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A nadie le interesa lo que pase en la escuela, saltémonos esa parte, ¿quieren? En fin.

Luego de las clases, Freddy se hallaba buscando alguna caballera azabache entre la muchedumbre, pero al haber tanta gente no le encontraba y el ser bajito no le ayudaba mucho que digamos.

Cansado de ponerse de puntillas una idea se le vino a la cabeza; él podría ir solo en verdad, había observado por qué lugares habían pasado y le sonaban algunas cosas como pasar en frente de un bar, luego por un parque algo grande y suponía que si caminaba y miraba a su alrededor encontraría más cosas que le sonasen. Y sin más demora, se puso a caminar.

Lo malo es que no le había dicho nada a Fred, pero seguramente a éste le valdrá tres cuartos de mierda el castaño y se irá bien tranquilo, es más, puede que el azabache se hubiese ido sin Freddy y él le hubiera estado buscando en vano.

En fin, prosigamos.

Por otro lado, en la entrada de la escuela ya no había gente a penas, solo tres que estaban en la esquina, maestros que salían y alguna que otra persona que pasaba por ahí. En ese momento un chico de ojos rubíes salió de esa cárcel, digo, instituto.

Exacto, le habían castigado con salir unos 10 minutos después, genial ¿verdad? En esos 10 minutos Fred ya le había echado a la maestra 50 maldiciones como mínimo.

Fred buscó con la mirada a Freddy, dedujo que se fue sin él, pero eso hubiera sido más obvio si el castaño se supiera el camino. "¿lo secuestraron?" pensó y miró a su alrededor buscando alguna furgoneta blanca, nada.

— ¿En serio se ha ido sin mí? — Maldijo para sus adentros, hoy era su día de maldecir a la gente y mira que quedaba todavía para Halloween.

De pronto una idea pasó por su cabeza, iba a llamar a Freddy para decirle dónde estaba e ir con él, aunque dudaba en que éste se supiera algún nombre de la calle.

Ah, y se preguntarán ¿cómo le llamará si no tiene su número? Pues buena pregunta, la madre de Freddy le pasó el número del anterior nombrado el día de la cena porque decía que si le pasaba algo a su bebé o se perdía, algo común en él, que tuviera su número, por si acaso. Ah y también le pidió el número a Fred y ésta le dio el suyo, ese día hubo un intercambio de números bastante lioso por parte de Fred, cuando llegó a su casa no se acordaba ni de quién era el proveniente de cada uno, así que los agendó como pudo.

Cogió su teléfono y lo encendió, iba a marcar el número si no fuera porque alguien ya lo estaba llamando.

¿Freddy? Qué casualidad, esperen. ¿Cómo es que el castaño le estaba llamando si no tenía su número? Bueno, de seguro la madre se lo dio.

— ¿Freddy? Dios mamón, ¿dónde mierda estás? ¿Cómo has podido irte sin mí? – Su tono era como el de un padre riñendo a un niño.

— ¿Fred? ¿Cómo que mi hijo se ha ido sin ti? — Ay, mierda.

Y sin agregar nada, colgó.

Era la madre de Freddy, genial ¿verdad? Seguramente el de ojos azules no saldría vivo de esta. Si es que seguía vivo.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2019 ⏰

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