quería ver las luces del comedor apagarse, pero tenía miedo de andar sola en la oscuridad. en un rincón sonreían los monstruos, en otro, escuchaba las voces de mis tíos.puede que haya sido mi culpa, pero no me dejarían saberlo, porque me rompería. nadie quería que me rompiese.
había una pequeña silla de juguete, sobre ella un diminuto libro azul que contaba historias de princesas y dragones y gente que vivía muy deprisa.
y yo lloraba en algún otro rincón, abrazando mis rodillas, balbuceando. me daban pena las estanterías y la ventana de la cocina me hacía pegar gritos a la noche.
si tan sólo hubiese alguien a mi lado, pensé, para llorar menos sola, para no tiritar de frío. esa no fue la última vez que sentí como mi corazón se apagaba, pero si la primera vez que deseé jamás haber encendido una luz.
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es oscuro aquí y estoy triste.
Diversoshabía trozos de papel sobre la mesa cuando lo encontraron exánime en el comedor.