" Light "

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Las puertas sonaron dejando pasar a Wooseok y Caqui hacia el exterior.
Las manos de Caqui estaban temblando, no sabía cuánto más esperar o cómo iniciar realmente.
Pero, ¿quién realmente sabe como iniciar algo que podría hacerte terminar algo?, sin embargo
— debo ser muy frustrante —. Dijo Wooseok mirando de reojo a Caqui quien hasta hace poco le había estado contando algo hasta quedarse algo callada.
La mirada de la chica se colocó sobre el castaño, su expresión daba clara confusión sobre el comentario.
— ¿a qué te refieres?
— a que me gustas y nunca hago nada o digo nada — Wooseok se adelantó a cortar las palabras de la muchacha, porque sabía que si ella continuaba hablando no sería capaz de sacarse todo ese peso que había cargado durante los últimos dos años, arrepentido de todas aquellas veces en las que sabía que con certeza tenía la posibilidad de actuar pero no lo hizo porque no se decidía jamás al que hacer, el como, él cuando. — supongo que debes pensar que estoy jugando y lo sé porque nunca termino de hacer las cosas, sé que quedan a medias sin importar que haga —. Dijo girándose en dirección a la rubia Caqui, que ahora se veía mucho más pequeña bajo la luz de un farol, sus manos querían meterla en e bolsillo de la camisa y jamas sacarla de ahí, tratar de evitar que cualquier cosa mala la atacara.
Y es que, en los ojos de Wooseok no podía haber otra persona, desde que de un minuto a otro Caqui decidió que serían amigos y comenzó a salvarlo de llegar tarde, a contarle cosas y con toda la confianza del mundo, incluso a cuidar de él.
La única persona que siempre se quedaba hasta el final, incluso si habían miles de razones para evitar que fuese así era ella, Caqui siempre estuvo ahí, nunca dudó en apoyarlo sin importar que tan mal pudiera estar.
Su bondad, su detalle, su apañe, su inteligencia, su suavidad, su dedicación, su certeza, su confianza, su responsabilidad, incluso la lentitud con la que tomaba las bromas se le hacía cada vez más tierno.
Hasta tal punto en que ya no podía estar sin verla, la idea de que faltara a clases o de un momento a otro desapareciera de su vista era extraño.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba insatisfecho con la relación, porque Caqui no era su amiga, Caqui era la persona que de a poco había colmado su corazón, haciéndolo suyo y dejando que creciera.
La rubia ahora con sorpresa y unas pequeñas lágrimas en los ojos de frustración lo observaba, estaba sonriendo aunque estaba ella insatisfecha con ella misma.
—. Si lo hubiera sabido antes, iba a decírtelo, quería decírtelo pero me asusté y me quedé totalmente en blanco, porque no sabía y no quería intentar para saber qué no sería y no quería quedar en un limbo... — Wooseok se acercó sólo unos pasos a la rubia, la miró unos instantes hablando, se agachó para quedar a su altura y sin más preámbulos presionó sus labios sobre los cerezos ajenos, como en aquel minuto se dio cuenta, debió haber echo hace muchísimo rato.
La sorpresa se veía en los ojos de Caqui, quien unos segundos más tarde dejó que sus ojos se cerraran y se concentraran en el momento, dejó de pensar y comenzó a sentir, el movimiento de los labios de él, de aquel humano que le había quitado el sueño y que la había echo explotar en miles de sentimientos todas estas veces, estaba de pie, frente a ella, con ella besándola, porque el quería.
— ya no quiero dejar las cosas a medias Caqui —. Murmuró el castaño separándose sólo unos centímetros del rostro, observaba aquellos ojos cafés que eran como el café, adictivos, simplemente eran la cosa más dulce en conjunto con aquel rostro angelical que poseía la rubia.
— empecemos a ser novios oficialmente —. Dijo determinadamente, esta vez no hubo temblor en su voz ni una mueca de desconfianza en sus propios actos, la pequeña sonrisa que se escapaba de sus labios mientras envolvía a Caqui con cuidado en sus brazos.
Mucho más cerca que todas las otras veces, más firme, más fuerte, con más cariño.
— me parece, ya iba a confirmarte que eres frustrante —. Soltó con toda la suavidad, aún sumergida en la sensación etérea de sueño que tenía el momento, Wooseok soltó una pequeña risa también.
Se detuvo en los cerezos ajenos, acababa de darse cuenta que la había besado, pero al estar en sus pensamientos y emociones no lo había sentido totalmente real, sus manos bajaron entrelazándose con las ajenas, quería sentirlo real ahora que sabía que era real.
Bajo la luz del farol.
— ¿puedo besarte? —. Preguntó como si tuviera que hacerlo, seguía asombrado. — realmente, ¿puedo besarte? —. La idea seguía siendo de ensueño para el muchacho, la mirada de Caqui dejaba salir destellos cuando escuchó las palabras de quien ahora no era su amigo, sino que su novio.
— eres frustrante Wooseok, estamos aquí y aún así dudas —. Sonrió de manera divertida, amplia, mostrando a través de sus dientes toda aquella moción de felicidad que corría por cada parte de su cuerpo ante su novio.
Ante su estrella.
Su luz.
— entonces —. Se acercó a Wooseok y tomó con suavidad el rostro entre sus manos, y se acercó a besarlo. — podemos hacer esto, realmente podemos.
Desde aquella noche, era más que real para ambos que bajo la luz de un farol, en medio de la calle, habían encontrado la luz las maravillosas para el otro.
Aquella que los dejaba sentir completos.
Eran la luz del otro.
Aquella, que aunque se quedó a medias un largo tiempo no se apagó.

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