5 de Octubre.

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En un día, en una sola fecha pueden ocurrir muchas cosas. Una nueva vida nace, alguien cumple su meta, alguien da su primer beso, a un señor le despiden del trabajo. Lo que significa que todos tenemos una fecha especial, una fecha que no olvidarás, sea por algo malo o algo bueno.

Yo tengo una fecha, una inolvidable.

Cariño, en ese día, en esa fecha, conocí lo que sería mi nueva perdición.
Tú con tu forma tan directa de decir las cosas, llamaste mi atención.

Recuerdo nuestras conversaciones... eran elocuentes, interesantes y profundas. Sin darnos cuenta
lo hacíamos a diario. Nos dimos cuenta que nos parecíamos... no nos gustan las reglas, amamos la pizza, nos embriagamos con el blues, a los dos nos rompieron y convertíamos eso en literatura.

Solo los que tenemos una fecha memorable sabemos que tan vívida llega a ser un año después. Recuerdo muchas cosas como si hubiesen ocurrido ayer.

¿Cómo le llamas a ese instante en el que sientes claramente como dos manos se acercan lentamente para tocarse? Dura microsegundos, lo sé, pero es eterno a la vez... ¿Acaso ese momento tiene un nombre que lo defina? Porque no olvido la sensación de tu mano en la mía por primera vez, tampoco de la última. Me gustaría tener grabada en mi mente la palabra que definió esa sensación tan quimérica.
Recuerdo también cuando te dije que te quería por primera vez.
Y qué decir de la primera vez que nos besamos, aquello pareció tan irreal e inefable, pero sí que fué, sí que ocurrió.

Ese día, en esa fecha fue el inicio del caos más bonito que he tenido.
No olvido tus tonterías, ni tus fotos, o tu risa. Tampoco tus canciones o el sonido de tu batería.
Queríamos escapar a ese lugar utópico ¿Recuerdas? Donde nuestros rostros le fueran indiferentes al resto. Aunque bueno, aquello último no era lo más loco que queríamos hacer...

Me acuerdo con cariño de las veces que intentamos descifrar sueños nuestros sin sentido. De las ocasiones que debatíamos sobre temas cuestionables y acabábamos charlando sobre trivialidades y cosas infantiles.

En ocasiones, me gusta sacar el pequeño regalo que me diste. No sé si lo hago para sentir que te tengo cerca o para recordar que en algún momento hubo un "nosotros".

Contigo me di cuenta que se puede estar cerca del infierno y del cielo a la vez y sin tener que tocarle.

En términos realistas, aunque no fue esa fecha en la que te vi por primera vez, si fue en la que te conocí.
Cortázar tenía razón: "Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio [...] Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto".

Yo en esa fecha, hace un año, no te elegí. Llegaste como la lluvia que te cala cuando menos te lo esperas, porque ese día, en esa fecha, no tenía idea de que te querría como lo hago ahora, solo sucedió.

Claro, como todo, esto tuvo un fin. Aunque para ser sincera me gusta imaginar que estás de acuerdo en colocarle puntos suspensivos a este escrito, a esta historia, en vez de ponerle un punto final.

¿Quién lo diría? Hace un año no eras nadie y al día de hoy me torturo con la idea de no saber si te perdí, porque no estoy segura si en algún momento te tuve...

Unos cuantos escritos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora