Depression

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Liz era una amante del guion literario, tenia veinte y hace poco habia ganado el titulo universitario.
Ese dia, estando despejada de tareas y compromisos, se propuso relatar un guion de teatro para posibles y futuros proyectos.
Penso en temas de gran interes, y al instante opto por abarcar el tema de la depresion.
No perdio mas tiempo, prendil su ordenador y comenzo a escribir.

ESCENA 1: PRIMERA PARTE

Nunca me imaginé cayendo en esto, solamente paso
-Diana se levanta de su cama, con una mirada perdida y vacía-
Sin darme cuenta, comencé a verme desde el Angulo de vista de los demás, sintiendo el mismo odio que ellos tenían por cómo era.
-Diana se contempla en el espejo, con sumo desdén-
Quise creer que ellos tenían razón en cuanto a esos puntos negativos que tenía, y en cierta parte aún sigo pensando que así lo era---

<<GORDA>> <<FEA>> <<NARIGÓNA>>
Al recordar las burlas de sus compañeros, Diana comienza a llorar.

ESCENA 1: SEGUNDA PARTE
Diana se encuentra en su habitación luego de volver de la escuela, eran las doce y se encontraba sola.
La puerta se abre, seguida de una silueta borrosa con forma humana, que a medida que se acerca a Diana, oscurece la habitación. Era la Depresión mental.
La depresión se sienta junto a Diana, quien no se percata.

<<No vayas>> <<Todos te van a mirar mal>> <<Todos se van a burlar de vos>> <<Se van a reir por gorda, por ser horrible> <<Te van a señalar por fea, porque sos un asco>> <<No vayas>>
Susurros de la depresión tintean la mente de Diana, quien se tapa los oídos, derramando lagrimas muy desesperada. Los susurros se multiplican. Diana cae junto a su cama cubriéndose, sollozando sofocadamente. Pasaron unos cuantos minutos luego de que la silueta desapareciera.

Diana se levanta, con los ojos rojizos, va hasta su armario, abre un cajón y saca un cinto de cuero, extiende su brazo y comienza a azotarlo con fuerza, a cada azote le sumaba una razón.

---¡POR COBARDE! ¡POR GORDA! ¡POR ESTUPIDA!...

Habrán pasado unos cuantos minutos hasta que sus dos brazos quedaron totalmente marcados. Luego Diana, sin parar de llorar, se va hasta su baño y se mira en el otro espejo.

Ese castigo lo empleaba cada vez que no lograba revelarse contra su mente, y contra ella misma. Por fortuna de ella, los moretones desaparecían rápidamente, haci Diana podía hacerlo una y otra vez. Ella sabía que no era por causa propia, era la depresión que no dejaba de atormentarla, de mostrarle su lado negativo, le pintaba los paisajes de negro, la hacía ver como la desgracia que era. Diana nunca pudo con ella.

-Es un buen comienzo- Penso Liz.

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