Abrí los ojos encontrándome con la oscuridad de mi cuarto, sintiendo sudor bajar por mi nuca, se sintió tan real, el miedo siempre estaba persistente en mí, jamás abandonándome en mis sueños.
Me gire al otro, mirando hacia la pared tratando de conciliar el sueño, pero cada vez que sentía que por fin me iba a quedar dormido podía escuchar los gritos de ella, sin poder soportar un segundo más el agobiante sonido, de una patada retire las sabanas y suspirando me puse de pie, poniéndome mis sandalias.
Dirigiéndome hacia la puerta, tropezándome en el camino con varias cosas y simplemente pateándolas hacia los lados por fin pude llegar a la puerta, bajando las escaleras con facilidad, conociendo la manera de bajar, porque todas las noches sucedía lo mismo.
Quite el seguro de la puerta, saliendo a la oscura noche sintiendo como el viento fresco acariciaba mi rostro.
Seguí el mismo camino de todas las noches, después de unos cuantos minutos llegue al parque, encontrándome con el juego de columpios donde me sentaba a aclarar mi mente. Dando un vistazo alrededor viendo que no se encontraba nadie cerca de mí. Decidí sentarme en uno de los columpios meciéndome lentamente, dirigiendo mí vista hacia el cielo, contemplando como las estrellas parecían brillar más esa noche y como ese brillo me hizo pensar más en ella.
Escuche pasos que se acercaban hacia mí, desvié mi mirada del cielo hacia los lados, tratando de encontrar de dónde provenía el sonido, encontrándome con…
- ¿Michael?-.
- Buenos días-. Se sentó en el columpio junto al mío, mirando hacia el cielo. – Sabias que cuando las almas bondadosas mueren se convierten en estrellas-. Me miro. - Y así desde el cielo cuidan a sus seres queridos-.
Me dejo de mirar, dirigiendo su mirada al suelo, pude escuchar que susurraba. – Ojala yo pudiera ser una estrella-.
-¿A que te refieres con eso?-.
-No es nada importante-.
Haciendo caso omiso de su comentario una duda vino a mi mente.
-Que haces aquí a las…- Saque mi teléfono para ver qué hora era. -1:57 am
-No podía dormir, y tu ¿Qué estás haciendo aquí?-.
Sin prestarle atención a su pregunta, otra pregunta surgió en mi mente.
-¡¿Vives aquí?!-.
-No. Claro que no, cruce toda la ciudad porque este es mi parque favorito, claro que si idiota, creí que los asiáticos eran listos.
Sintiéndome intimidado por su cambio repentino de expresarse solo me dispuse a decir –Es que jamás te había visto por aquí, por eso preguntaba.
-Es que no salgo mucho-. Esta vez bajando el tono de su voz no sonando muy seguro de su respuesta.
Sin creerle del todo decidí dejar de hacerle preguntas ya que el parecía que no estaba dispuesto a decirme nada más.
Perdiendo su interés en el suelo y una pequeña sonrisa se formó en su rostro. –No me contestaste mi pregunta, ¿tu porque estás aquí?-.
-Yo tampoco podía dormir, así que vengo aquí a relajarme e intentar olvidarme de las cosas-.
-¿De qué cosas?-.
Respondiéndole de la misma manera que él lo había hecho unos momentos antes, mirándolo y esbozando una sonrisa burlona – No es nada importante-.
Soltó una carcajada -Touché-.
Cuando las risas se disminuyeron caímos en un silencio cómodo, donde yo solo me resumía a mirar las estrellas y Michael a mecerse en silencio.
Mientras mirando el resplandor de las constelaciones, no podía dejar de pensar en lo que Michael había dicho y preguntándome si ella estaba allá arriba, extrañándome tanto como yo la extrañaba a ella.
Sintiéndome un poco más relajado, me levante y Michael detuvo el columpio – ¿A dónde vas?-.
Soltando un bostezo –Creo que ya me siento mejor, es mejor que me vaya a dormir-.
-Oh muy bien, que tengas dulces sueños.
-Tú también deberías irte a dormir-.
-Yo me voy a quedar un rato más, descansa, buenas noches.
-Buenas noches-. Con eso último dicho me dirigí de nuevo a mi casa con las manos en mis bolsillos mientras sentía como la temperatura disminuía un poco más.
Camine las pocas calles de camino del parque a mi casa sintiéndome más tranquilo y cómodo con el silencio.
Al llegar a mi casa no tenía la energía suficiente para subir las escaleras así que opte por dormir en el sofá por esta noche. Recostándome con los brazos cruzados, cerré los ojos, sorprendiéndome con la facilidad con la que me estaba quedando dormido, esta vez sin escuchar los gritos. Finalmente deje que Morfeo me llevara en sus brazos.
*********
Sintiendo como una luz me calaba en los ojos, me gire hacia el otro lado tratando de evadirla para poder seguir durmiendo, pero esto resulto peor ya que pude sentir como caía y con eso un fuerte dolor en la cara.
–Mierda-.
Abriendo completamente los ojos me encontré con el piso de la sala, recordando los eventos de la noche anterior y dándome cuenta de que hace mucho que no dormía tan bien y que en esta ocasión no fueron los gritos lo que me despertaron si no la luz del sol que se colaba por la ventana de la sala.
Girándome para quedar acostado mirando hacia el techo, pensando en que era lo que había hecho la diferencia entre todas esas veces que he intentado hablar sobre las pesadillas que me agobiaban por las noches., me di cuenta de que no era algo si no alguien el que había hecho de que esta vez todo fuera diferente.
-Michael.
Nota: Para aclarar, el cambio de tiempos se marcara como "********", asi que no se confundan con como cambian las "escenas", si se adelantan mas dias se marcara para evitar confusiones.
Tambien les queremos agradecer el apoyo y la buena respuesta hacia esta historia, sus comentarios positivos tanto como negativos nos ayudaran a crecer como historia y como escritoras, si los capitulos las confunden o les parecen muy cortos, comentenlo, queremos saber su opinion.
Y queremos que sepan que hacemos todo lo posible por escribir y para mantener esta historia, sigan leyendo, no se arrepentiran. Lo prometo.
We love ya all beautiful people <3

ESTÁS LEYENDO
Memories never die
FanfictionCalum Hood es estudiante de la Preparatoria de Trinity en Santa Rosa, California. Después de la muerte de su madre hace cuatro años, el pensó que por primera vez en mucho tiempo todo estaba volviendo a la normalidad, jamas pensó que una persona lo...