Capitulo 9

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Café...

Aclaración, en medio de esto "***" se narra un recuerdo...

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El ajetreo ruidoso de una máquina y el olor a multitud reinaba en ese estrecho lugar. ¿Cómo era que subían a tantas personas en un solo vagón? Eso no estaba bien, ya sentía que el aire me faltaba.

Había mucha gente ahí, incluso Ji Yong y yo estábamos de pie, en apenas un pequeño rincón al lado de una de las ventanillas falsas, pues no se abrían, había más personas también de pie. Con cada curva o freno que debía hacer el tren, la gente se arremolinaba más y me empujaban. Ji permanecía frente a mí, recargado en la ventanilla, mirándome.

Yo había puesto mis brazos a cada lado de su cabeza, así podía evitar que lo aplastaran, o que yo terminara aplastándolo de igual manera. 

“Ji parece tan débil”

Toda la gente se movía y terminé aún más cerca del menor, quien sólo sonrió apenado, al notar lo que yo hacía por él.

Le miré fijamente, sin que este se percatara, pues miraba a unos niños que reían. Apenas y podía ver sus ojos, pues su cabello castaño se extendía como una cortina sobre estos. No pude evitar sonreír al ver nuevamente su gorrito de colores, si será estúpido.

— ¿De dónde sacas tantos gorros, Ji Yong? —No pude evitar preguntar, imaginando una colección de todos ellos.

Él me miró y sonrió.

—La mayoría los he hecho yo. —Dijo orgulloso de si, sonriendo con superioridad. —Hace algunos años la señora Yeon me enseñó a hacerlos, desde entonces me ha gustado hacerlos. — Me explicó con una sonrisa de lo más amable, su mirada se dirigió a los pequeños niños otra vez.

No pude evitar no voltear a mirar esta vez.
Un niño y una niña que reían felizmente, al parecer se reían de un señor que dormía a un lado de ellos… a pesar de que su madre les decía que guardaran silencio, ellos seguían riendo. Eran muy pequeños, quizá unos 4 o 5 años, no más.

— ¿Tienes hermanos, Ji? —Pregunté ante su mirada anhelante. Al parecer con la multitud me salía lo hablador.

Ji negó con la cabeza.

—Me hubiese gustado… ¿Y tú, Hyung? —Sentí un apretón en el estómago.

Eso me pasaba por hablador.

—Sí, una hermana mayor. —Comenté restándole importancia al asunto, y así disminuir la curiosidad de Ji Yong.

Hablar de mi hermana no era precisamente mi tema favorito, rara vez hablaba de ello, incluso sólo Taeyang sabía de ella, pues la llegó a conocer antes de que…

Miré al mi alrededor, toda la gente se miraba indiferente y algunas irritadas por la aglomeración. Me pregunté si de verdad no lo percibían.

—Ji… ¿De verdad no usar algún tipo de perfume con olor a café? —No estuve seguro si ya lo había preguntado antes, pero lo había pensado.

Ji me miró curioso y se quedó pensativo, poco después negó extrañado.

—No, Hyung. ¿Por qué? —Preguntó mirándome.

—Cada vez que estoy cerca de ti…percibo un olor a café, sólo en ti…y todo lo que tocas. —Ji sonrió, pero poco después pareció meditar.

—Oh, no lo sabía, perdón, Hyung. Debe incomodarte. —Se abrazó a sí mismo, supongo que intentando disminuir el “efecto”.

—No…no es así. —Me sorprendí ante mi respuesta, pues apenas y lo entendía yo.

No me molestaba ese olor…siempre y cuando viniera de Ji Yong, si era así…llenaba con un poco de paz a mi corazón…

Él sonrió y me sujetó de la gabardina, mirándome a los ojos nuevamente, transmitiendo tanto en tan poco.



— ¡Ha pasado tanto desde que vine a una feria, hyung! —La alegría de Ji se notaba hasta en su manera de caminar. 

Una vez ya adentro del parque de atracciones, nos encontramos en medio de tanta gente que se divertía. No sabía qué hacer, por lo que solamente esperé a que Ji pidiera algo.

—Tengo sed… ¡Vayamos por algo de tomar! —Tomó mi mano y me arrastró consigo. De verdad comenzaba a pensar que aceptar su propuesta, sólo por la culpa, fue muy estúpido.

Por doquier había muchas personas, en su mayoría familias y parejas…

¿Hacía cuanto que no asistía a un lugar de esos…?

Los recuerdos aparecieron ante mí. Siempre lo hacían. La última vez que había ido a una feria fue en compañía de Seúl, era mi cumpleaños…sin embargo habíamos ido hacía donde ella quiso, siempre era así.

Ella debería tener un reconocimiento en el arte del engaño y chantaje, te llevaba a un punto en el cual lo era todo para ti…hasta tu propia vida valía menos…

—Hyung…—Parpadeé un par de veces regresando a la realidad. Me encontré con los angustiados ojos marrones de Ji Yong frente a mí, me miraban fijamente, intentando descifrar algo. — ¿Te encuentras bien? —Preguntó en apenas un susurro.

Sólo asentí, sonriendo por una fracción de segundo. Lo suficiente para que Ji se tranquilizara, devolviéndome la sonrisa en mayor magnitud.

Después de eso, Ji me llevó por casi todos los lugares de la feria y me hizo subir a muchos juegos. No soy fan de ellos, pero Ji sonreía con tan sólo imaginar estar en uno, sus ojos brillaban y su sonrisa se ensanchaba…era inevitable no aceptar.

Las horas pasaban demasiado rápido, me percaté de ello cuando el sol comenzaba a ocultarse y mi cuerpo me pedía un descanso.

—Ji, ya es tarde, debemos irnos antes de que el último tren pase. —Dije mirando la hora.
Ji hizo un puchero y me miró suplicante.

—Sólo uno más, Hyung. —Se aferró a mi gabardina y parpadeó un par de veces. Se veía tan estúpido que no pude evitar reír, y terminé aceptando.

—Sólo uno. —Afirmé. Ji corrió hacía una pequeña fila de personas que esperaban su turno para subir. La mayoría era pareja.

El teleférico. Una hilera de pequeños cubículos transparentes, que se colgaban de varias bases y te alzaban por el cielo, para que pudieras observar la ciudad de Seúl a mejor detalle y, según algunos comentarios de mujeres, era “romántico”. Ahora entendía porque varias personas nos miraban extraño. 
Era una atracción para parejas, aunque también subían padres con sus hijos…pero Ji no parecía mi hijo, obviamente…

Pudimos subir a nuestro cubo de cristal, asegurando todo lo necesario, escuchando las indicaciones de los encargados. Y la maquina se alzó en el aire.

—Waa…Pero si es hermoso. —El rostro de Ji Yong casi se pegaba al cristal para ver lo mejor posible la vista.

La atracción iba a paso lento, para hacer el paseo más “cómodo”.

Miré por el cristal, miles de luces se extendían por la ciudad nocturna, de verdad que era bello. 

Me gustaba la tranquilidad que se formó ahí, era como estar aislado de todo, no de Ji Yong, a él podía sentirle cerca, sentía su calidez en el ambiente…lo que desapareció fue lo demás, el mundo entero…los recuerdos, el pasado…todo.

—Hyung…—La cercana voz de Ji Yong me hizo mirarle, estaba sentado a mi lado, casi sobre mí, mirando el paisaje. —… ¿Quién es Seúl? —

Mi vista se distorsionó, como cuando las lágrimas son tantas y te bloquean la vista y sólo eres capaz de ver no más allá de pequeñas cosas borrosas, le miré extrañado.

¿De dónde había sacado ese nombre? ¿Qué es lo que sabe?

— ¿A qué te refieres? —Pregunté con esfuerzo, pues un nudo se formó en mi garanta y ahogaba mi aliento. Hablé mirando la ciudad bañada de luces, no podía mirar el rostro de Ji, pues de ser así…quizá no lo soportaría y rompería en llanto.

—El gerente Taeyang la ha mencionado varias veces, usualmente cuando habla consigo mismo y medita algo sobre ti, lo he escuchado sin querer, —Se apresuró a excusarse torpemente, Ji era todo un niño estúpido… —Hyung… ¿Es tu novia? —Su voz se hacía delgadita ante su explicación, y adquiría más curiosidad.

Negué ante la pregunta automáticamente, mis reflejos lo hicieron…no quería ninguna relación con esa persona…con esa persona que significaba todo para mí, o al menos eso pensaba, ya no sabía ni lo que tenía con ella…

Sólo recuerdos…?

—Ji, no creo que…

—Todo estará bien. — Los brazos de Ji me rodearon por la espalda, pues yo me empeñaba en mirar hacía la dirección contraria. 

Su tono era tan amable y dulce, que me hizo querer tirarme sobre él en ese preciso momento, que me cobijara con su regazo como lo hacía mamá hace tantos años...

¿Así se sentía querer llorar? 

Había pasado mucho desde que acepte el querer hacerlo.

—Puedes confiar en mí. —Su voz era lenta y calmada, pero llena de seguridad. Sus brazos se aferraron más a mí, oprimiendo mi pecho, pude sentir su respiración en mi cuello.

¿Qué debía hacer…?

Nunca había hablado con alguien sobre ella, ni siquiera lo mencionaba cuando se trataba de Taeyang. Era un tema intangible para ambos…

Entonces… ¿Por qué mis labios sentían quemarse al quedarse callados?

¿Por qué mis pulmones dolían queriendo gritarlo?

¿Por qué había comenzado a hablar ya…?

—E-Ella…Seúl. Ah, Ji…es difícil de explicar, no sé cómo empezar…—Mi boca se llenó de frustraciones, nunca había planeado contárselo a alguien, no tenía ni idea de cómo explicarlo, era por eso que las palabras subían tan aprisa y en tantas cantidades que se atoraban en mi boca, queriendo salir.

—Por el principio, Hyung…el principio. —Su voz sonaba pausada, e incluso adormilada, dude sobre si estaba despierto aun, pero sus brazos adquirieron más fuerza, dándome a entender que sí. 

—Cuando estaba en la escuela media, a mi edad de 15 años…mi madre me llevo a un funeral…

***
El ambiente era tan denso que me cortaba la respiración de estar ahí, miré a mi madre una vez más, disgustado, yo no quería estar ahí. ¡Ni siquiera conocía a esa persona!

Recientemente había muerto repentinamente una de las amigas de mi madre, dejando a un niña huérfana, de al parecer mi edad.

—Seung, cariño, ella es Soo Min Seúl. —Miré a la chica, era tan pequeña y delgada. Su rostro blanco era marcado por unas grandes ojeras y sus ojos marrones estaban hinchados. La ropa negra contrastaba con su largo y lacio cabello, resaltando la blancura de su piel. —Desde mañana estudiara contigo, se amable con ella. 

—Mi madre puso una mano sobre mi hombro, aparentándolo ligeramente, en parte para obligarme a decir algo y para evitar romper en llanto.

Ella era la hija de la amiga de mi madre.

—Mucho gusto, Choi Seung Hyun. —Mi voz salió forzada, sin saber si sonar amable o serio, no quería herirla más. Sentí un horrible vacío de sólo imaginar que mi madre se marchara como la señora Soo.

Ella extendió su mano, con lentitud y timidez, pero sus ojos mantuvieron el contacto con los míos, sorprendiéndome de verdad, difícilmente alguien confiaba en mirarme directamente.

Estreché su mano con delicadeza, y le dirigí una sonrisa, que ella correspondió tristemente.


Pasaron los meses y mi madre y yo estábamos muy al pendiente de Seúl, cuidábamos que comiera bien y que no descuidara sus estudios, e incluso yo iba a su casa todos los días para ayudarle un poco.

— ¡Seung! —Sonrió al verme tras abrir la puerta, de igual manera yo sonreía también. —Pasa. —Se hizo a un lado.

Nuevamente volvía a ser alegre, según mi madre. Se notaba diferente, su piel había adquirido un poco de color y siempre sonreía, además era muy amable y era querida por casi todos nuestros compañeros de clase.

Caminé a un lado de ella hasta llegar a nuestro habitual lugar, el estudio, ahí hacíamos nuestros deberes y conversábamos un rato.

—Por cierto Seúl…—Mencioné nervioso, pues a veces su mirada era tan atenta que llegaba a intimidar. —Tu nombre es bastante extraño…—Comenté, sin decir lo que de verdad me ansiaba soltar de una vez.

Ella rio y se acercó más a mí.

—Mis padres se conocieron en América, en un viaje de negocios, se casaron allá y nací yo. Decidieron ponerme un nombre diferente, pero que me recordara mis raíces. —Explicó con una sonrisa.

Yo sólo podía limitarme a observar su barbilla tan fina y blanca…era tan bonita…

Y lo inevitable ocurrió, pero quien dio el paso no fui yo, sino ella. Quien me besaba débilmente, con delicadeza.


Había sido como un juego de niños, comenzamos a salir como novio y novia, era tan vergonzoso, no tenía ni idea de que hacer. Pero estar así a su lado me agradaba mucho, además para mamá Seúl era la chica perfecta para mí.

“Tan bonita, educada y amable, Seung” Decía ella.

Todo era hermoso, incluso cuando comenzaron a pasar los años y nosotros aun seguíamos como pareja, ya nos encontrábamos en la universidad y ya la relación era un grado más…

Pero fue ahí cuando todo comenzó a distorsionarse en un negro profundo…

No supe cuándo ni cómo…pero Seúl se volvió el centro de mi todo…yo no veía más allá de lo que ella me permitía.

Comencé a dejar de tener amigos, incluso Bae que convivía con nosotros se fue alejando, pero no sabía porque. Era doloroso, pero Seúl era feliz así.

—No los necesitas, Seung Hyun…solo me necesitas a mí. —A veces su mirada se volvía histérica y angustiada, me abrazaba con fuerza y besaba hasta saciarse. Me decía que yo era suyo…así lo era, jamás se lo negué.

Pero poco a poco todo eso me fue consumiendo…hasta reducirme a cero, y dejarme manejar por ella.

***

Mi respiración sonaba agitada, era como si hubiera corrido atreves del tiempo entre tantos recuerdos…

—Hyung…—La voz de Ji salió rasposa y dolida. Me giré hacia a él, tomando su rostro en mis manos.

—Pero ya ha pasado…todo estará bien ¿no? Incluso Bae lo ha logrado superar. —Me dije más a mí mismo que al chico que intentaba tragarse su llanto. 

— ¿El gerente Taeyang? —Preguntó Ji, sus ojos eran cristalinos y se veía apenado. 

—Seúl…ella jugó conmigo y Taeyang…nos arrastró a un punto en el que ya no sabíamos quiénes éramos…—La vista se me nubló una vez más, sólo podía ver los viejos recuerdos... 

Como Taeyang se había marchado lejos después de tanto dolor…

— ¡Hyung! —Los cálidos brazos de Ji me rodearon, ocultó su rostro en mi pecho retrasando un poco más las lágrimas que querían salir. —Lamento haberte hecho recordar eso, lo siento de verdad. —Su voz era rasposa y dolida, además de muy bajita. Todo contrastaba perfectamente con la escena del paisaje…era como estar suspendido en una burbuja.

De verdad recordarlo y decirlo no fue tan malo como lo esperaba, quizá de verdad Seúl había disminuido su peso sobre mi…ahora ella era la que se reducía a cero.

—Ja… ¿De verdad piensa eso? —La piel se me erizó…y no puede evitar no mirar hacía un lado. Y ahí estaba ella, siempre en ese vestido negro, con sus labios pintados de ese carmesí profundo. Sus ojos me miraban inquiridoramente y su sonrisa se curvaba de forma altanera. Tragué grueso, y noté que mi garganta estaba seca. —Nunca te voy a dejar, Seung Hyun…— ¿Por qué decía cosas que no recordaba? Antes las alucinaciones sólo decían cosas que Seúl alguna vez dijo…pero ahora era diferente…hacia su propio diálogo.

De verdad me estaré volviendo loco.

Cerré los ojos y me aferré al pequeño y delgado cuerpo de Ji, hundiendo mi rostro en su cuello, absorbiendo ese aroma a café, que no era malo, sino diferente. Sentí ganas de llorar, ya no quería recordarla más...quería que se fuera.

"Vete, Seúl, que ya hay alguien más aquí…”

Abrí los ojos de repente… ¿Alguien más…?

No, claro que no…Ji, no.

—Bueno, bastan de lastima ajena, Ji Yong. Luces muy feo llorando así. —Limpié sus lágrimas, ahora sus ojos estaban hinchados.

—Yo…—Su voz era grave y rasposa, debido a los sollozos. —Comprendo tu dolor…el ser traicionado por la persona que creíste amar. —
Sus puños se cerraron en mi ropa. —Es horrible. —Cerró sus ojos y se le aceleró la respiración.

—Ji…—Él abrió los ojos, estaban cristalinos nuevamente, pero había desesperación en ellos. — ¿Qué te hicieron? —Pregunté confundido. Su mirada contenía rabia, era muy diferente a su mirada de siempre.

Cómo algo tan simple, un simple acto de traición…destruye la vida entera de alguien más…

—Se burlaron de mi…jugaron conmigo…yo…sólo quería morir. —El agarre de sus puños sobre mi ropa se hizo más fuerte, su voz estaba llena de rabia, pero había nostalgia y dolor en su voz, además sus ojos no dejaban de soltar lágrimas, incluso sentí como su pequeño y delgado cuerpo comenzaba a temblar.

