Cap.14

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Pudo haberse ido.
Pudo haber llamado a alguien.
Pero tenía que verlo, necesitaba verlo, quería ponerle rostro de una vez por todas a lo que le estaba
sucediendo. Más que contra un hombre, quería pelear contra su propio miedo.

Entró al dormitorio y observó el pequeño país hecho de pétalos y velas en el que se había convertido.

«¡Sorpresa, mi amor!», gritó un hombre al que él jamás había visto.

Su rostro, excesivamente animado denotaba su nerviosismo, y sus palabras patinaron por
toda la habitación.

—¡Feliz aniversario! Pensé…, pensé que esto te gustaría. Lo hice yo mismo…,
es como…, como un…, como un…, —el hombre apretó los ojos fuertemente
mientras buscaba la palabra que buscaba—…un homenaje a nuestra relación.
¿Te gustaron las velas? ¡Debes ver la cama! Soy un romántico…, por favor,
dime que soy un romántico… ¡Las paredes! ¡Tienes que verlas! ¡Somos
nosotros! ¡Te amo! ¿Prepararás nuestra cena? Espera… no importa, yo puedo hacerlo… ¡Te amo! Yo…

ode to loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora