es oscuro aquí y estoy triste.

giovanni

y tiene sentimientos inhóspitos y secretos hacia la chica de cabello desaliñado, cuya piel está curtida por el sol y llena de manchas, cuyos ojos siempre están perdidos en la nada, y parece que hace mucho murió en vida, ella huele como a cigarrillos y al aroma que deja la plancha de cabello cuando está gastada, como a algo sintético en llamas mezclándose con colonia para bebés.
su nombre empieza con A y viste mal el uniforme, lleva la falda muy larga, las medias muy altas, la camisa del colegio por fuera, quitándole forma a su cuerpo, no importa si hacen 45 grados o 9, siempre lleva una delgada sudadera azul oscuro, desgastada como sus zapatos de suela, que en algún momento brillaron y ahora escupen tierra.
el cabello le llega hasta los pezones y coloca dos mechones detrás de sus orejas, es negro pero el sol lo hace lucir café, como el amargo que bebe su padre todas las mañanas, sin embargo, ella no es parte de la rutina de nadie.

la vi sentada frente al salón, masticando goma de mascar sonoramente, tiene los ojos fijos en un grupo de hormigas que arrastran el cuerpo desmembrado de un gecko.

"...no creo que puedan llevarlo en una sola pieza" me dijo, mirándome de reojo y posteriormente haciendo una burbuja con la goma de mascar. "sería mucho más estético, de todas formas, tal vez nosotros no sabemos qué es lo bello, en realidad"

se incorporó y sacudió las migas que yacían en su falda, me sonrió falsamente, lo supe  porque aunque sus labios se curvaron, sus tupidas cejas se juntaban en un ceño fruncido.

era difícil entender cómo y por qué alguien como Giovanni podía quererla, a mí me resultaba incómodo mirarla, saltaban dentro de mí los demonios del prejuicio, me sentía en posición de criticarla.

pero él era diferente, de seguro hacia tiempo había descubierto algo en ella que estaba escondido para todos nosotros, algo que la hacía especial, porque me negaba a creer que Giovanni tenía mal gusto con las mujeres.