—J-Ji…no tienes por qué hablar de eso…—Mi voz tembló ante la imagen que veía. Los ojos de Ji Yong eran puro odio, pero moría de miedo, se notaba hasta en su manera de respirar. 

—Hy-hyung…tú…nunca me traiciones como lo hizo él…—Sus sollozos aumentaron y hundió su rostro en mi pecho, aun aferrado a mí. —No lo hagas…por favor…—Negaba con la cabeza, no dejaba de temblar.

No sabía que decirle…yo no estaba preparado para ver a alguien así, lleno de dolor… ¿Así me veré yo?

No, yo era fuerte…al menos lo intentaba, siempre ahogando mis sentimientos. Pero Ji era tan frágil e inocente…él se quebrantaba tan fácilmente…

Le abracé con fuerza, con la mayor fuerza que pude, sin llegar a asfixiarlo, quería que sintiera que yo estaba ahí, que supiera que no estaba solo…así como yo lo desee tantas veces…

—No, Ji…nunca, nunca. —Repetí, mientras le estrujaba entre mis brazos y le mecía levemente. Poco a poco sus sollozos fueron disminuyendo, hasta convertirse en pequeños suspiros.

Ahí me di cuenta de algo, Ji Yong y yo nos parecíamos quizá un poco más de lo que me había dado cuenta.

Ambos teníamos pasados difíciles de contar, ambos aun teníamos ese dolor…pero también intentábamos sobrellevar el dolor lo mejor posible…aun si sintiéramos que llovía sobre nosotros…seguíamos a delante, quizá uno con más vida que el otro…pero ahí estábamos.

Sin soltar a Ji Yong, una vez más miré el oscuro paisaje lleno de luces…parecían fragmentos de lluvia brillante…

Eran como luces de vida en aquella profunda oscuridad…



—Oh, Hyung~ ¡De verdad que estoy apenado! —Su rostro enrojeció mucho, mientras caminábamos por la calle. —Fui tan infantil al pedir que hablaras de eso, —dijo un poco incómodo, mientras me miraba de reojo. — ¡Y luego me solté a llorar cual bebé! Qué vergüenza~ —Hizo un puchero, mientras colocaba sus manos en su rostro, cada una en una mejilla, intentando ocultar su sonrojo.

Le miré y sonreí, se veía más estúpido avergonzado que cuando lloraba. Ji se detuvo frente a una tienda.

—Aquí se divide mi camino, Hyung. Mi casa queda hacía haya —Dijo apuntando con su dedo índice una de las calles.

— ¿Quieres que te acompañe? —Dije mirando la calle oscura que apuntaba. ¿Desde cuando yo era tan amable?

Ji negó energéticamente con la cabeza, provocando que pequeños listoncitos de su gorro de colores se movieran graciosamente.

—No es necesario, Hyung. Ya he causado muchas molestias por hoy. —Dijo sonriendo, pero aun apenado, mientras metía sus manos a los bolsillos de su chaqueta. —Entonces…—Parecía vacilante, y se movía de un lado a otro. Le miré sin decir nada, dio un paso hacia mí y me abrazó. —Gracias, Hyung…gracias por todo. —murmuró bajito.

Lentamente moví mis brazos hacía su espalda, abrazándole levemente, aun no estaba acostumbrado a corresponder.

—Tranquilo…hoy fue un día muy agitado…tómalo como un recuerdo. —Murmuré, sin saber realmente lo que quería decir. 

—Lo olvidaré. —Asintió Ji, captando la idea de lo que intenté decir. — ¡Nos vemos! —Decía mientras caminaba hacia donde había dicho.

Me quedé de pie ahí, mirándole desaparecer entre la oscura noche, una vez que vi desaparecer su ridículo gorro colorido, seguí yo mi camino.

Estaba cansado, en estos momentos extrañaba mi auto.

Me hundí un poco más en mi abrigo, de verdad que hacía frío, caminé por las solitarias calles, sólo escuchando mis pasos.

Antes Ji era un completo extraño para mí, incluso alguien molesto…pero ahora me gustaba mucho su compañía, aun si apestaba a café, ya no era tan insoportable…incluso, quizá, sólo un poco…era agradable…
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¡Y aquí tuvieron la novena parte de esta historia! He demorado, lo sé...pero estoy aquí, eso es lo que importa xD
Muchas gracias por votar y comentar, de verdad que ustedes endulzan mi vida de café ♥ Nos leemos pronto. 

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