Una luz ilumina todo alrededor, pero no hay nada, estoy justo en medio de no sé dónde, escucho voces profundas, voces melancólicas, dice... "Te amo" "siempre estaré a tu lado" "¡No me dejes!"
Mis ojos empiezan a humedecerse, esas palabras las dije yo en un pasado no tan lejano, entonces, como si estuvieran una pantalla de cine, empiezan a aparecer colores, pequeñas visiones de los momentos felices que tuve, y de inmediato, así como aparecen, una penumbra las cubre, se a oscurecido todo a mi alrededor, solo una pequeña luz me ilumina, empiezo a caminar sin rumbo, escucho a lo lejos una tos.
- ¿Hay alguien?
Nadie responde, sigo caminando, ahora con mayor velocidad, llevo puestos unos tacones bajos, el sonido de ellos al caminar hace eco en la habitación infinita... a lo lejos se ve una pequeña luz, corro hasta ella, pero a medida que avanzo se va haciendo mayor el rango de la luz. Me vuelve a inundar, pero ahora la visión que se empieza a hacer más y más grande, es el encuentro del hombre, una luz cálida inunda la habitación, mi vista se centra en las pupilas de él. Es tan hipnótico que no puedo apartar la vista de ellas.
De repente todo se rompe a pedazos y de un súbito despierto.
Ha sido solo un sueño, me digo, un sueño muy triste, un sueño que quisiera no volver a ver jamás, ya no quiero ninguna ilusión, sola estoy mejor.
***
Ya ha pasado una semana desde que Carol me visitó, esta semana ha estado muy pesada, mi trabajo me demanda mucho tiempo, y lo agradezco. No tengo tiempo de pensar en mis emociones.
Trabajo en una empresa de empleos, he atendido aproximadamente como 20 personas por hora, sin mencionar que aunque las horas de laborar solo deben ser 6, todos los trabajadores hemos estado trabajando 10 horas, una fábrica de elaboración de velas se ha ido a la quiebra y han despedido a más de 500 personas que de inmediato han venido a buscar trabajo, lástima que serían limitados aquellos que puedan obtener un trabajo bueno, este pueblo no es tan grande, así que no hay muchos empleos disponibles. Sin mencionar que la mayoría de estas personas no tienen un grado alto de educación.
Pero es momento de regresar a mi casa, voy subiendo las escaleras, voy en el séptimo piso, las escaleras están forrada por una alfombra color marrón, aunque no somos muchos en el edificio presenta varias manchas, algunas se ven más grotescas que otras, quizá ya han pasado varios años desde que lavaron la alfombra o la cambiaron, llego al último piso y escucho una melodía de saxofón, un poco triste, una sensación de vacío entra en mi pecho, pero desaparece de inmediato cuando veo a un hombre salir del cuarto que esta al fondo del pasillo, si no me equivoco hasta hace apenas ayer ese cuarto se encontraba desocupado, "tengo nuevo vecino" pienso, pero al momento de topármelo de frente me doy cuenta que es el mismo hombre de hace una semana, al sentir ese calor emanar de mis entrañas bajo la mirada y camino apresurada a la puerta de mi departamento. Al parecer el también salió huyendo, cuando volteo antes de entrar él se desvanece en las escaleras.
Entro a mi habitación, el olor a humedad se extiende por todo el dormitorio, el vivir sola te hace bien, pero a veces deseas que alguien te reciba con un abrazo y con un "¿Cómo te fue el día de hoy"? Pero no hay nadie.
"Quizá adopte un gato" digo en voz alta, pero recuerdo que en el edificio no está permitido el acceso a mascotas.
Voy por un pijama al armario y me meto al baño, el agua está un poco caliente, pero es perfecta para mí, el cuerpo está a una temperatura algo baja para estar viva, y el calor del agua me hace recordar que afirmativamente sigo con vida. El pequeño cuarto se llena de vapor y empeña el espejo que está arriba del lavamanos, le paso la mano para poderme ver, mi piel es clara, muy clara, estoy un poco pálida, y tengo ojeras, parece como si me hubiese puesto sombras debajo de los parpados. Mi nariz chata no encaja con mi rostro, las cejas gruesas y las pestañas largas y chinas, son lo que más amo de mi cuerpo. El cabello me llega un solo un poco debajo de los hombros, se ve revuelto así que paso el peine con cerdas gruesas, algo bueno del cabello es que casi no se enreda. Hago un chongo salgo del baño.
Voy a la cocina a prepararme un pan tostado con mermelada, y un café, en eso alguien toca a la puerta, sin premura me encamino, pero cuando me asomo por la mirilla de la puerta no hay silueta alguna, abro la puerta y miro a las dos direcciones del pasillo y no hay nadie, al mirar al suelo, veo un papel doblado, lo levanto y vuelvo a dar un vistazo al pasillo, pero nada, cierro la puerta y abro la nota.
"Hola, soy el nuevo vecino, lamento lo de la semana pasada y lo de hace un momento, pero al mirarte no me ha salido palabra, al saber que eres una de mis nuevas vecinas eh decidido hacer esta pequeña nota, mi nombre es Arturo. Espero algún día podamos tener alguna conversación"
Por alguna extraña razón me entran las ganas de responder, con casi corriendo al librero y tomo una pequeña libreta y un bolígrafo, camino al comedor mientras pienso que responder.
"¡Hola!" ... mmm no, creo que los signos de admiración me harán parecer muy lanzada.
Arranco la hoja y la lanzo al cesto de basura.
"Hola, mucho gusto Arturo, también lamento nuestros encuentros pasados, de igual manera me he quedado en blanco, me alegra saber que eres mi nuevo vecino. Mi nombre es Amelia. Espero que en algún momento podamos conversar"
Lo releo infinidad de veces, y al final lo acepto, voy a la puerta y por la mirilla veo que no haya nadie cerca, abro la puerta con cuidado y a paso lento camino a la puerta de Arturo, pongo la nota en el suelo y doy dos pequeños golpes a la puerta y con pasos apresurados entro y cierro la puerta con cuidado, pongo la oreja pegada, logro escuchar que abren la puerta y me imagino que ha hecho el mismo ejercicio que yo al ver la nota, al final escucho que cierran la puerta.
Miro mis manos, están temblorosas, y hay un pequeño nudo en mi estómago... no me quiero emocionar de nuevo. Espero unos minutos, por si pone la contestación, a ver si así lo pillo, pero no, ya no vuelve, ni en el resto de la tarde noche, al final desisto y me voy a la cama.
Dejo las cortinas abiertas y dejo que la oscuridad de la noche inunde la habitación, a pesar de que hay algunas nubes en el cielo, hay pequeños fragmentos que se pueden ver las estrellas, el ruido del tráfico a lo lejos de cierta forma me relaja, aunque es un poblado pequeño, cerca se encuentra una de las carreteras principales, y siempre se escucha muy concurrida a estas horas. Los tráileros aprovechan para salir a sus destinos.
Enfoco mi mirada al cielo y pido a dios que me de fuerza para seguir adelante, cierro los ojos y por fin puedo descansar.
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Cartas
أدب المراهقينCartas escritas de una chica a un chico, sus sentimientos, sus pensamientos y todos los secretos que alguna vez no le pudo haber guardado.