La hermosa melodía que podía escucharse era tan agradable que al parecer llamaban la atención de ciertos pájaros, los cuales, pensaron que sería una buena idea acompañar semejante melodía con su dulce cantar, mientras que con suma emoción y curiosidad por ver, o más bien escuchar, de dónde provenía aquella magnífica sinfonía.
Volaron de techo en techo sin parar de escuchar y, obviamente, estar atentos para encontrar la cosa que emitía ese bello sonido angelical, justamente, habían aterrizado en un balcón de un segundo piso de una vieja casa, no se veía tan mal sólo que necesitaba un par de arreglos o tal vez un poco de pintura, y así se vería más hermosa.
Con atención, observaron al joven pálido de cabellos azabaches mover sus largos dedos en una especie de enorme caja, color negra y con una raras tiras blancas y negras, era un piano.
El azabache estaba tan sumergido en la música que ni siquiera se dio cuenta que en su balcón se encontraban todos sus nuevos espectadores, quienes por su gran curiosidad no apartaban la mirada. Levemente arrugó la nariz y de la nada paró de tocar, suspiró y dejó caer sus palmas contra las teclas del piano generando un gran estruendo que provocó que su público salieran volando, muy asustados del lugar. Con una gran amargura y todo el enojo del mundo, se levantó y arrojó su cuaderno de notas al suelo dejando que todas las hojas volarán disparadas y se mezclaran.
Rodó los ojos por el desastre ocasionado que tal vez luego lo ordenaría, o por lo menos eso era lo que pensaba hacer, después de tomar una cómoda y larga siesta. Cansado y sin ganas de cambiarse, se tiró a la cama la cual ni siquiera se molesto en arreglar, y quedó completamente dormido.
Al cabo de un par de horas un ruido demasiado molesto para sus oídos, hizo que su hermoso y espléndido sueño fuera corrompido. Maldiciendo en voz baja se levantó como pudo y caminó a regañadientes por el pasillo, aquel que ahora mismo le parecía infinito.
Una vez más el molesto ruido volvió a aparecer, mentalmente se hizo una idea de quien era el que lo provocaba. Se dirigió a la puerta principal y cuando estuvo apunto de abrirla, alguien se le adelantó. Asustado por aquel repentino momento que lo obligó retroceder; fue tan rápido que en un abrir y cerrar de ojos se encontraba sentado en el suelo mirando atentamente la puerta con sus ojos bien abiertos.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó entre risas la persona frente a él.
—Voy a matarte Kim NamJoon —sentenció el azabache frunciendo su ceño, observando al castaño parado delante de él.
—Lamento despertarte querida blancanieves pero necesito tu ayuda —Habló de manera alterada y algo disgustado.
—¿Qué diablos rompiste ahora?
—¡Nada de eso, tonto! Me acaban de quitar el auto. —soltó molesto.
—¿Cómo? No me digas que... —el pálido se sorprendió nuevamente por lo que estaba escuchando.
—¡No, no me robaron! Al parecer mi hermana Sunmi utilizó, como siempre, mi auto a escondidas y obtuvo una multa que nunca jamás me dijo y como no la pagó, como consecuencia, me quitaron a mi hermoso hijo.
—¿Y yo que tengo que ver con eso? Espera... ¡Más vale que no me pidas dinero! —recordó la última vez que le pidió dinero, aún seguia esperando la devolución.
—¡Dejame terminar, Yoongi! —suspiró. —Necesito que me lleves a buscar a mi hermano al aeropuerto.
—¡Pero ni loco! Yo quiero dormir.
—¡Por favor! Jimin es un Omega recién presentado y sus hormonas están un poco alteradas, ¿podrías vivir con la conciencia tranquila si le pasa algo porque no quisiste llevarme? —le suplicó casi de rodillas. Tenía miedo de que a su hermano le ocurriese algo.
Yoongi bufó molesto y aceptó a regañadientes, odiaría a Namjoon por esto.
—¿Por qué no se lo pides a Seokjin? —dijo mientras se cruzaba de brazos y lo miraba de manera interrogante. ¿Qué había pasado con su pareja? Esperaba que esta vez no hayan peleado por algo insignificante.
—Te dije que se fue de viaje a su ciudad natal porque su madre estaba enferma y debía cuidarla.
—Ah —fue lo único que pudo formular.
—¡Por favor, Yoongi se hará tarde y quién sabe que le podría pasar a mi hermanito! —rogó el alfa menor de cabello castaño.
—Voy a lamentar esto... —Yoongi rápidamente volteó y se dirigió hacia su cuarto para tomar la llave de su auto, y de paso, su celular. Con todo el esfuerzo del mundo bajó las escaleras y junto a su mejor amigo se dirigieron a la salida.
Namjoon se veía muy feliz y sonreía como nunca, literalmente ahora pensaría una forma de devolverle el favor al pálido. Después de tantos años por fin vería a su hermanito, estaba ansioso y eso era bastante obvio.
—Apestas horrible —una vez que estuvieron dentro del auto Yoongi notó el olor de las feromonas del castaño, se sintió un poco mareado por la fuerte esencia que emanaba.
—Perdón, sinceramente no puedo controlar mi olor, creo que dentro de poco entraré en celo —explicó jugando con sus manos, la ausencia de Seokjin le hacia mal.
—Espero que no tengas ningún inconveniente para cuidar a tu hermano.
—No, no creo, de igual forma si lo tuviera te tengo a ti.
—¿Estas deseando que me tire de la ventana?
—¡Recuerda que yo cuide muchas veces de Yoonji y sabes lo difícil que fue para mi! —el menor le hizo recordar las veces que éste pidió su ayuda con su hermana menor ya que él no sabía como cuidar de una niña de 5 años.
—Demonios —susurro.
—¿Cúando piensas conseguirte una novia? —preguntó Namjoon de la nada. Yoongi rodó los ojos.
—No quiero una loca de esas que te exigen cosas en mi vida —le aclaró.
—¡No todas son así! Sólo porque tengas malas experiencias en la citas no significa que debas pensar así de todas.
El pálido se encogió de hombros, realmente le daba igual y no tenía ni las más mínimas ganas de conseguir una novia. Para él sería una verdadera molestia tener que soportar a alguien más. No era lo suyo y nunca lo será.
—¡Rapido! —apenas estacionaron en frente del enorme edificio administrativo de vuelos, Namjoon bajó del auto como si su vida dependiera de ello. Yoongi lo siguió; por supuesto que a su propio ritmo ya que no deseaba cansarse y tampoco quería sudar, en un momento cerró sus ojos por el cansancio, dio media vuelta y chocó con alguien. Dispuesto a gritarle lo miró con mala gana y abrió su boca pero al sentir la suave fragancia que emanaba el joven, se detuvo.
"¿Qué es ese olor?" pensó y dirigió su mirada al joven quien se mostraba muy arrepentido por lo que acababa de suceder. El pelirrosa se levantó y rápidamente inclinó su cabeza dejando escapar un tímido "lo siento" apenas audible.
En ese preciso instante Yoongi sintió lo que hace años no lograba sentir, su lobo. De manera territorial comenzó a soltar feromonas, el mismo quiso detenerlo pero al aparecer su lado animal era muchísimo más fuerte.
Como un buen omega, que es lo que era el pelirrosa, agachó la cabeza en señal de sumisión mostrándole respeto a su alfa. El cuerpo del pálido se movió por si sólo, colocó sus manos en los hombros del joven y sus miradas se conectaron.

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Symphony of Destiny
Fiksi PenggemarYoongi es un Alfa de 32 años cuyo talento es tocar el piano. Es un famoso pianista y compositor conocido como "Agust D" nadie conoce su identidad y menos su localización, todos creen que es un hombre mayor que vive en otro país en una enorme villa y...