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Los días iban pasando y con ellos, el Verano. Y sin que Freddy se diera cuenta, ya tenía que volver a clases.

Con la mudanza dichas vacaciones se le habían pasado volando, cosa que le amargaba, pero sólo un poco, éste estaba más nervioso que amargado ya que iría a una nueva escuela y eso no es que le alegrase.

Esa mañana no tenía que despertarse tan temprano, entraba a las 12 a.m. Le dio tiempo a ducharse, alistarse, desayunar y preparar su almuerzo; pero ya no le quedaba mucho tiempo. Lo malo es que tenía que ir solo y no sabía por dónde se iba, claro que llevaba el GPS puesto en el móvil, pero aun así no se fiaba.

Luego de despedirse de su madre y darle un beso en la mejilla (se lo había pedido a la fuerza), caminó por el pasillo de la entrada de su piso, quedándose parado mirando el ascensor, que estaba con una cinta de policía donde ponía "no pasar" ¿por qué se habrá estropeado? Nadie lo sabría y menos los chicos que se quedaron encerrados en él por horas. Pero lo pasado, pasado está.
Lo malo es que tendría que bajar por las escaleras y estando en un tercero como que pocas no eran.

Cuando iba a bajar escuchó el ruido de una puerta abrirse y asomó su cabeza para ver de qué se trataba. Se sorprendió al ver al azabache cerrando la puerta y dándose cuenta de la presencia del menor. Fred tenía ojeras mal tapadas, su pelo estaba alborotado, su ropa estaba algo desarreglada y tenía un trozo de pan en la boca. Éste al no poder hablar movió su mano en forma de saludo.

Freddy imitó el gesto y siguió analizándolo con la mirada, se preguntaba el por qué estaba así. En lo que más se fijó fueron en los ojos del contrario, no brillaban tanto pero emitían furia, ¿cómo puede ser eso?. Quitando eso, pensó que Fred podía ayudarle a ubicarse, al menos un poco, aunque aparente que el azabache no podía ni ubicarse a él mismo.

- ¿Fred? - Dijo dudoso, mirándolo a los ojos.

- ¿mh? - Éste hizo lo mismo, parando de comer.

- ¿Sabes dónde está la escuela FHS? Hoy es mi primer día allí y no sé dónde está. -

- ¿Me ves cara de GPS? Tienes suerte, yo también voy allí. -

- Yo no llamaría a eso suerte. - Musitó.

- Pues espero que tengas suerte encontrando la escuela por ti solo. -

Fred se abrió paso pegándole un codazo a modo de broma y bajó escaleras rápidamente, por otro lado Freddy reaccionó y le siguió, negando varias veces y diciendo que lo sentía.

Bajando escaleras, a Freddy se le ocurrió preguntar.

- ¿Por qué vas con esas pintas? Pareces un rombie. -

Fred al recibir aquella pregunta intentó peinarse mejor el cabello y se colocó la ropa adecuadamente.

- No soy un zombie. -

- Lo pareces, ¿quieres que te ayude? - Dijo Freddy alzando a la mano para peinar le mejor, pero esa acción fue interrumpida por un brusco palmetazo provenido de Fred.

El de ojos azules apartó la mano y le miró con asombro, no le había hecho daño pero no se esperaba tal respuesta y eso le asombró bastante.

— Perdón, pero no quiero ayuda. — Contestó secamente. Aunque a decir verdad, Fred también estaba sorprendido por lo que hizo, no era algo común en él y eso le aterró.

Freddy solo se limitó a asentir mirando los escalones, no se atrevía a mirar a su acompañante, pero no entendía el por qué.
Había entendido el hecho de que Fred estaba amargado y demás, pero su acción le hizo tener un nudo en la garganta y esto tampoco lo entendía.

Salieron del edificio sin hacer ningún comentario, Fred estaba cansado y Freddy, como dije antes, no sé atrevía a hablar al contrario.

Caminaron un buen rato hasta llegar a la escuela gracias a las indicaciones de Fred. Pero antes de que Freddy entrará, el anterior nombrado le agarró de la muñeca y el de cabellos castaños paró su caminar mirando al azabache.

— Oye, perdón por lo de antes. Reaccioné mal, no debería haber hecho eso ¿te lastimé? ¿Estás bien? — Luego de hablar le soltó la muñeca y desvío la mirada.

— Si, estoy bien, no fue nada. No tienes que pedir perdón, sé que no somos tan cercanos y que a mucha gente no le gusta que le toquen. Bueno, me tengo que ir, según la lista voy en la clase B y al parecer tu estás en el A ¿no? — Y el nudo de su garganta desapareció.

— Sí. —

— Pensaba que eras mayor que yo. — Ésta vez le sonrió amablemente.

— Lo parece por la altura, pero supongo que sólo nos llevaremos meses. —

— Ah- — De pronto sonó la campana, cortando la charla que tenían los chicos.

— Me voy, ¿nos vemos a la salida para que te guíe al edificio? —

— Si, sería genial. Hasta luego. —

Y los dos se fueron para sus respectivas clases.

Al parecer el mal humor y la acción de pegar viene de familia, ¿no?

➤_ Mi Vecino ||FrededdyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora