Sentado en algún lugar
contemplo las estrellas
que dan luz a un basto campo
lleno de trigo y malas hierbas.
Canta el viento de verano
mece la copa de pinares,
a lo lejos
tristes sombras solitarias
adornadas de animales.
Corearon los grillos,
cada soplo
cada brillo.
Y una vez pasada
la estrella fugaz
de nuevo me acordé de ti,
sobre aquel paisaje espectral
les pregunté:
¿En qué lugares?
¿Con qué personas?