Era un día soleado de verano, de esos en los cuales sales a la calle y te derrites, justo los que Gala odiaba.
Recibía diversas propuestas para ir a la playa, pero ella solo iba los días nublados y preferiblemente con lluvia, cuando no había nadie en la playa, la arena estaba húmeda y el agua del mar templada con grandes olas para saltar y pasar por debajo, esa era la definición de paraíso de Gala. Estas elecciones no tenían nada que ver con su cuerpo, que a pesar de no saber lo que es la dieta y comer a su antojo, tenía un buen cuerpo, aunque era súper plana y pálida, y eso a veces le molestaba, aunque eso último era predecible, parecía un vampiro.
Era el tipo de chica nostálgica y que se encariña rápido, pero eso hace tiempo que no le pasaba, porque se alejaba de las personas por su torpeza ilimitable. Para que no te critiquen no seas nada, no hagas nada. Su relación con las personas ya se había convertido en un vínculo indiferente. Ella a veces hablaba, a veces escuchaba, pero ya está. Pasaba con los chicos, con sus familiares, sus perspectivas hacia y con el mundo, todo le era irrelevante, si tenía alguna opinión al respecto de algo, seguramente era sarcasmo. Y no tenía mejores amigos, a veces culpaba a los demás, pero ella tenía ciertos problemas de compromiso. Quizás invitaba a alguna amiga a su casa y se aburría, prefería vivir en soledad en cuanto a lo que respectaba a vínculos cercanos, nadie la conocía de verdad, hasta a sus padres les ocultaba sus aficiones más inimaginables, como el escribir poemas y ir a cuidar niños en la escuela a la vuelta de su casa un par de horas sin recibir paga.
Lo único que le quedaban eran sus estudios, que sus propuestas a universidades privadas fueran aceptadas, ya que su historial académico era, no perfecto, pero sí excelente y sino no se resignaba a ir a una universidad pública, no era un gran problema, menos presión. Si lo quieres y te esfuerzas, lo tienes. Ella siempre se lo decía a sí misma y a los niños los cuales cuidaba. Siempre se encontraba a pequeños de 10 años con un clima inadecuado en sus casas y poco propicio para su educación que lamentablemente le contestaban: Pero dije a mi madre que quiero ser bombero y contestó que no ganas una mierda. A lo que ella suele contestar: Guau, no se como sabes esa palabra, pero no la digas más y sigue acordándote de lo que te dije para tomar una decisión cuando seas más, que yo me manejo con eso como base en la vida, lo demás es mier... Lo siento. Aunque ellos nunca la entienden, se encojen de hombros y se van a jugar. Esa reacción siempre le hacía reír, era como una especie de experimento social a niños pequeños.
Ese día terminaban las clases, y por lo tanto su ciclo en la secundaria. Desde luego no era nada parecido a High School Musical 2, todos estaban muertos de calor, con sus abanicos fabricados con papel y sus carpetas abanicándose sus caras. Después el reloj gigante que contaba los últimos minutos y el baile colectivo tras tocar el timbre no estaban, y menos mal, no tenía ganas de nada con 37,5 ºC. Entonces faltaba media hora de historia del siglo XIX para finalizar las clases cuando Gala recibió un mensaje que provocó que su smartphone vibrara y le hiciera cosquillas en el bolsillo de su camisa a rayas. Quitándolo de allí a escondidas, se fijó que tenía un mensaje de Amelie, su amiga más o menos cercana, pero aún así su amiga: Mira hacia atrás, Dane te está mirando. y tras hacerlo, instantáneamente se posicionó a escribir, respondiéndole: Es guapo y muy buena persona, pero no, gracias, lo conozco y sería con... ¡Estar con mi hermano! Además, ¿no es tu ex-novio? En los diez segundos que se tardó la chica en leer y en la mitad que se tardó en escribir, le volvió a escribir: ¡Fuimos novios en la primaria! Siempre poniendo excusas, casi ni hablas con él. Anímate, xoxo. Gala lo reflexionó, quizás era verdad, pero no lo aceptaría, aparte no le gustaba: No definitivo, si me gusta me dejaré llevar, te lo prometo. Besos.
La despampanante Amelie, nacida en Sudáfrica y rubia como un albino, había sido poco agraciada antes de la pubertad. Cuando habían empezado a amigarse en los primeros años de secundaria, era una chiquilla con los dientes torcidos, los cabellos crespos y las cejas sin depilar, pero Gala siempre le había dicho que tenía cuerpo de modelo. Ya en la adolescencia, se empezó a interesar por su aspecto, y con un poco de cuidado estético, como dirían las chicas hoy en día se cambió el look y su reciente y trillado interés por la ropa ajustada hizo que los chicos empezaran a notar sus curvas envidiables. Pero tenía los pies en la tierra, el síndrome de la ropa ajustada se e había ido y tenía más intereses en común que nunca con Gala, lástima que se iba a ir de nuevo a Sudáfrica justo cuando se podrían empezar a amigar realmente, Gala sentía que a veces la vida le jugaba en contra.
Dane por otra parte, era bastante guapo. Cabello castaño corto, rostro lleno de lunares, ojos color marrón y una bonita sonrisa. Cualidades acompañadas por una inteligencia y creatividad incomprendidas, su humildad, su sentido del humor y su poco interés por las chicas. Si algo era que tenía con él en común, era su seriedad incrustada en su perspectiva en la vida. Siempre mirando para adelante, no hacia el presente. Por lo tanto que él la divisara resultaba cuasi imposible, porcentaje equivalente a las oportunidades de que ella lo divisara a él o a cualquier chico del universo que no fuera el integrante de una banda de pop punk o un autor de libros de terror. Así que no habría nada.
Cuando Gala iba saliendo por la puerta del salón cuando su profesor de literatura le bloqueó el camino. Los profesores amaban a Gala, casi esperaban que en el futuro la vieran por televisión y dijieran: Esa fué mi alumna. Cuando Amelie los veía venir, se empezaba a reír por la ridiculez de la situación, pero a la otra chica no le disgustaban tales situaciónes, cuando se trataba de algo que tenía que ver con sus aficiones y su búsqueda en el futuro, lo disfrutaba, sentía que una vez en la vida servía de algo. Además el profesor de historia era como un tío postizo: bromeaban, se reían, se felicitaban...
- Te vamos a echar de menos.
- Lo sé señor - respondió Gala con sus habituales expresiones dramáticas.
- Si necesitas de algo, una opinión sobre alguno de tus excelentes ensayos... Lo que sea, realmente, sería un placer. La profesora Giménez de historia, y el muchacho de educación ciudadana piensan igual pero tenían prisa.
- Claro que sí, uno aquí también va a echar de menos sus cumplidos. Aunque, sin bromear... Muchísimas gracias, han sido unos años de los más disfrutables.
- No hay problema, es más, te lo estoy pidiendo. Aunque basta de cumplidos. Toma esto. - le dijo. El hombre le había dado algo que se podía saber al tacto que era un libro. - Lo eligió Dane, a él le gustan estas historias terroríficas y se que a usted señorita también, así que se dió y...
- ¡Guau! ¡La edición de coleccionista del último libro de Stephen King! Muchísimas gracias. - contestó frente a la sorpresa de que álguien le fuera a regalar algo. Al procesar todo lo que había dicho su profesor volvió a tomar la palabra: - Espere, ¿Dane? ¿Qué es suyo?
- Es mi hijo señorita. Seis años te he tenido y no sabes eso. - le respondió en tono confuso el pobre hombre. Bueno, es que obviamente eso a Gala le había sorprendido, más que el libro. Y que el chico lo hubiera elegido quizás habría la puerta hacia la habitación de las posibilidades de que ella le gustara a él.
- Lo siento, lo siento. En fin, muchas gracias, ya se las daré también a su hijo. Espero que no tenga una alumna comoyo, me tiene que querer mucho para regalarme algo así - dijo a las risas.
- Desde luego que no lo haré Gala, que te vaya bien en la vida.
Tras despedirse, se encontró con Amelie en las escaleras de la salida, ya casi no quedaba nadie salvo los que se quedaban a compartir una botella de vino y unos gramos de cocaína, así que Gala quedó agradecida de que no le hubiera pasado nada a su amiga.
- Definitivamente tengo cosas que contarte. - le informó Gala a la chica.

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El mundo se da vuelta
Fiksi RemajaGala es una muchacha de 18 años de pocos vínculos sociales que se muestra indiferente ante su vida amorosa, lo que la lleva a ser seria y cerrada. Su afición para escribir la lleva a ser muy querida por sus profesores, uno que sobresale ante el rest...