mucho más claras.
Uni nuestros labios en un fogoso beso, estaba besando a la mejor amiga de mi padre y no me importaba en lo absoluto. Una cosa pasó a la otra y de repente ella me cargó, ahora me encontraba presionada contra las paredes de la sala de estar. Ya no valía la pena negarlo, esa rubia me estaba volviendo loca. Mordi su labio inferior a penas un poco y puedo jurar que Perrie hizo el sonido más caliente que había oído en mi vida. La de la piel más clara tampoco se quedó inactiva, sin poder contenerse durante más tiempo ella comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos.

—Realmente me gustas Jade, no quiero que pienses en Jane como una amenaza porque ella no lo es. Solo salía con la mujer porque eso me distraía de no pensar en ti—Perrie me confesó, una vez que el calor del momento se había disipado.—en realidad no ayudaba mucho, porque terminé pensando en ti a cada rato—

Yo también le confesé que estaba loca por ella, desde el momento en que la vi por primera vez. Le dije que me parecía la chica más hermosa del planeta y que por eso la miraba. Ella era la perfección, claro hasta que abrió su boca. Al parecer ambas habíamos tenido la misma idea, ser rudas con la otra para así crear algún tipo de barrera. Creíamos que si no le agradabamos a la otra nos mantendríamos alejadas.
Esa noche al fin nos permitimos ser vulnerables ante la otra, ya no habían secretos entre nosotras y por lo tanto nada ni nadie podría separarnos. Le había hecho una petición, quería que en nuestra última noche durmieramos juntas y mi niñera no dudó en acceder.

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Por la mañana me desperté sola en la cama, me preocupaba que el no verla aquí significara el hecho de que lamentaba lo que pasó entre nosotras. La busqué por todos lados hasta que di con su paradero en la cocina. Resulta que me había preparado el desayuno, ella de veras era perfecta .

—¿te arrepientes de lo que hicimos anoche?—le pregunté sin rodeos, no iba a dejar que su respuesta me quitara la confianza en mi misma.

—iba a preguntar lo mismo...y no, para nada me arrepiento. Eres mi sueño Jade—me confesó

—tú también eres mi sueño—me senté junto a ella solo para poder besarla. Ambas estabamos tan absortas en nuestra acción que no nos dimos cuenta de que alguien había llegado.

La cara de James valía una fortuna, si la situación fuese otra lo más probable es que yo ya me hubiese reido.

—¡puedo explicarlo!—Perrie gritó

—papi, no es lo que crees—traté de convencerlo.

—acabo de verlas succionándose la cara ¿cómo podría eso no ser lo que yo pienso?—nunca antes lo había visto así de furioso.

—Papá en serio la quiero, estoy enamorada de ella—esperaba que mi confesión calmara las cosas.

—creo que también estoy enamorada de ti—Perrie me sorprendió.

Nuestras palabras sólo molestaron aún más a papá, quién quería que terminaramos todo aquí y solo así él vería si podía perdonar a Perrie. La rubia se nego, alegando que siempre que yo lo quisiera ella se mantendría a mi lado. Las cosas se complicaron aún más y James terminó diciéndole que ya no era bienvenida en la casa. Lo único bueno es que Pezz había comprado un condominio hace poco, solo le faltaba trasladar sus cosas.

Se me ocurrió una idea, me iría a vivir con Perrie. James me amenazo diciendo que iría sobre su cadaver, mi enamorada por otro lado me preguntó si estaba segura de mi decisión. Ya era mayor de edad y podía hacer lo que se me diera la gana, papá se dió cuenta de que estaba perdiendo la guerra y recurrió a un último recurso, reitar su amenaza. Al parecer si Perrie salía por la puerta conmigo, la amistad que mantenía con mi padre se acababa. A ella no parecía afectarle mucho en realidad, en cambio, decidió contestarle que en ese caso había sido un placer conocerlo.

Hice mi maleta, sólo con cosas esenciales. Sabía que máximo le tomaría una semana o dos perdonar a Perrie. Baje con mis cosas, la rubia ya me estaba esperando allí. Papá trató de convencerme de que me quedada pero le expliqué que esto no era por él, sino porque de verdad amaba a la rubia.

Vivir con Perrie tampoco era algo malo, la casa que la ojiazul había adquirido era enorme y preciosa. Incluso ella me había regalado múltiples prendas que no veía la hora de usar.

Una semana después de todo lo ocurrido mi ahora novia tuvo una genial idea, iríamos a nuestra primera cita.

Complicado// Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora