Temblores, es lo único que siento ahora mismo. Mi cuerpo convulsiona como nunca y las manos se me humedecen por segundos: nervios.
Esa puta sensación que me había acompañado toda mi vida y no se decidía a desprenderse de mí.
Soy el nerviosismo personificado, lo sufro a todas horas, desde hablar con un desconocido, hasta estar en mi cama meditando y repasando todo el día de hoy. Ese sentimiento que hace que te recorran sudores fríos por la nuca y que se te entumezcan los brazos, yo lo tengo a todas horas.
Sólo recordar el día de ayer y me pongo horriblemente asustada.
Me habían dicho de conocer a gente, de abrirme al mundo, a mi no me hacía ninguna gracia, pero decidí ir a una clase de teatro, a una única clase. Al llegar todos clavaron sus miradas, me miraban como al bicho raro que soy, me sentía incómoda, yo no encajaba allí. Tuve que improvisar, tenía que representar el miedo, justo el sentimiento que me paralizaba el cuerpo en ese momento. No sabía que hacer, no sabía improvisar, la originalidad no aparecía. Hice como si me vieran, como si hubiera un algo o alguien que siempre me observaba, me tiré al suelo, cogiendo mis rodillas a la altura de mi cara, a punto de estallar en lágrimas. El mal rato había hecho que se me durmieran los brazos, los nervios son así, te rompen, tanto física como mentalmente.
Una chica conocida, me dijo que me había ocultado, que no se me escuchaba, que no me hacía notar. Realmente ella tenía razón, yo quería eso, esconderme y ocultarme, pero no lo conseguí. Sé que me lo dijo constructivamente, pero el conjunto de cosas y la frialdad de aquella chica de cabello acarbonado, había acabado por romperme interiormente. Al acabar, salí de allí lo antes posible, y todas las lágrimas que me había tragado, salieron precipitadas por mis enrojecidos ojos miel. La gente de la calle me miraba con pena y desconcierto, las lágrimas surcaban mi cara como cicatrices y salían volando como suspiros, a la vez que yo hacía la carrera de mi vida.
Entré atropelladamente a mi casa, escuchando el "¿Cómo te fue?" de mi madre, como un simple e insonoro murmullo que nunca llegó a mis oídos. Me tiré a mi cama, y ahí fue donde descargué todo el estrés y la tristeza que me quemaba por dentro. La blanca almohada, se teñía de negro por momentos, mientras mi corazón, azotaba fuertemente mi pecho, con una rabia incontrolable. Las imágenes se repetían en mi cabeza, destrozandome interiormente, y con ese triste sentimiento, fui cerrando mis hinchados ojos, cayendo en una horrible pesadilla, que se repetía constantemente en mi cabeza, haciéndome enloquecer día a día.
Todo esto me hace replantearme la vida, y la opinión que tengo sobre ella, no sé si debería continuar, si no lo hago sería propio de una cobarde, no lo sé, la indecisión es otro de mis muchos defectos y ahora mismo me nubla la mente, aislándome de todo lo real. Ojalá todo fuera un sueño, un horrible sueño que acabaría al despertarme a la mañana siguiente, pero a quién quiero engañar, sé que la vida es muy hija de puta y no me dará ese gusto, al contrario, me pondrá miles de obstáculos y me hará chocarme con cada uno de ellos, tal vez eso me haga más fuerte y me despoje de una vez de la timidez, tal vez me convierta en una persona de piedra, sin emociones, aunque lo más seguro, es que me convertirá en alguien más vulnerable, con más miedos e inseguridades. Ojalá fuera todo diferente por un día, ojalá el Sol iluminara la noche y la Luna acompañara al día junto con las estrellas, ojalá fuera alguien diferente por un día, alguien con metas y ambiciones, alguien que no se detenga por nada ni por nadie, que no se frene ante las adversidades y que continúe hacia adelante, con la cabeza bien alta y con una espléndida sonrisa que indique que has llegado al lugar, pero lo más duro es descubrir que eso es algo irreal, yo no soy ese alguien, yo no tengo ese algo especial que tiene todo el mundo, soy una chica simple y rota, no te dejaré ver más allá de mis grietas y mis fracasos. Mis ojos esconden mis miedos y temores, mi falsa sonrisa, es una máscara, una mentira, una forma de evadir las preguntas. Me escondo tras un matojo de cabellos rubios, que caen sin gracia sobre mis hombros, llegando hasta mi cintura. Mis manos ocultas tras unas mangas anchas, esas mangas provenientes de un suéter unas cuantas tallas más grande, ese suéter que me ha cobijado tantas veces en mi vida y me ha ocultado de la sociedad.
Ahora sólo me apetece dormir, intentar olvidarme de la multitud de problemas que completan mi vida, únicamente por unas horas, porque ya sé lo que pasará al despertar, me volverá a envolver esa constante incertidumbre y ese nerviosismo que me acompañará hasta mis últimos días de vida, intentaré despojarme de ellos en mis sueños, intentaré ser sociable en mi lugar feliz, ese lugar donde podemos ser lo que queramos, sin importar que nos juzguen y sin importar cómo seamos, porque allí, tú eres el que manda, el que lidera, allí tú eres el rey, y nadie te quitará tú puesto, jamás.
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Dear Diary: Introvert
Short StoryHey, soy Sam y tengo 16 años. En este diario, te voy a contar mis emociones más sinceras y mis historias sin revelar. " Todos me parecen raros, extraños, de otro mundo, ellos deben pensar lo mismo de mí y no me extraña. Soy la marginada, a la que na...